Emilio Marín
Lo de ayer en el Auditorio de Olivos, cuando la presidenta bendijo a Boudou como candidato a vicepresidente, tuvo un sentido: asegurar al país y a sí misma, que no tropezaría dos veces con una piedra como Julio Cobos. El escogido sobre el filo del vencimiento de los plazos legales, aseguraría unidad con lo que el oficialismo llama algo pomposamente "proyecto nacional y popular".
Eso es lo que falló de la fórmula en 2007 y quedó a la vista en la madrugada del 17 de julio de 2008, cuando el mendocino clavó un puñal por la espalda a la presidenta. Cobos fue más fiel a la patria sojera que al gobierno que integraba sin haberle aportado votos significativos.
Boudou tampoco traerá millones de votos, pero fue elegido para que acompañe a la presidenta y presida el Senado sin darse vuelta como un panqueque. Cristina debe poder viajar al exterior sin andar con el corazón en la boca sobre lo que hará quien deja a cargo interinamente del Ejecutivo (en 2009 no pudo ir a Beijing por temor a las traiciones del cuyano).
Lo antedicho no significa ningunear ni subestimar la contribución política que puede hacer el hoy ministro de economía a la campaña y a la gestión propiamente dicha, si el Frente para la Victoria resulta el ganador.
Pero hay que subrayar lo obvio y que quedó algo oscurecido por el revuelo periodístico en torno al mitin K en Olivos. La gran noticia fue la del martes 21, cuando la presidenta confirmó que iría por la reelección sometiéndose a la voluntad popular expresada en las urnas. Eso, que se daba por seguro en la mayoría de los análisis, sacudió al mundo político y dejó al desnudo las alegrías y las miserias de ese ámbito.
Hubo entonces un gran entusiasmo en el oficialismo y aliados, que sin ser kirchneristas, valoran aspectos positivos del gobierno. Después sobrevinieron, como no podía ser de otro modo, las especulaciones electorales entre los funcionarios, legisladores y dirigentes que rodean a Cristina. Siempre que se salta de alegría entre muchos, alguno sufre una lastimadura o pisotón. Hubo alegría y orgullo en esa tribuna, por tener una candidata que no solo luce como ganadora en las urnas sino también en la consideración de una ancha franja de la sociedad.
Leer todo el artículoPor otro lado, esa candidatura despertó la ira mal disimulada de la oposición y los medios monopólicos, que no pudieron contener su resentimiento. Al tope de ese ranking se ubicó Elisa Carrió, poniendo en duda el dolor de la presidenta viuda. Otros le disputaron ese triste podio con declaraciones ponzoñosas contra CFK, como Beatriz Sarlo y Francisco de Narváez. Este declaró que Néstor Kirchner había elegido morirse para no asistir a su segunda y definitiva derrota. ¿Y éstos son los que acusan a la presidenta de "crispación"? Sería bueno que los radicales tomen debida nota del animal político, no en el sentido helénico, con el que se han aliado.
La semana develó la fórmula presidencial del cristinismo y los sondeos de opinión aseguran que ganará con comodidad en octubre. Si así fuera, con semejante anticipación, querría decir que la oposición perdió también otra bandera tan suya, que clamaba por un "país previsible".
10 años y 9 horas más
Tal como habían manifestado en su escrito ante la jueza Sandra Arroyo Salgado, los hermanos Noble Herrera acudieron con sus abogados y peritos al Banco Nacional de Datos Genéticos.
Después de 10 años de negativas a dar sangre en ese lugar previsto por la ley, y tratar de fugar por varias tangentes, aquella aceptación fue bien recibida en Abuelas de Plaza de Mayo y las familias que lo habían solicitado.
Por supuesto, el inesperado giro de los hermanos a dejar su sangre en el BNDG había despertado algunas reservas en esos organismos de derechos humanos, respecto a las razones de ese cambio.
Esas dudas volvieron a flor de piel cuando el trámite -que debió ser sencillo y rápido- empezó a estirarse más de la cuenta. Duró nueve horas. La versión de "La Nación" es que tal demora obedeció a requerimiento de las familias querellantes respecto a la designación de peritos.
La otra parte, de letrados de Abuelas, afirmó que en cambio la larga duración del asunto fue porque Marcela y Felipe no querían dejar muestras de piel. También se alargó innecesariamente porque los hermanos objetaban que sus pruebas de sangre quedaran en el archivo del banco para cotejar con futuros familiares de desaparecidos en búsqueda de nietos con identidad suprimida por la dictadura.
Aparentemente la jueza Arroyo Salgado se puso firme en que se cumpliera la ley y aquella resistencia cesó. En algunas semanas se sabrá si el ADN de los Noble Herrera tiene o no compatibilidad con alguna de las 246 familias que dejaron sus datos en el BNDG.
¿Y si no son hijos de desaparecidos? En ese caso, tal conclusión debería ser solo provisional, porque puede suceder que haya familias que no conocían que sus hijas estaban embarazadas al momento del secuestro. Y que, en consecuencia, no hayan concurrido al Hospital Durand para sumar su información genética.
Puede suceder que Marcela y Felipe no sean nacidos en campos de exterminio y las "Maternidad Sardá" de las que hablaba el vicealmirante Rubén Chamorro en la ESMA.
En esa eventualidad, de que el resultado del cotejo sea negativo, las miradas no deberían ir en reproche a las Abuelas, que hicieron la denuncia contra Ernestina Herrera de Noble, sino a esta. La dueña de Clarín deberá explicar entonces lo que los análisis de ADN no hayan podido aclarar. Ella debe saber de dónde procedían aquellos bebés a los que la adoptante les inventó jardineros, cajitas de zapatos, DNI truchos de empleadas y juezas que dieron en adopción a otras criaturas nacidas en cautiverio. Ella y Héctor Magnetto tendrán la palabra...
También se podría preguntar judicialmente por ese tema a José A. Martínez de Hoz, a la sazón superministro de la dictadura y de trato con los dueños de Clarín beneficiados con Papel Prensa. La Corte Suprema dispuso que "Joe" siga procesado aunque con detención domiciliaria por el secuestro de los empresarios Gutheim, padre e hijo, forzados en 1977 a traspasar un negocio textil en el sudeste asiático. Fue otra muy buena noticia.
Afuera bien, adentro mal
Le fue bien a la comitiva que encabezó Héctor Timerman en Nueva York para gestionar que el subcomité de Descolonización de la ONU se pronunciara a favor de la negociación entre Argentina y el Reino Unido por Malvinas. El lunes tuvo la buena recepción de siempre la moción de países latinoamericanos para que el organismo de 29 naciones emitiera una recomendación en ese sentido.
Esos pronunciamientos están más cerca del reclamo argentino de un diálogo de partes para buscar una solución pacífica al diferendo, que de los "puntos finales" que Londres dictamina sin apelación posible. Esa cerrazón política la repitió días atrás David Cameron, ganándose el justo reproche de la mandataria argentina. Lo suyo era ridículo y propio de una potencia colonial decadente, le dijo Cristina.
Los mea culpa del ex director gerente del FMI pueden ser interpretados como elogios indirectos al rumbo de la política económica argentina. Michel Camdessus admitió que su entidad cometió muchos errores en el país, lo que equivaldría a un reconocimiento de que ahora las cosas están mejor, sin aquellas recetas que tanto mal hacen en Grecia.
Otro tanto con la advertencia lanzada por la ONU en Ginebra contra esas recetas que hacen estragos en Atenas y en el mundo, afectando el empleo y la economía mundial.
Es que a nivel internacional, una de las voces críticas de esa política neoliberal propia del Consenso de Washington fue la de Cristina Fernández. Y no solo las cuestionó en sus discursos; lo más importante fue mostrar otro camino posible en Argentina.
Por eso mismo, si se habla de aquellas bondades del "modelo", parece imperdonable que el gobernador de Santa Cruz, los ministerios de trabajo, de educación y de justicia hayan resultado tan inservibles para lograr una solución al prolongado conflicto docente en el sur. Las demandas salariales de los educadores son básicamente justas pero lamentablemente fueron caracterizadas como "exageradas" por el ministro Sileoni.
Peor aún, el jueves a la noche fue reprimido un campamento de esos maestros y grupos solidarios en avenida Alem al 600, con heridos y detenidos; similar resultado tuvo la marcha de protesta al día siguiente en la Plaza de Mayo.
Que la CTERA, Amsafé y otros gremios docentes orientados por el sector de Hugo Yasky y la CTA decidieran paros de repudio a aquella represión, da una idea de que aún los amigos del gobierno creen que a este y la Federal se les fue la mano.
La presidenta, ahora con fórmula completa, está en la cima de la popularidad. Las divisiones en los partidos adversarios, con el papelón de Hermes Binner-Pino Solanas, acentúan aquella sensación de victoria anticipada. Pero sería bueno que Cristina, allá arriba, no pierda de vista y solucione adecuadamente estos conflictos como el de los trabajadores de su terruño adoptivo. La represión es la peor de todas las políticas posibles.
La Arena, 26 – 06 – 11
La Quinta Pata
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