domingo, 13 de junio de 2010

Masas

Cuán diferente se presentó el panorama, sobretodo en Latinoamérica, respecto de todas esas miradas que fatalizaron no hace más de dos décadas el fin de la historia. Qué lejos, cuántos kilómetros de cuerpos poblando las calles alejados de los augurios realizados por Fukuyama en Washington a principios de los noventas. A qué distancia del ALCA, hoy, podemos decir que estamos.

Millones vienen a afirmar su autoridad de sujeto fuerte, visceral, histórico, frente a todas las teorías y modas poshistóricas. Millones irguieron, frente a la “comunicación”, frente al “periodismo independiente”, su presencia corpórea, su alegría, su compromiso con la historia. El y los pueblo/s hicieron presente su condición material (y espiritual) frente a la imagen virtual con la que suele identificárselos en la página 2 de los multimedios. Qué lejos se hallaban esas multitudes de gentes del ideario gesticulado por los editoriales de Clarín.

“El gran diario argentino” no podía dar cuenta de la imagen. Se limitaba, esta vez sí, a la mera crónica de su fracaso. Pues el verdadero fracaso del multimedio se produce cuando las personas están en las calles y no mirando TN paranoiqueándose con el discurso aterrorizante de la inseguridad. Cuando la gente está cantando y viviendo críticamente su mutua presencia y no leyendo la ponzoña fratricida que emana de su línea editorial sistemáticamente desde hace 30 años.

Esos seis millones de argentinos conmemorando el bicentenario en las calles expresaron el fracaso de Clarín, el fracaso del diario La Nación y de toda la lumpen burguesía traidora, de Fukuyama y el consenso de Washington. Renovaron la esperanza, rememoraron las calles pobladas de otras épocas. Asumieron con su presencia el rol de sujeto histórico rechazando la condición laxa de sujeto a ser historizado.

El multimedio, sus periodistas, sin embargo argumentan que fue apolítica la condición de esas multitudes y con tal insostenible argumento, invirtiendo su condición, intentan salir absueltos de su rechazo al bicentenario, de su complot sistemático contra el gobierno, contra la democracia y la justicia en el caso de los juicios a represores. Pues debe aclarársele a Clarín que esa multitud sí fue política. Incluso que la política que practicó esa multitud es opuesta a su línea editorial en tanto se preocupa por la memoria y la justicia, en tanto reclama también que la “señora” Herrera de Noble, si son demostrados en un juicio justo, pague por sus crímenes.

Debe decirse, debe aclararse, para que no se cometan más horrores, que seis millones de argentinos reunidos para una fecha patria es algo político. Y que lo sea es algo que está bien.

Río de Palabras, 03 – 06 – 10

La Quinta Pata

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