Agustín Sur
Es tan fuerte el enfrentamiento de los diversos grupos que pelean al interior de la UCR mendocina, que las peleas son infartantes. Y esto que decimos no es una mera frase de ocasión para afirmar lo que pasa en el viejo partido. Es lo real, como en el realismo mágico de las novelas del llamado “boom latinoamericano”.
Pruebas al canto: el Viti Fayad, que se dice radical de pura cepa siendo que para muchos, radical es sinónimo también de abstencionista, estropea permanentemente a sus correligionarios, los que, a su vez, no se miran ni de reojo. Y claro, algunos se stresan al mango, otros sufren de picazón, una especie de urticaria que alguien calificó de "radicalitis in extremaución" y así por el estilo. El que ha sufrido lastimaduras tan fuertes que ha afectado el costado izquierdo, es el senador provincial Armando Camerucci, de los llamados duros contra el gobierno, el kirchnerismo, la Cristina y muchos de su mismo corralito. El senador, a comienzos de esta semana sufrió dos infartos que le exigieron cuatro bypasses, ¡nada menos!. Por si acaso, muchos de sus correligionaros han colapsado los turnos de las clínicas especializadas en controlar y, llegado el caso, solucionar los males del sensible corazón. Y todo este desbarajuste por los malos humores que emanan del cobismo, del iglesismo, del jaquismo, del cornejismo, del vitismo.
Nada mejor para un peronista que otro peronista" solía decir el general. "Nada peor para un radical que otro radical" parecen decir unos y otros, radicales ellos.
¿Y por Jaque como andamos?
Si no fuera por lo del penal de San Felipe, el camino de Jaque estaría como asfaltado con pétalos de rosas. Ha sido un fuerte cimbrón, aunque queda claro que es todo lo contrario de las políticas de seguridad del gobierno, que apuesta al garantismo sin perder el potencial del estado para luchar contra la delincuencia. Pero lo paradojal, es que en la propia tropa – los penitenciarios – se encarna el mal. No es una sorpresa, está claro, porque, como lo hemos denunciado en varias oportunidades, y desde el mismo momento de la recuperación democrática, en pliegues del estado subyacen elementos represivos de la peor estofa. Como lo hemos expuesto en nuestro número anterior, el caso de los malos tratos a dirigentes del sindicato de ajeros en sede policial, las prácticas nocivas se repiten, aunque no son una constante. En el caso de San Felipe, la reacción oficial ha sido de inmediato, y los responsables incluso han sido detenidos. La cuestión no es un hecho aislado, como se dijo desde otra fuente oficial, porque deviene de la misma estructura institucional, en donde se forma – o deforma – al futuro policía, penitenciario y todo agente destinado a ser custodio de la integridad física de los habitantes como también de sus bienes, y asimismo de la custodia y control de los que alteran ese orden.
La Quinta Pata, 06 – 02 – 11
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