domingo, 13 de junio de 2010

Para superar el corte de Gualeguaychú, lo mejor es el camino de la política

Emilio Marín

Después de más de tres años de corte en Gualeguaychú, que daña las relaciones con Uruguay, habría que levantarlo. Pero el camino no es la represión ni la judicialización. Acá vale aquello de "Es la política, estúpido".

La preocupación de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú por la posible contaminación del río Uruguay por la pastera finlandesa Botnia (hoy UPM) fue muy justa. En 2005 y 2006 el gobierno uruguayo tenía en carpeta una segunda pastera, de origen español. Y se hablaba de una tercera.

Entonces fue correcto que la población cortara el puente internacional que conecta con Fray Bentos a la altura de Arroyo Verde. Y que esporádicamente se interrumpiera el tránsito en las otras dos conexiones con Uruguay.

El gobierno de Néstor Kirchner organizó el 4 de mayo de 2006 un acto en el corsódromo de Gualeguaychú para apoyar al ambientalismo provincial y lo calificó de causa nacional. Muchos gobernadores y entidades gremiales, sociales y políticas estuvieron de acuerdo con ese aval.

Como del otro lado del río se puso en funcionamiento la polémica planta, la Argentina acudió a la Corte Internacional de La Haya. El puente seguía cortado.

Después de largo estudio, donde los dos países alegaron sus derechos e impugnaron los de su adversario, la quincena de jueces emitió un dictamen que le permite a la pastera seguir funcionando. No hay pruebas de que contamine, sentenciaron en Holanda.

A Argentina le reconocieron validez en parte, al confirmar que Uruguay había violado el Estatuto del Río Uruguay, instalando la fábrica sin hacer previamente las consultas con su vecino.
Leer todo el artículo
La Corte, en el aspecto más interesante de su veredicto inapelable, consintió en que ambos países hagan un monitoreo sobre todo el río que comparten. Así se podría evidenciar si en un futuro inmediato hay o no contaminación de las aguas y el ambiente.

Pero tal estudio binacional está impedido de comenzar por la obstinación de los asambleístas que no quieren ni oír de levantar la barrera en Arroyo Verde. ¿No entienden que así el país y ellos mismos se pegan un tiro en el pie? Precisamente ese análisis argentino-uruguayo podría dar las claves científicas para detectar contaminación y poner a UPM contra las cuerdas. ¿No era eso lo que se quería, frenar la degradación del medio ambiente y asegurar la vida y el turismo?

Por eso también puede decirse que el medio ambiente es un asunto tan serio que no puede ser dejado en manos de los ambientalistas. Vale para ellos parafrasear la consigna ganadora de Bill Clinton en 1991: "es la política, estúpido" (el demócrata ponía en ese lugar central a la economía).

Está muy bien que Cristina Fernández, el jefe de gabinete y el ministro del Interior hayan descartado el uso de la fuerza. La represión contra el propio pueblo, aún si está equivocado, no puede ser una salida adecuada.

Ni gendarmes ni jueces
El gobierno pidió que fuera la justicia quien ordenara despejar la ruta 136. Ya había tres pronunciamientos judiciales, de años atrás, y ahora está el cuarto, firmado por el juez federal de Concepción del Uruguay, Gustavo Pimentel.

Aunque el magistrado fue claro, Aníbal Fernández manifestó que su fallo era de "imposible cumplimiento" y cuestionó aspectos del mismo. Más bien se había dado cuenta de que el trámite -instado por el gobierno- no iba a progresar. Mandar la Gendarmería a notificarlo a quienes cortaban podía terminar en violencia, o bien en el ninguneo de los funcionarios, si los que allí acampaban se negaban a firmar la notificación.

En ambas hipótesis saldría perdiendo el gobierno nacional. Entonces en Olivos cambiaron sobre la marcha, decidiendo querellar a los ambientalistas más intransigentes. El abogado del Estado, Joaquín Da Rocha, viajó hasta el juzgado de Pimentel y le entregó un escrito pidiendo que se imputara a aquellos por homicidio culposo, amenazas agravadas, daños a bienes públicos, intimidación pública, apología del delito, atentado contra la vida democrática, sedición y resistencia a la autoridad.

La idea sería poner el blanco en 12 dirigentes, demandarlos penal y civilmente para que deban responder con sus patrimonios en caso de resultar culpables. Y de ese modo, se supone, el resto del público -que no parece ser tan numeroso, vistas las fotografías y crónicas desde el puente cortado- se irá alejando de ese "núcleo duro". Es una apuesta del kirchnerismo. En pocas semanas se podrá advertir si la flamante táctica le dio algún resultado.

Quedó dicho que quienes se obstinan en la interrupción de una vía internacional por tanto tiempo -desde noviembre de 2006 - parecen darle la razón al ministro Fernández cuando dice que eso parece más un capricho que un reclamo popular.

Sucede que quienes están encaprichados deben ser derrotados en el plano político, y no apaleados ni criminalizados. Se les debe mostrar su serio error de no tomar nota del fallo de La Haya ni de la mejor onda que ha comenzado con el presidente uruguayo, quien asistió a los festejos del Bicentenario en Buenos Aires y antes votó a Kirchner para secretario general de Unasur.

Suponer que la Corte está pagada por la pastera UPM y que Mujica es igual que Tabaré Vázquez, es un error garrafal. La continuidad a rajatabla del piquete, al provocar pérdidas y dificultades materiales y humanas en las dos orillas, ha achicado el radio de influencia y simpatía por los que cortan.

Los cambios en la situación política de 2006 a la fecha, ameritan que los ambientalistas busquen otras vías para sostener su condena a la pastera. Los talibanes del "corte o nada" tendrían que aprender de la clase trabajadora. Esta hace paros, asambleas, actos, marchas, escraches, carpas, abrazos solidarios, multisectoriales, tomas de fábrica, festivales, etc., o está simplemente en calma, según sea el momento oportuno. Usar una sola forma de lucha es carecer de cultura política.

Entrar en razones
Que el bocón Alfredo de Angeli propusiera en 2007 y 2008 cruzar el puente e ir "a luchar en Uruguay" contra la pastera, vaya y pase. Se sabe de las pocas neuronas y el menor sentido democrático del sojero más mediático.

Pero en la Asamblea Ciudadana hay muchos profesionales y también gente sencilla de buenos sentimientos, a los que hay que agradecerles y reconocerles sus aportes a la mayor conciencia nacional sobre las amenazas y agresiones al medio ambiente.

Esa gente sensata tiene que entrar en razones. Y es grande la responsabilidad del resto de los argentinos y del gobierno provincial y nacional, en la explicación política de la necesidad de cambiar de táctica.

Por ejemplo, los movimientos piqueteros podrían explicar en Entre Ríos su valiosa historia de lucha y de cortes de rutas que fueron reprimidos violentamente por Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde. Quizás de ese intercambio surja alguna luz en esa provincia sobre la conveniencia de mudar de métodos según sea la correlación de fuerzas y la situación política. Dicho sea de paso: ¡cuánta diferencia en cuanto a reprimir los cortes de aquellos años y la benignidad con De Angeli, Eduardo Buzzi y la Mesa de Enlace!

Se dice que Néstor Kirchner será el candidato del Frente para la Victoria en 2011. Con mayor razón él debería ir ahora a Entre Ríos, aún cuando no sea un distrito fácil - y precisamente por eso - para hablarles a esos ciudadanos de la conveniencia de terminar la metodología del corte por tiempo indeterminado. Si él fue en 2006 a arengar a favor de esa causa, es su deber ir y explicar las razones por las cuales hoy lo correcto es rehabilitar el puente.

El resto de las fuerzas políticas democráticas y populares tiene que dialogar con los entrerrianos, escucharlos y refutar las opiniones erróneas. El premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel podría hacer un aporte en ello. El programa de TV 678 bien podría mudar su estudio las veces que fuera necesario a la provincia y sentar en una mesa a Aníbal Fernández con representantes de la díscola Asamblea, para que todos escuchen las dos campanas. En un debate democrático tienen que prevalecer las mejores posiciones.

La presidenta de la Nación podría avanzar con su colega uruguayo en la conformación de la Comisión Binacional de monitoreo del Río Uruguay, y elaborar un programa de trabajo. De ese modo se podría mostrar a los ambientalistas una alternativa científica ya lista para entrar en acción en husmear en aguas y aire de UPM y la zona limítrofe, no bien aquellos habiliten el tránsito.

Más aún, si Mujica tuviera margen político para una concesión a los argentinos, dicha comisión de monitoreo podría iniciar sus trabajos, aún con el puente cortado. Cada informe binacional podría ser un avance en el entendimiento con los uruguayos, en el sentido de que si surge que la pastera contamina, se supone que también los vecinos se sumarán a los objetores de dicha empresa. Y si los números cantan que no contamina, festejarán los dos pueblos, sobre todo el vecino.

En los dos casos el corte carecerá de sentido: si la pastera envenena, vendrán los uruguayos aquí para sumarse a la protesta; si no contamina irán los argentinos para allá a reconocer que los charrúas tenían razón.

Con la pelota rodando en Sudáfrica, la única diferencia que deberíamos tener con los hermanos uruguayos es si allá debe ganar la selección de Diego o la del maestro Tabarez.

La Arena, 13 – 06 – 10

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario