Viviana Demaría y José Figueroa
“Mi sueño es poder recibir de mi obispo diocesano
la investidura de cruzado de la fe
y poder empuñar en una mano una espada
y en la otra la cruz de Cristo,
para eliminar a los enemigos
de Dios y de la Patria”
Luciano Benjamín Menéndez
Territorio libre de indios
El día que me tomaron prisionera hacía frío.
Nos obligaron a mirar cómo destruían todo. No quedó piedra sobre piedra. Mataron a todo aquel que intentaba resistirse.
Caminamos sin descanso mucho tiempo. Algunos se quedaron en el camino. Tuve sed, hambre, miedo. Como casi todos. Un día entero caminamos. Porque ya estaba llegando la noche cuando nos hicieron formar en fila a lo largo del tren.
Un vagón detrás de otro.
Y nosotros apretados, temerosos, cansados.
Uno al lado del otro.
Nos miraron los dientes. Nos dieron otros nombres. Tocaron nuestras partes.
De pronto, un grito. O un disparo. O algo que fue como eso. Y todos supimos que teníamos que subir. No hizo falta nada más.
Uno, dos, cien. Más, teníamos que entrar más.
Ahora éramos uno arriba del otro.
Y un aire hondo, profundo. La máquina también respiró.
Se mueve. Lentamente se mueve. Taladra con su aullido y parte el paisaje con su bestialidad.
Se mueve… Nos llevan… Se mueve… Así cuenta ahora mi abuela mestiza que repetía su abuela indígena mientras se iba muriendo a su lado; como ella lo hace hoy junto a mí.
No era Auschwitz. Era Mendoza.
Coronel Napoleón Uriburu
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En la turística ciudad de Malargüe, la centenaria Iglesia Nuestra Señora del Rosario que depende de la Diócesis de San Rafael está ubicada en la misma calle donde se sitúa el Palacio Municipal. Los espacios donde se dirime el poder, se encuentran sujetados por lazos visibles e invisibles. Uno de ellos es el nombre de la calle que los une: N. Uriburu. Otras muchas de la misma ciudad, con su sola presencia, brindan un homenaje cotidiano e incesante a una parte oscura y triste de la historia de la nación argentina: el genocidio indígena más conocido por el uso descarado de su eufemismo “campaña del desierto”.
N. Uriburu, no es ni más ni menos que Napoleón Uriburu. Su nombre hace honor al hábil repartidor de prisioneros y eximio intérprete de la relocalización forzada de la población indígena. También, recuerda a aquel que por creerse mal posicionado, desoye las órdenes, transgrede los límites y ataca a poblaciones pacíficas con las cuales la población blanca no tenía conflicto alguno. Así, aumenta el caudal de tierras para repartir y de ese modo, los prisioneros tomados, tanto los guerreros como los viejos, las mujeres y los niños, al igual que el ganado, tejidos, aperos y objetos de plata, fueron tratados en la práctica como botín de guerra. Rufino Ortega y Uriburu llevan adelante a la IV División. Ortega avanza hasta límites insospechados. Se hace del botín y traslada a los indígenas capturados a un campo de concentración instalado en Rodeo del Medio, territorio que luego será de su propiedad. Sobre estas historias de despojo, destitución y sangre se edifica la aun mortífera ciudad de Malargüe.
Padre Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu
El Movimiento Nacionalista Tacuara fue una organización política de ultraderecha argentina, que actuó entre 1955 y 1965 utilizando el terrorismo. El 4 de abril de 1964, la policía federal informó que de enero a noviembre de 1963 los miembros del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara habían protagonizado cuarenta y tres hechos terroristas. Vinculado a los sectores más conservadores del movimiento peronista e inspirados directamente por la prédica del sacerdote católico Julio Meinvielle, Tacuara defendía un ideario de corte fuertemente nacionalista, católico, fascista, anticomunista, antisemita y antidemocrático. Entre sus fundadores, se destacó el liderazgo de un joven de 18 años: Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu. Eduardo Galeano los caracterizará en 1967 como “mitad monjes, mitad soldados”. Luego de un sinuoso devenir, Tacuara se irá fragmentando hacia su desintegración total; pero esa es otra historia. Aquel jovencito cuyo árbol genealógico lo ubicaba por parte de madre con Juan Manuel de Rosas y del general golpista Félix Uriburu y el coronel Napoleón Uriburu por parte de padre, a los 34 años daba su primera misa. Como decía Galeano, se había convertido definitivamente en un monje-soldado.
En 1974, siendo ya capellán militar, le presentaba a monseñor Tortolo – (arzobispo de Paraná y vicario general de las fuerzas armadas) un trabajo solicitado por este titulado “De bello gerendo (De la conducción de la guerra)”. En dicho trabajo, ofreció la legitimación del terrorismo de estado que aplicaría tres años después la dictadura. Decía el curita…“La guerra revolucionaria conducida por el marxismo en nuestra patria es “guerra total” (internacional y civil). Como guerra internacional constituye una injusta agresión; como guerra civil es delito de sedición. Por lo tanto la resistencia pasiva y activa, por medios legales y por la coacción armada, hasta la total eliminación de los focos subversivos es no solo legítima sino obligatoria. Los bienes que están en juego son todos nuestros derechos civiles y religiosos, nuestra concepción de vida, la existencia misma de nuestra patria como nación soberana”.
De Paraná a Mendoza
Tortolo y Uriburu residían en el seminario de la ciudad de Paraná. En dicho lugar, se llevaron a cabo las reuniones decisivas del golpe de estado contra María Estela Martínez de Perón, ya que llegaron hasta allí los miembros de la que luego sería la junta militar. Tortolo fue el emisario que llevó a la entonces presidente el ultimátum.
Junto a estos ministros de la Iglesia, se encuentran ligados en su paso por el seminario de Paraná dos personajes más: el entonces capellán del Liceo Militar General San Martín, Carlos Buela y Ramiro Sáenz.
Carlos Buela, será el encargado de realizar las gestiones para fundar un nuevo seminario y encontrará en el entonces obispo de San Rafael Monseñor León Kruk el visto bueno para que se realizara allí la experiencia religiosa del Verbo Encarnado.
En la revista española Ecclesia se afirma que el seminario de Paraná era “famoso por su tradicionalismo y antivaticanismo… (allí) no querían oír hablar del Vaticano II…ahora, el Seminario de San Rafael (Mendoza) se ha convertido en un foco de atracción para todo el ambiente nazi y tradicionalista argentino”. Quizás ya había trascendido fuera de nuestro país, que desde Mohamed Alí Seineldín, pasando por militares vinculados al “proceso” hasta el director de la revista fascista “Cabildo”, pasaban en periódicas visitas de cortesía. Hasta el papa Ratzinger tendría un dolor de cabeza por los sucesos de Mendoza.
Padre nuestro
Ramiro Sáenz nació en Mendoza, en 1949, y estudió en el Instituto San Luis Gonzaga. Se formó como eclesiástico en Paraná, Entre Ríos, en la época en que monseñor Adolfo Tortolo oficiaba de arzobispo de la capital provincial. Estudió teología en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino en Roma. Regresó a Mendoza en la década del 80. Antes de instalarse en Malargüe integró la catedral provincial y la parroquia de la Villa 25 de Mayo, de San Rafael, donde sugirió construir un hogar aislado “para jóvenes delincuentes, culpables del alto índice de criminalidad local”. Es allí donde Sáenz se unió al instituto del Verbo Encarnado. El presbítero Ramiro Sáenz en los últimos años no se ha privado de nada.
Verbo Encarnado versión S XXI
En 2004 pidió que se prohibiera la actuación de la Bersuit Vergarabat por promover el “libertinaje sexual”.
En el mismo año, precisamente el día 26 de mayo, envió una carta al intendente de ese momento, señor Raúl Rodríguez manifestando su deseo de resolver “un tema que nos involucra a ambos”. Se refería a la presencia de Víctor Heredia en la feria del libro de Malargüe que – a su entender – “aquí todos saben que su presencia es irritante para la Iglesia” “por eso me permito sugerir que no sean invitados oficialmente personas como Víctor Heredia, León Gieco, Charly García y otros por el estilo”. En la feria del libro, pero esta vez del año 2006, fue un grupo de alumnos del Colegio Diocesano San José – que dirige Sáenz –, quienes increparon a Estela de Carlotto con “preguntas agresivas, vinculadas con la teoría de los dos demonios y cosas así. Estaban muy preparados” recuerda la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. También ese año dos alumnos de la Escuela Técnica Minera General Manuel Savio – ubicada frente a la parroquia – se negaron a portar la bandera en el acto oficial del día nacional de la memoria por la verdad y la justicia recordándose el trigésimo aniversario del golpe de estado del 24 de marzo de 1976. “Quienes no quisieron ser abanderados pusieron como excusa que de lo contrario ofenderían a (Jorge Rafael) Videla”.
Partido Popular de la Reconstrucción
El día 9 de febrero de 2009 visitó el municipio de Malargüe el general Mario Benjamín Menéndez – último gobernador de las Islas Malvinas – quien fue recibido por una nutrida concurrencia de jóvenes participantes de las actividades parroquiales de Nuestra Señora del Rosario y por autoridades de Malargüe (Silvia Calvi, presidenta del Concejo Deliberante que en ese momento se encontraba a cargo del ejecutivo municipal, y Juan José Naranbuena, secretario de desarrollo humano). La recepción oficial estuvo motivada por la presentación del largometraje “Malvinas... aún esperan” del director Sandro Rojas Filártiga. A Mario Benjamín Menéndez, ya lo conocemos y no puede calificarse menos que bochornosa la recepción oficial. Pero, es pertinente preguntarnos ¿quién es Sandro Rojas Filartiga?
No solo se dedica al séptimo arte. En el 2009, Sandro Rojas Filártiga, integró la lista de candidatos a diputados para la renovación de la legislatura porteña por el Partido Popular de la Reconstrucción. Ahora bien, ¿qué es el Partido Popular de la Reconstrucción? Es un partido fundado en 1996 por Gustavo Breide Obeid y Francisco Miguel Bosch bajo la inspiración ideológica del Coronel Mohamed Alí Seineldín. En su programa, figuran la restauración del servicio militar obligatorio y el sostenimiento de la educación religiosa en las escuelas primarias y secundarias.
Ángeles y demonios
Distinto destino tuvo el estreno de la película “Ángeles y demonios” en la única sala de cine de Malargüe durante el mes de Julio de 2009. "Hace dos semanas, tuvimos un problema en la sala, que se denunció a la policía, y que fue un sabotaje. Ingresaron una manguera y mojaron todo, hasta el proyector se arruinó, por lo que estuvimos cuatro días sin cine", denunciaron desde la municipalidad. Pero tampoco luego de resolver las consecuencias de la conspiración pudo ser estrenada. Fue retirada de programa por las autoridades y suplantada por la comedia “Una noche en el museo 2”. Tampoco pudo ser expuesta por Paul Fermani, organizador del cineclub, ya que al enterarse la directora de turismo, Fabiana González, “concertó” unilateralmente una entrevista citándolo a la intendencia para certificar la autenticidad de la copia.
Patito feo
La cronista del diario Crítica de la Argentina Fernanda Nicolini ya en 2009 intentó insistentemente comunicarse telefónicamente con el presbítero Ramiro Sáenz. Sorpresivamente en su lugar fue atendida por el “padre Pato” (Jorge Gómez). Parece ser que Jorge Gómez no tiene el temple de Ramiro Sáenz, entonces habla hasta por los codos. Luego de un largo rato de diálogo se le ocurre preguntar quién es su interlocutor. Es interesante este relato de la cronista, sobre todo porque pone en evidencia la torpeza que habita en este sujeto. Además, es significativo este enlace ya que ha sido ese mismo Jorge “Pato” Gómez, quien protagonizara el escandaloso acontecimiento de censura al paso, relatado en detalle y hasta el infinito en los medios, ocurrido el 13 de enero de 2011 en la tristemente célebre Fiesta Nacional del Chivo. Con el mismo signo que el de su colega ya ampliamente expuesto aquí y siguiendo una histórica y vergonzosa prosapia, Malargüe volvió a ser noticia.
La Quinta Pata, 16 – 01 – 11
N. Uriburu, no es ni más ni menos que Napoleón Uriburu. Su nombre hace honor al hábil repartidor de prisioneros y eximio intérprete de la relocalización forzada de la población indígena. También, recuerda a aquel que por creerse mal posicionado, desoye las órdenes, transgrede los límites y ataca a poblaciones pacíficas con las cuales la población blanca no tenía conflicto alguno. Así, aumenta el caudal de tierras para repartir y de ese modo, los prisioneros tomados, tanto los guerreros como los viejos, las mujeres y los niños, al igual que el ganado, tejidos, aperos y objetos de plata, fueron tratados en la práctica como botín de guerra. Rufino Ortega y Uriburu llevan adelante a la IV División. Ortega avanza hasta límites insospechados. Se hace del botín y traslada a los indígenas capturados a un campo de concentración instalado en Rodeo del Medio, territorio que luego será de su propiedad. Sobre estas historias de despojo, destitución y sangre se edifica la aun mortífera ciudad de Malargüe.
Padre Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu
El Movimiento Nacionalista Tacuara fue una organización política de ultraderecha argentina, que actuó entre 1955 y 1965 utilizando el terrorismo. El 4 de abril de 1964, la policía federal informó que de enero a noviembre de 1963 los miembros del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara habían protagonizado cuarenta y tres hechos terroristas. Vinculado a los sectores más conservadores del movimiento peronista e inspirados directamente por la prédica del sacerdote católico Julio Meinvielle, Tacuara defendía un ideario de corte fuertemente nacionalista, católico, fascista, anticomunista, antisemita y antidemocrático. Entre sus fundadores, se destacó el liderazgo de un joven de 18 años: Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu. Eduardo Galeano los caracterizará en 1967 como “mitad monjes, mitad soldados”. Luego de un sinuoso devenir, Tacuara se irá fragmentando hacia su desintegración total; pero esa es otra historia. Aquel jovencito cuyo árbol genealógico lo ubicaba por parte de madre con Juan Manuel de Rosas y del general golpista Félix Uriburu y el coronel Napoleón Uriburu por parte de padre, a los 34 años daba su primera misa. Como decía Galeano, se había convertido definitivamente en un monje-soldado.
En 1974, siendo ya capellán militar, le presentaba a monseñor Tortolo – (arzobispo de Paraná y vicario general de las fuerzas armadas) un trabajo solicitado por este titulado “De bello gerendo (De la conducción de la guerra)”. En dicho trabajo, ofreció la legitimación del terrorismo de estado que aplicaría tres años después la dictadura. Decía el curita…“La guerra revolucionaria conducida por el marxismo en nuestra patria es “guerra total” (internacional y civil). Como guerra internacional constituye una injusta agresión; como guerra civil es delito de sedición. Por lo tanto la resistencia pasiva y activa, por medios legales y por la coacción armada, hasta la total eliminación de los focos subversivos es no solo legítima sino obligatoria. Los bienes que están en juego son todos nuestros derechos civiles y religiosos, nuestra concepción de vida, la existencia misma de nuestra patria como nación soberana”.
De Paraná a Mendoza
Tortolo y Uriburu residían en el seminario de la ciudad de Paraná. En dicho lugar, se llevaron a cabo las reuniones decisivas del golpe de estado contra María Estela Martínez de Perón, ya que llegaron hasta allí los miembros de la que luego sería la junta militar. Tortolo fue el emisario que llevó a la entonces presidente el ultimátum.
Junto a estos ministros de la Iglesia, se encuentran ligados en su paso por el seminario de Paraná dos personajes más: el entonces capellán del Liceo Militar General San Martín, Carlos Buela y Ramiro Sáenz.
Carlos Buela, será el encargado de realizar las gestiones para fundar un nuevo seminario y encontrará en el entonces obispo de San Rafael Monseñor León Kruk el visto bueno para que se realizara allí la experiencia religiosa del Verbo Encarnado.
En la revista española Ecclesia se afirma que el seminario de Paraná era “famoso por su tradicionalismo y antivaticanismo… (allí) no querían oír hablar del Vaticano II…ahora, el Seminario de San Rafael (Mendoza) se ha convertido en un foco de atracción para todo el ambiente nazi y tradicionalista argentino”. Quizás ya había trascendido fuera de nuestro país, que desde Mohamed Alí Seineldín, pasando por militares vinculados al “proceso” hasta el director de la revista fascista “Cabildo”, pasaban en periódicas visitas de cortesía. Hasta el papa Ratzinger tendría un dolor de cabeza por los sucesos de Mendoza.
Padre nuestro
Ramiro Sáenz nació en Mendoza, en 1949, y estudió en el Instituto San Luis Gonzaga. Se formó como eclesiástico en Paraná, Entre Ríos, en la época en que monseñor Adolfo Tortolo oficiaba de arzobispo de la capital provincial. Estudió teología en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino en Roma. Regresó a Mendoza en la década del 80. Antes de instalarse en Malargüe integró la catedral provincial y la parroquia de la Villa 25 de Mayo, de San Rafael, donde sugirió construir un hogar aislado “para jóvenes delincuentes, culpables del alto índice de criminalidad local”. Es allí donde Sáenz se unió al instituto del Verbo Encarnado. El presbítero Ramiro Sáenz en los últimos años no se ha privado de nada.
Verbo Encarnado versión S XXI
En 2004 pidió que se prohibiera la actuación de la Bersuit Vergarabat por promover el “libertinaje sexual”.
En el mismo año, precisamente el día 26 de mayo, envió una carta al intendente de ese momento, señor Raúl Rodríguez manifestando su deseo de resolver “un tema que nos involucra a ambos”. Se refería a la presencia de Víctor Heredia en la feria del libro de Malargüe que – a su entender – “aquí todos saben que su presencia es irritante para la Iglesia” “por eso me permito sugerir que no sean invitados oficialmente personas como Víctor Heredia, León Gieco, Charly García y otros por el estilo”. En la feria del libro, pero esta vez del año 2006, fue un grupo de alumnos del Colegio Diocesano San José – que dirige Sáenz –, quienes increparon a Estela de Carlotto con “preguntas agresivas, vinculadas con la teoría de los dos demonios y cosas así. Estaban muy preparados” recuerda la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. También ese año dos alumnos de la Escuela Técnica Minera General Manuel Savio – ubicada frente a la parroquia – se negaron a portar la bandera en el acto oficial del día nacional de la memoria por la verdad y la justicia recordándose el trigésimo aniversario del golpe de estado del 24 de marzo de 1976. “Quienes no quisieron ser abanderados pusieron como excusa que de lo contrario ofenderían a (Jorge Rafael) Videla”.
Partido Popular de la Reconstrucción
El día 9 de febrero de 2009 visitó el municipio de Malargüe el general Mario Benjamín Menéndez – último gobernador de las Islas Malvinas – quien fue recibido por una nutrida concurrencia de jóvenes participantes de las actividades parroquiales de Nuestra Señora del Rosario y por autoridades de Malargüe (Silvia Calvi, presidenta del Concejo Deliberante que en ese momento se encontraba a cargo del ejecutivo municipal, y Juan José Naranbuena, secretario de desarrollo humano). La recepción oficial estuvo motivada por la presentación del largometraje “Malvinas... aún esperan” del director Sandro Rojas Filártiga. A Mario Benjamín Menéndez, ya lo conocemos y no puede calificarse menos que bochornosa la recepción oficial. Pero, es pertinente preguntarnos ¿quién es Sandro Rojas Filartiga?
No solo se dedica al séptimo arte. En el 2009, Sandro Rojas Filártiga, integró la lista de candidatos a diputados para la renovación de la legislatura porteña por el Partido Popular de la Reconstrucción. Ahora bien, ¿qué es el Partido Popular de la Reconstrucción? Es un partido fundado en 1996 por Gustavo Breide Obeid y Francisco Miguel Bosch bajo la inspiración ideológica del Coronel Mohamed Alí Seineldín. En su programa, figuran la restauración del servicio militar obligatorio y el sostenimiento de la educación religiosa en las escuelas primarias y secundarias.
Ángeles y demonios
Distinto destino tuvo el estreno de la película “Ángeles y demonios” en la única sala de cine de Malargüe durante el mes de Julio de 2009. "Hace dos semanas, tuvimos un problema en la sala, que se denunció a la policía, y que fue un sabotaje. Ingresaron una manguera y mojaron todo, hasta el proyector se arruinó, por lo que estuvimos cuatro días sin cine", denunciaron desde la municipalidad. Pero tampoco luego de resolver las consecuencias de la conspiración pudo ser estrenada. Fue retirada de programa por las autoridades y suplantada por la comedia “Una noche en el museo 2”. Tampoco pudo ser expuesta por Paul Fermani, organizador del cineclub, ya que al enterarse la directora de turismo, Fabiana González, “concertó” unilateralmente una entrevista citándolo a la intendencia para certificar la autenticidad de la copia.
Patito feo
La cronista del diario Crítica de la Argentina Fernanda Nicolini ya en 2009 intentó insistentemente comunicarse telefónicamente con el presbítero Ramiro Sáenz. Sorpresivamente en su lugar fue atendida por el “padre Pato” (Jorge Gómez). Parece ser que Jorge Gómez no tiene el temple de Ramiro Sáenz, entonces habla hasta por los codos. Luego de un largo rato de diálogo se le ocurre preguntar quién es su interlocutor. Es interesante este relato de la cronista, sobre todo porque pone en evidencia la torpeza que habita en este sujeto. Además, es significativo este enlace ya que ha sido ese mismo Jorge “Pato” Gómez, quien protagonizara el escandaloso acontecimiento de censura al paso, relatado en detalle y hasta el infinito en los medios, ocurrido el 13 de enero de 2011 en la tristemente célebre Fiesta Nacional del Chivo. Con el mismo signo que el de su colega ya ampliamente expuesto aquí y siguiendo una histórica y vergonzosa prosapia, Malargüe volvió a ser noticia.
La Quinta Pata, 16 – 01 – 11
1 comentario :
Es muy interesante el contexto histórico que se da en ésta nota por que nos ayuda a entender un poco más el accionar de los sectores católicos del sur de nuestra provincia. Felicitaciones!
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