domingo, 28 de agosto de 2011

Mariú Carreras: El duro testimonio de una artista

Alberto Atienza

Joven, bella, talentosa. Un futuro de actriz se le abría promisorio. La suerte de hacer teatro bajo la guía de excelentes directores como Cristóbal Arnold, Ernesto “El Flaco” Suárez, la situaban en un horizonte con escenarios proyectados al infinito.

Mariú Carreras se desplazaba por su natal Mendoza, Argentina, con una sonrisa perenne. La existencia era maravillosa. Los años de estudio se materializaban en hermosas puestas muy bien recibidas por público y crítica. El amor de pareja llegó a su vida. De pronto ese sol de todos los días se apagó. Los salvadores de la patria, que cobraban sueldos salidos de las arcas del pueblo, vestidos con la ropa que la gente pagaba con sacrificios, ocuparon el gobierno Hicieron ostentación y uso indebido de armas, adquiridas para ellos, por los habitantes de este suelo. Creíamos, los ciudadanos, pensamiento muchas veces traicionado, que la misión de las fuerzas armadas era la de defender al país de los enemigos extranjeros. Y no. Se volvieron contra sus sostenedores, en franco rol de exterminio. Una frase del escritor Jorge Luis Borges, que al principio apoyó a los uniformados y luego corrigió su actitud define la situación: “Los militares argentinos son muy peligrosos…para los argentinos”
Y justamente Mariú vio como en horas su mundo de creación, de familia, era destruido por esos seres alimentados por el pueblo y devenidos, absurdamente, en sus verdugos: militares, policías, jueces serviles y venales, empleados judiciales, delatores infiltrados en medios de prensa, fábricas, gremios.
La actriz, convertida luego en profesora y directora de un establecimiento impulsado por ella donde se profundiza acerca de la verdad del teatro y no de sus relumbrones, oropeles y entretenimientos, es una de las principales referentes de la resistencia no armada contra la tiranía que abolió para siempre a tantos jóvenes.
Por eso el diálogo con su memoria, con sus conceptos

Mariú, la recordada actriz de la “Farsa de Patelín” que dirigió Ernesto Suárez, ahora como testigo de actos brutales cometidos contra su primer esposo, el actor Juan Humberto Rubén Bravo

Tal vez te cueste recordar. Por la carga de dolor que implica pero pienso que el secuestro y desaparición de tu compañero, Juan Humberto Rubén Bravo y de otras personas de tu familia, alumbraron a una nueva mujer, una luchadora que no cesa, que avanza valientemente sobre los asesinos, como hiciste en tribunales federales donde señalaste a uno de los responsables de los crímenes, el comisario Eduardo Smaha y lo situaste, no se duda, en el umbral del merecido castigo. ¿Qué pasó en ese aciago día en que se llevaron a Rubén, tu marido?
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Fue el 21 de Octubre de 1976 alrededor de las 22 horas cuando un grupo civil armado entró por asalto a la casa. Estábamos Rubén, su mamá que estaba haciendo dormir al bebé de 8 meses y yo. A nosotros nos tiraron en un sofá y a menos de un metro nos apuntaba Eduardo Smaha. Los otros ocuparon distintos lugares de la casa y empezaron a revolver y a robar. Después me llevaron al dormitorio y me maniataron. Los vi de todos modos robando y sobre todo vi los ojos del bebé nuestro que paradito en la cuna miraba todo lo que pasaba. Tenía la mirada de un hombre de 80 años. Reconocí a varios además de Smaha. A uno lo volví a ver en la Agencia Ronda que funcionaba en el antiguo edificio donde estaba LV10. A otro que había saltado por la ventana para abrir al grupo lo encontré meses después entrando en la 7ª. Esos dos ya murieron por esto de que la justicia tarda.
Muchas cosas pasaron ese día. Algunas las comprendí años después Por ejemplo que yo me resistía y Rubén se entregaba y yo sólo años después comprendí que si hubiera levantado un dedo el peligro hubiese sido mucho mayor. Entendí que, como muchos otros compañeros, la mansedumbre fue su única manera de defendernos de un mal mayor.

No sólo a él secuestraron sino también a, Marcelo Guillermo, y a su esposa embarazada, Adriana Irene Bonoldi ¿Fue así? ¿Volvieron ellos?
Ninguno de los dos volvió. A mi hermano Marcelo lo secuestraron el 24 de noviembre del 76 de su casa donde estaba con Adriana. Se habían casado un mes antes el 15 de octubre porque esperaban un hijo y vos sabés lo que era quedar embarazada sin estar casados A los dos días la llamó el comisario Roque Rivero de una sucursal de la 7ª y la citó. Adriana fue con mi mamá. Al día siguiente la secuestraron a ella al volver de la escuela. Fue en el Barrio Minetti de Godoy Cruz donde vivieron mis padres. Yo estaba en San Rafael escondida y ellos viajaron a avisarme. Fue terrible porque ninguno sabía que esperaban un hijo y desde ese día fui buscando el modo de plantearlo para que también pidiéramos por la aparición del niño.

¿Qué pasó con la criatura que estaba en el seno materno de Adriana? ¿La recuperaron?
Yo lo recuperé y él a mí. Yo he dejado desde entonces de buscar al hijo de los muchachos. Sí busco a los hijos de los compañeros. Esto es de este modo porque el ADN dijo una cosa y mi corazón otra. Lo que me dice el corazón era una sinrazón hace unos años atrás cuando pensar que la ciencia podía no decir las cosas o ser trampeada o chantajeada, era algo casi imposible de pensar.
Más fácil es pensar que la Mariú no puede aceptar la verdad. Pero yo he logrado sobrevivir porque reconozco la voz de mi cuerpo. Me ha costado enormemente esto. Es uno de los más duros tramos de la vida y solo en el último tiempo voy consiguiendo serenidad porque es difícil estar sólo con una verdad tan grande. Pero confío porque la vida nunca me ha fallado.

Sobreviven creencias casi absurdas, como esa que sostiene que cuando gobernaban los militares criminales la delincuencia estaba en el más bajo de sus niveles y que por eso deben retornar. Hablan de un país pacificado, de un campeonato mundial de fútbol (año 78). Y acaso lo peor, sostienen esos “pensadores” interrogantes: ¿Por qué todos esos juicios, y denuncias, aparecen ahora, a más de 30 años de distancia de ocurridos los hechos? ¿Por qué los reclamantes no figuraron antes? Eso dicen, de modo despectivo, acerca de la búsqueda de justicia. ¿Qué opinión te merece ese enfoque tan menospreciante?
Son enfoques de los que se defienden a capa y espada para no enfrentar sus obras o sus complicidades. Pero no son la realidad y la realidad puede taparse un tiempo, largo o corto, pero en algún instante aparece y se manifiesta en su totalidad.
Nosotros siempre hemos denunciado lo que nos hicieron. Ocurre que nunca antes la justicia nos escuchó. No existió un espacio en la justicia federal donde nuestro testimonio tuviera fuerza y alguien lo tomara y decidiera que había que investigar y hacer justicia.
No me merecen demasiada opinión. Sé lo que son y es tanto lo que hay que hacer y tanto por lo que hay que vivir que me nefregan.

Muchos de los que hablan y pontifican en bares de la peatonal, en los espacios de lectores de diarios, los que se despachan contra este movimiento judicial de reparación y lucha contra el olvido y la impunidad, son como se dice en la jerga popular unos soberanos “perejiles” Seres casi inexistentes, por lo tibios, enmarcados en la cultura del “no te metás” O repetidores de la justificación que surgía cuando una desaparición o asesinato de inocentes cobraba estado público: “algo habrán hecho” Cómplices por omisión, disimulo, falta de compromiso de todo lo grave sucedido en esos infaustos años. Sin hablar, en silencio, paseando por el centro de la ciudad, en empleos gubernamentales, a veces o gozando de dinero quién sabe de dónde salido, otros, muchos, delatores, se creen seguros. Piensan que nadie los recuerda. ¿Crees que a esos “chanchos” como dice el refrán popular “les llegará su San Martín?” ¿Te parece que serán sentados esos entregadores en la incómoda silla de los acusados?
Sin duda ‘a cada chancho le llega su San Martín’ y nosotros lo estamos pudiendo observar. Fijate que un ex juez como Miret o un Romano jamás pensaron que se descubriría su participación necesaria para tanto crimen, tortura y robo de bebés. Su soberbia los volvió ciegos y pensaron que todos seríamos ciegos para siempre. Pero no existe eso. Lo que existe es el valor aún con miedo y la honestidad que nos nada en la sangre porque vimos que nuestros viejos pagaban las cuentas siempre, y el sentido de la solidaridad que te lleva a sentirte mal cuando pensás que otros sufren aún cuando vos estés muy bien y tantas cosas valiosas que tenemos como un sueño que puede y debe hacerse realidad con el esfuerzo diario: un mundo mejor para todos.
Nos iremos un día de este planeta pero los genocidas estarán en cárceles comunes o encerrados en su propia casa. Y Mendoza tendrá jueces probos y el dinero no les alcanzará para tapar sus mentiras.

Has dicho que lo ocurrido en nuestra patria fue perpetrado por una dictadura cívico militar ¿En qué se basa tu afirmación?
La dictadura fue pensada, planificada, preparada desde muchos años antes del 76 y en esto intervinieron políticos, iglesia, jueces, fiscales, empresarios y terratenientes siendo las fuerzas armadas sus ejecutores.
También una parte demasiado grande de la sociedad acostumbrada a golpear los cuarteles para que ningún cambio se produjera. Hoy, quien puede estar de acuerdo con los militares es para mí muy sospechoso.

Hay quien sostiene que los mecanismos represivos están intactos. Que pueden ser operados, puestos en marcha, en cualquier momento. El caso Guardatti (1992) Otros secuestros producidos después como el de Jorge Julio López de Buenos Aires (2006) querellante y testigo en una causa en la que se condenó a cadena perpetua a un represor llamado Miguel Etchecolatz, director de investigaciones de la policía de La Plata. Julio aun no ha sido encontrado. Todas esas desapariciones fueron perpetradas en medio de la democracia. Lo anterior demostraría que los “modus operandi” siguen vigentes. Las torturas a las que son sometidos detenidos por la policía como el reciente caso del empleado municipal Raúl Enrique Utrera que fue colgado, en la seccional cuarta y golpeado como si fuera una bolsa de boxeo, ( 22 de julio de 2011). se parecen a las impuestas por los militares asesinos. Algo similar, manos atadas detrás de la espalda, izamiento, sucedió con el interno castigado en el penal de Almafuerte, hace menos de un año. Estas formas de hacer sufrir se empleaban en los centros de detenciones clandestinos del proceso militar. No hay que olvidar en esta nómina muy sumaria, la desaparición, a manos de policías, de los jóvenes Adolfo Garrido y Raúl Baigorria (1990) Todo lo anterior, bajo el signo de gobiernos constitucionales ¿Cuál es tu apreciación acerca de lo señalado?
Yo sé que no están intactos. Sé que hay mucho para hacer y los ejemplos que das son una terrible realidad pero es imprescindible indagar y conocer a la par todo lo que se ha cambiado, lo que se ha denunciado y ha tenido éxito. Es necesario saber que hay cambios porque si no el riesgo de creer que todo está igual y no ver el movimiento que hay puede significar el darse por vencido.
Creo que siempre existirán riesgos y es verdad que muchos están escondidos pero la diferencia es que aquel fue un estado represor y hoy y cada día, tenemos otras opciones. Resta seguir, siempre seguir aunque uno a veces esté cansado. También es muy bueno ver cuántas flores van floreciendo.

Las nuevas generaciones que vienen avanzando. Una juventud distinta, con otros parámetros, otros ideales. De tus contactos como profesora de teatro, ¿cómo ves a quienes se harán cargo del manejo de nuestro sufrido país, obviamente, cuando desaparezcan por vejez estos políticos atornillados al poder y enriquecidos que tenemos pegados con sus cánulas a nuestras yugulares? Bueno, esto último es mi opinión. No tiene por que ser la tuya. Remitámonos a los jóvenes ¿Serán capaces de construir una nación libre de golpes de estado? ¿Erradicarán para siempre a los políticos que traicionan a la gente? ¿Armarán tribunales con jueces que no simpaticen con los poderosos, con los autócratas?
Yo estoy convencida que se hace mucho y que los jóvenes reciben un país más auténtico y más libre de estupideces. A veces se piensa que todo está mal que esto es un caos. Sin embargo yo creo que la mierda que hoy sale a la luz siempre estuvo y antes ni siquiera se podía decir. Yo creo que llegará un tiempo mejor pero en la medida en que nos banquemos éste con sus luchas. Los jóvenes han dado pasos muy importantes. Muchos jóvenes. Y nosotros también y el espacio que nos tocó sembrar está mejorado. Lo hemos padecido pero les hemos ganado porque nunca consiguieron que nos pareciéramos a ellos.

Eduardo Smaha, acusado por Mariú, como autor del secuestro de Rubén Bravo

La Quinta Pata, 28 – 08 – 11

La Quinta Pata

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