Ramón Ábalo
En lo institucional y político a Mendoza no le faltan quehaceres para los sobresaltos. A Jaque, el gobernador se le vino encima la cuestión de las promociones industriales, un "regalito" de Cristina para uno de sus mejores seguidores, como si fuera una especie de ponerle freno a sus efusividades. Al menos eso es lo que la "contra" de todos los colores en la provincia le lanzan para, es la señal, equilibrar algunos puntos de ganancia que venía obteniendo el primer mandatario, como la embestida contra los usufructuarios de OSM, la inauguración de escuelas, la buena cosecha de la uva y otras variedades de la agricultura menduca, los mejores vinos del mundo, la aprobación de la designación de Joaquín De Rosas como Fiscal de Estado, cierta paz social, con los gremios estatales en armisticio; los actos locales del Bicentenario, a tono con lo que fue en la Metrópoli. Con lo de las promociones industriales a su alrededor - San Luis, San Juan, Catamarca, La Rioja - se le vino la estantería abajo.
Casi en consonancia con la "contra", el gobernador salió a vituperar la decisión presidencial y mandó la cuestión a la Justicia, una jugada que le puede salir por la culata en su relación con la Casa Rosada. Es posible que lo haga por "distracción", porque está claro que el tema se viene discutiendo unos, y relamiéndose de gusto otros, desde la época de Perón, cuando se quería subsanar la crónica pobreza de algunas provincias, de algunas regiones. Entonces se decía, por ejemplo, que las provincias del norte "eran pobres", hasta que alguien con mayor saber dijo que "no eran provincias pobres sino empobrecidas". Se recordaba que Santiago del Estero, por ejemplo, era más importante que Santa Fe, económicamente, por ser un nexo principal entre el Alto Perú, el norte argentino y el puerto de Buenos Aires, pero la explotación a exterminio de los extensos bosques por los ingleses, la dejó en la miseria. Por otro lado, el desarrollo de la agroindustria - la caña de azúcar - en Tucumán y Jujuy; los bosques y "El Impenetrable" de la región chaqueña y cuanto más. Por la vileza ideológica y antinacional de la oligarquía y la docilidad de los gobernantes, esos territorios se convirtieron en tierra arrasada con habitantes deambulando con sus miserias.
La "contra" se sirvió, como si fuera un manjar, el malestar oficial, sus reacciones y sus posibles derivados. Se apunta a que se derogue la norma presidencial (que no es nada más que una prórroga) o se exija que Mendoza entre en la bolada de las promociones. Ambas son inconsistentes y truchadas para colocar al gobierno nacional en otra porfía política con visión apocalíptica. Como se afirma desde APYME, este tipo de promociones no sirven para nada, sino para la especulación de los grandes y concentrados de la economía, y Mendoza, en este juego de supuestos intereses populares, no pierde ni gana. De lo que se debería tratar, dice APYME, es de una política industrializadora realmente nacional y regional, planificada y con prioridades de acuerdo a las características orográficas, territoriales, de cada región. Nada que ver con lo que promueve - según se viene comprobando desde su inicio - que es solamente para grandes negociados en detrimento de los mismos sectores productivos y laborales del lugar que se supone se beneficia.
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