domingo, 13 de febrero de 2011

Nomeolvides

Viviana Demaría & José Figueroa

Para los que se quedan
y pelean con todo
mientras se derrumban brillos
y apariencias,
para los que se deciden
a ser uno solo
y alzar desde el barro
una patria nueva

Julio Lacarra

La reconstrucción de la nación y el despliegue venturoso de un porvenir esperanzado, necesita del amor y la memoria para anidar y hospedarse definitivamente en los corazones de las nuevas generaciones que replicarán por siempre jamás, los sueños de inclusión que supimos conseguir. Porque no olvidamos, porque amamos, porque el sueño de la igualdad aún nos acuna, es que les ofrendamos hoy un ramito de nomeolvides para que quienes vivieron aquellos tiempos, recuerden y para los que hace poco están en este mundo, tengan una nueva dimensión de la epopeya en la que estamos participando.

Nomeolvides 1: De 1974 a 2002
En 1974, el total de la pobreza en Argentina era del 4,7%.

En el año 2002, llega al 57,5%.

Creció 1055 %.






En 1974 la indigencia afectaba al 2,1% de la población pobre.

En el 2002 alcanza al 25,2 %.

Creció un 1100 %.




En 1974 la desocupación afectaba al 3,4% de la PEA (Población Económicamente Activa)

En mayo del 2002, llegó al 21,5%.

Registró un aumento del 532 %.






En 1974 el 78% de los argentinos se encontraba dentro de la clase media.

A la salida de la crisis, en 2006, sólo quedaba allí un 30% de la población.




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Nomeolvides 2: Lejana tierra mía
A partir de la crisis económica de 2001, se fue del país el 2,1% de la población: Más de 800.000 argentinos. Se trató, de la mayor ola emigratoria de los últimos cien años, sólo comparable al exilio durante la Dictadura de 1976. El éxodo de ciudadanos argentinos representa casi un tercio de los que vinieron a principios de siglo.


Nomeolvides 3: Adioses
Entre 1991 y 2001 –mientras rigió la Ley de Convertibilidad– la cantidad de suicidios en la Argentina aumentó casi un 60 %. Durante los años 90 los suicidios ocurrieron en mayor medida entre los jóvenes, debido a que se detectó un aumento de casos de más del 200 por ciento en la franja de personas de entre 15 a 19 años y casi se triplicó entre las de 20 a 24 años.

Con las ciudades y los pueblos sucedió algo parecido. Después del desmantelamiento de los Ferrocarriles Argentinos, 870 pueblos desaparecieron dejando tras de sí los fantasmas de sus almas en pena.




Nomeolvides 4: Desamparados
Al comienzo de la década del ’90, el 34% de los niños entre 3 y 5 años se encontraban por debajo de la línea de la pobreza, en tanto que la indigencia, afectaba al 8%.

En el año 2002, la pobreza llegaba al 73% de esos niños, en tanto que el 40% estaba atrapado en la indigencia.

Como vemos el crecimiento para ambos índices fue del 117% y del 425% respectivamente.


Nomeolvides 5: Reemplace los números por rostros
En octubre de 2001, 14.568.000 argentinos llegaban a la pobreza de manos del neoliberalismo. De ellos, 5.328.000 eran indigentes.

En junio del 2002, el empobrecimiento afectaba ya a 19.000.000 de argentinos, de los cuales 8.400.000 eran indigentes.

Dentro de este universo de pobreza, 8.600.000 eran niños y adolescentes.

Entre abril y mayo del 2002, por día ingresaban en la pobreza 20.500 personas, 16.000 de las cuales se hallaban en emergencia alimentaria.


De dónde venimos
El fenómeno de declinación socioeconómica más extendida y específica de la Argentina tuvo su bautismo a gran escala tras el golpe de estado genocida de marzo de 1976 – momento fundacional del modelo de sociedad dual y desintegrada. Frente a dicho modelo de exclusión, el gobierno de Alfonsín resultó humillado. Con Menem, una nueva “afrenta social” se puso en marcha vía indultos, privatizaciones y represión. Luego vino la estafa del Gobierno de De la Rúa que profundizó las asimetrías sociales en una continuidad ideológica tan admirable como siniestra: Cavallo en la dictadura, Cavallo con Menem y finalmente Cavallo dentro de la Alianza. La coronación del modelo de exclusión la daría el gobierno de Duhalde quien, con su pesificación asimétrica, consolidó las ganancias extraordinarias de los monopolios nacidos a la sombra del saqueo y en un fin de semana empujó a otros 5 millones más de argentinos hacia la miseria.

Es por eso que consideramos inadmisible que hoy el discurso hegemónico insista en adjudicarle al gobierno de la presidenta Cristina Fernández calificativos destituyentes que pretenden equiparar aquel infierno – del cual estamos saliendo merced al esfuerzo de cada uno de nosotros – con este presente. Este es el tiempo donde luego de 28 años de democracia, se ha tomado la decisión de gobernar para los cuarenta millones de argentinos y ya no más para el selecto 3%. Más aun, resulta grosero y ofensivo para quienes sostenemos la memoria como una herramienta inseparable de la identidad, que ocupen el espacio soberano de la patria miles de ondas radiales y televisivas que tergiversan los acontecimientos históricos, en algunos casos, o que descaradamente mienten acerca de sucesos que tanto sufrimiento trajeron a nuestra nación. Consideramos que esa malversación histórica tiene una intencionalidad política semejante a la que impulsó a los apropiadores de bebés: que el futuro tenga implantado un registro de memoria histórica funcional a sus intereses.

Con los nietos quedó demostrado que la fuerza del amor es más fuerte que “el tiempo, la muerte o las leyes”. Y a las nuevas generaciones les decimos que siempre habrá quienes se encarguen de transmitir historias verdaderas, plenas de Nomeolvides que mantengan florido el jardín de la Memoria.

La Quinta Pata

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