Alfredo Saavedra
Acuerdos del llamado libre comercio fueron suscritos en la semana entre Canadá, Colombia y Honduras, países donde las violaciones de los derechos humanos no cesan dentro de un clima de terrorismo de estado, según lo afirman organizaciones de defensa de los derechos humanos.
El primer ministro canadiense Steven Harper viajó por Sur y Centroamérica para cerrar esos convenios que venían preparándose desde hace varios meses y en los cuales el gobierno canadiense tomó gran interés, dentro de una política de expansión económica y aprovechando la crisis financiera de los Estados Unidos que los tiene en desventaja en sus relaciones económicas con otros países.
El problema está, según lo señalan críticos de esos tratados, de que por ejemplo en el caso de Honduras, el gobierno canadiense está negociando con un gobierno espurio surgido de unas turbias elecciones que se realizaron después de un golpe de estado repudiado por todas las naciones del continente.
A ello se agrega que el gobierno hondureño, regido por el presidente Porfirio Lobo, del partido de derecha Nacional, comprometido con los golpistas, es acusado de apañar un estado de violencia que ha cobrado la vida de diez periodistas y varios otros dirigentes obreros y campesinos que se opusieron al derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, gobernante constitucional elegido de forma legítima.
Como se recordará, en una conspiración del partido liberal, el mismo que lo eligió, el presidente Zelaya fue sacado de manera violenta de la casa presidencial por militares y extrañado del país, respondiendo instrucciones de la asamblea nacional y en forma directa por el presidente y vicepresidente de ese organismo, Roberto Micheletti y Alfredo Saavedra (que no es el autor de esta columna) respectivamente.
Leer todo el artículoEse hecho ameritó la repulsa internacional y la separación de Honduras de la Organización de Estados Americanos OEA. Sin embargo, pasado el tiempo y tras de aceptar condiciones que incluyeron la aceptación del retorno del ex presidente Zelaya, el país fue reintegrado al concierto de la OEA y su gobierno de alguna forma legitimado. En esas condiciones se producen las negociaciones entre Canadá y Honduras, para establecer el acuerdo de intercambio comercial que el primer ministro canadiense fue a confirmar, mediante las firmas respectivas la semana que finaliza.
Aunque el gobierno hondureño decidió establecer una denominada Comisión de la Verdad, para determinar responsabilidades en el golpe, la situación es turbulenta y por ahora se considera que Honduras es uno de los países de Latinoamérica, no solo más pobre sino uno más de los que están abatidos por la violencia política y delincuencial por la presencia del narcotráfico.
En ese panorama el Concilio para los Asuntos del Hemisferio en Washington, a través de su director Larry Birns, dijo que hay indicadores que señalan que Honduras está una década atrás en el apoyo de las instituciones democráticas. Agregó que ni Canadá ni los Estados Unidos han proveído a Honduras de una noción que inspire un verdadero liderazgo para establecer una real democracia.
En Honduras también sectores democráticos del país expresaron su preocupación por las negociaciones con un gobierno que no representa los verdaderos anhelos de democracia de la población. Además se ha señalado con insistencia de que las compañías mineras canadienses que operan en el país no cumplen con proteger a los habitantes de sus áreas independiente de la contaminación que ha sido fuente de enfermedades para la población. Por eso se estima que el gobierno canadiense no vaciló en ignorar las críticas a los convenios, habida cuenta que supone anteponer los intereses de esas compañías.
Similares criterios se tienen con respecto a Colombia, donde agrupaciones de derechos humanos insisten en señalar que su gobierno no representa los intereses de la población.
La Quinta Pata, 14 – 08 – 11
La Quinta Pata
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