Marcos Meloni
Cada uno que se rasga las vestiduras sabe por qué lo hace, otros no, pero lo sabrán. La realidad es que muy pocos de los competidores de esta contienda política llamada elecciones (sea cualquiera el cargo que se pone en juego) tiene un marco favorable de discusión y debate político sustentado en programas serios de trabajo y planeamiento. Una visión no solo prospectiva de la política nacional, provincial y municipal sino también un piso amplio donde sostener sus postulados y aspiraciones.
Cierto es que el Frente para la Victoria es el único partido que no ha necesitado hacer concesiones indignas, ni tampoco ha tenido que negociar con caudillos regionales a mal traer en contra de su lineamiento. Más allá que es conocida la historia que en las provincias existen cocinas autárquicas y de allí los resultados. No todo es color de rosa, aunque para el sector oficialista poco queda por definir. Si bien existen algunas contradicciones como por ejemplo la ambición de algunos personajes por ocupar ciertos espacios, como también la adhesión de otros partidos políticos afines al kirchnerismo pero con algunas internas con aquellos que deberían ser sus aliados.
Viendo en perspectiva amplia el panorama electoral, algunas conclusiones salen al tapete de lo que puede ser el destino político partidario luego de agosto y que será sellado en octubre por los próximos cuatro años. Mucho de lo que ya sabemos. Por una parte, nos enfrentamos a una posible continuidad en clave de profundización, con una tarea de articulación entre la nación y las provincias que sepan respaldar este modelo como también lograr un equilibrio con aquellas zonas geográficas más marginadas. Por otro lado, nos cuesta creer que provincias como Córdoba, Santa Fe, inclusive Mendoza en caso de no prosperar la fórmula Jaque- Mazzonista de hotel coqueto, vayan a resignar su puesto de ser los clásicos semilleros de la oposición.
Ahora el desafío se nos plantea a cada uno de nosotros que tenemos que ser parte de esta democracia de las urnas. ¿Cómo vamos a obrar en términos ciudadanos y políticos? La efervescencia militante no deberá ser solamente canalizada vía facebook y demás redes sociales o al mejor estilo 678. La conducción de las necesidades y manifestaciones partidarias deberán ser llevadas en espacios de mayor debate y participación. Ojo, no significa que todas las expresiones masivas volcadas en los distintos formatos virtuales 2.0 no sean parte de esta construcción, pero es necesario tener en cuenta que son solo instrumentos para otro fin que es mucho más complejo y enmarañado, físico y espiritual. De poner el cuerpo se trata.
Río de Palabras 48, 16 – 06 – 11
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