domingo, 7 de agosto de 2011

Cuánto tiempo más llevará

Juan Pablo Rojas

No habrá cambio confiable si permitimos
la impunidad

N.K.

Los resultados en los primeros pasos de la carrera electoral aportan avisos para el kirchnerismo que no debieran quedar en la discusión y de ninguna manera sentar los límites de un avance político cultural inédito. La reacción de los electorados en los primeros distritos es sintomática del devenir de un proceso que encuentra pesados obstáculos para asentarse, advertencias de que hay batallas en las que se necesita de una ofensiva permanente para, al menos, resguardar los metros ganados. Nada fácil en un terreno asediado por los intereses particulares que como las malezas tienen su fortaleza en las raíces.

Diametralmente, los escrutinios demuestran que el progreso en materia de derechos, distribución de bienes económicos y culturales y soberanía económica puede pasar desapercibido frente a una sociedad que proyecta su ideario a partir de la ingesta incesante del discurso demoledor de las corporaciones. El avance parcial sobre el poder de los monopolios se expresa en la proyección de fuerzas políticas que nada hicieron en estos años para expresarse como una alternativa seria.

Seguramente el análisis sobre la performance obtenida por el PRO en Santa Fe y Capital no se agota ahí, pero no es menor el hecho de que construcciones mediáticas se repitan a lo largo y a lo ancho con la misma intensidad y manipulación que las imágenes que nos llegan de medio oriente. Las operaciones, los adjetivos, las fuentes, se refrendan y deslizan como la fotografía del niño con turbante y ametralladora. La centralidad es alarmante, los resultados no mucho menos.

Si bien nada indica que esta seguidilla de “traspiés” pergeñados cronométricamente y amplificados sin miramientos puede revertir un triunfo de Cristina Fernández en octubre, no se puede negar que buena parte del caudal de votos llegará más por la solidez económica que por los avances en derechos civiles o por haber impulsado una resolución histórica con el pasado. Tampoco el (hasta ahora) escaso porcentaje de voluntades recuperadas de la embestida agromediática se condice con la notable recomposición del tejido social.

De lo dicho se desprende la necesidad de reduplicar los esfuerzos para treparse al fin de “la madre de todas las batallas”. Los tiempos de la justicia raramente se armonizan con las necesidades del pueblo. La espera de designios santos nada suma en un proceso que busca consolidarse con la movilización de sus bases y esto no es ninguna noticia para los que entendieron que cuando se ganan las calles el estridente clarín se amilana.

Río de palabras n° 50, edición II aniversario, 28 – 07 – 11

La Quinta Pata

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