domingo, 6 de junio de 2010

La segunda muerte de Sócrates (parte II)

Sergio Peralta
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Digo gracias a Dios por el gasto gubernamental. Si el gobierno está haciendo cosas malas, es solo el gasto lo que previene que el daño sea más grande.
Milton Friedman

Leyendas urbanas – El dólar –
En 1907 el Presidente de turno en EE.UU., Teodoro Roosevelt, decidió pedir prestado a J.P. Morgan, banquero poderoso, el oro necesario para salvar al país de la hecatombe. Morgan, hombre de pocos escrúpulos comerciales, había incrementado su fortuna con negocios como la compra de fusiles viejos usados durante la Guerra Civil a 3,50 dólares, y vendidos luego de reacondicionarlos a 22 dólares al mismo ejército. Cuando esta maniobra se supo, el escándalo fue cubierto con un manto de contradicciones y no pasó nada. Morgan - siendo joven - evitó del servicio militar mediante el pago de 300 dólares. Fundó la empresa General Electric, la Federal Steel Company, entre otras.

Mediante presiones de Morgan, un pool de bancos, finalmente, decidió prestar al gobierno norteamericano 40 millones de dólares para salir del problema. La reunión que había mantenido el banquero con sus socios ocasionales el 2 de noviembre de 1907 rindió sus frutos; debieron pasar seis años hasta que el nuevo presidente Woodrow Wilson, en 1913, creara la Reserva Federal de los Estados Unidos. La leyenda cuenta que Wilson, a cambio de fondos para su campaña, prometió – de ser presidente – la creación de un sistema de reserva, que aparentaba ser gubernamental pero que indudablemente le daba al sindicato de banqueros el poder del dinero.

En 1910 se produjo una reunión secreta en la residencia de Morgan a la que asistieron Henry Davison (socio de J.P. Morgan), Frank Vendelip (presidente del Banco Nacional de Nueva York asociado con los Rockefeller), Charles D. Norton (presidente del Primer Banco Nacional de Nueva York dominado por Morgan), Benjamin Strong (en representación de J.P. Morgan) y el primer artífice del Acta, Paul Warburg (en representación de Kuhn, Loeb y Co.). En esta reunión se dejó plasmada el acta fundacional para lo que sería la Reserva Federal. De todas manera se tuvo que esperar hasta el 22 de diciembre de 1913 para que – el ya presidente – Wilson cumpliera con su promesa.
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La creación de la Reserva le otorgó a un grupo de bancos privados la potestad de emitir la moneda oficial de Estados Unidos. El dólar. No es casual que bancas europeas miraran atentamente a esa nación que empezaba a despuntar en el mundo como una potencia. La banca Rotschild ya había enviado a un delegado en 1900 a cooperar con algunos bancos norteamericanos y comenzar un lobby que debería terminar con la creación de un organismo especial de crédito. Este hombre, el enviado, Paul Warburg fue el primer presidente de la Reserva.

La familia Rotschild ya tenía fama de operar de manera descarnada para incrementar sus riquezas, sobre esto aparece nuevamente la leyenda. Dice el mito popular que durante las guerras napoleónicas y en momentos en que se decidía la suerte de Europa en la batalla de Waterloo, Natahn Rotschild, hijo del fundador de la dinastía, mandó a sus agentes en la bolsa de Inglaterra a que vendieran todas las acciones inglesas que él poseía. Los otros corredores de bolsa hicieron honor a su nombre y corrieron como locos a deshacerse de las acciones, pensando que el ganador de la batalla era Napoleón. Todos sabían de la excelente información que manejaba Rotschild. El precio de las acciones cayó por el suelo y en ese momento el banquero ordenó nuevamente a sus operadores a cambiar la estrategia y comprar lo antes vendido, más las acciones que habían vendido los otros corredores y que ahora prácticamente no valían nada. Una vez que se supo el resultado de la batalla de Waterloo, Napoleón pasó a ser el hombre más pobre de Europa y gracias a él, la familia Rotschild la más rica.

Estos son algunos ejemplos de banqueros poderosos que participaron activamente en la creación de la Reserva Federal, un organismo privado que hasta el día de hoy sigue emitiendo la “moneda más importante del mundo”, el dólar.

Para que una moneda sea poderosa debe cumplir algunos requisitos básicos: ser una reserva de valor, ser aceptada como medio de intercambio por la población y además, estar respaldada por valores concretos, como es el caso del oro.

Por su respaldo en oro, el color del dólar debería ser amarillo, en cambio es verde; ojalá que el color no sea dado por la clorofila de la cicuta, la misma que mató a Sócrates hace casi 25 siglos.

El respaldo del dólar en oro se cerró el 15 de agosto de 1971, pero eso es otra leyenda.


*Los Barriales

La Quinta Pata, 06 – 06 – 10

La Quinta Pata

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