domingo, 31 de julio de 2011

Por qué lo hacemos

Marcos Meloni

¿Nos preguntamos, lo reflexionamos, lo discutimos? ¿Cuántas de estas actividades llevamos a cabo en nuestra acción diaria? Alguna vez llega el momento en que nos damos cuenta que nuestras palabras nos determinan, por eso escribimos, por eso hablamos. Pero desde dónde vienen nuestras voces, hacia dónde se dirigen, para qué y hacia quiénes.

Este instante en el que permanecemos y existimos, damos paso a nuestra verdad y la planteamos como opinión, como editorial, como reflexión, como invitación y también como confrontación. Porque no pensamos iguales podemos poner en duda las verdades dadas, las nacientes y las que ya nadie soporta. Las certezas muy pocas veces nos tocan la puerta del conocimiento y la experiencia, aunque siempre las buscamos y luchamos con ellas, las moldeamos, las enderezamos, en definitiva tratamos de acomodarlas hacia nuestro lado.

Quisiéramos creer que nuestras acciones las realizamos de manera consciente, buscando el cambio, acercándonos a la crítica, a la polémica y al posicionamiento. Nos armamos de valentía, también pecamos de cobardes, aunque no pecamos, simplemente sucumbimos, nos zambullimos en mieles de conformidad, salimos de ahí, siempre pasa, salir, entrar. De ahí próximos al sentido. Nos contentamos sí, o no. Tal vez quedamos satisfechos. Nuestras palabras traducidas en actos, nuestros actos traducidos en fuerzas, nuestras fuerzas traducidas en un sentir colectivo. Todo nuestro.

Aunque sigamos preguntándonos por qué lo hacemos, siempre vamos a tener algunas respuestas, incompletas. Hoy podemos decir convicción, cambio, compañeros, esperanza, necesidad, espacio. Mañana sumaremos otras, las sustituiremos, las abandonaremos. Pero algo tiene que quedar muy claro: todas y cada una de estas palabras que funcionan como motores no son ni deben ser simples impresiones en este papel, como tampoco lo serán en una pantalla o en la voz de quien las pronuncie. Se trata de llevarlas hasta las últimas consecuencias. Se trata de compromisos a largo plazo, hasta que ya no funcionen nuestras acciones, nuestra forma de “cambiar el mundo”. Para ilustrarlo sobran ejemplos. Para continuarlos se necesitan voluntades, convicciones, algunas certezas y muchas dudas especialmente. ¿Pero recién ahí sabremos por qué lo hacemos?

Tiempos difíciles habrá siempre, seguramente nos pondremos a prueba cada vez que sea necesario, pero en este momento es necesario defender lo que desde un principio fue un cometido de esta publicación y del espíritu humano que nos moviliza, la lucha por el sentido. La pelea recién empieza y son nuestras palabras las armas que tenemos, las que siempre acudirán a nuestro encuentro.

Río de Palabras nº 50, edición II Aniversario, 31 – 07 – 11

La Quinta Pata

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