A veinte años de “Harún y el mar de las historias”, el escritor anglo-indio Salman Rushdie presenta “Luka y el fuego de la vida”, una historia de aventuras que se plantea como secuela de aquel relato y que fue escrita para su hijo Milan como regalo para su duodécimo cumpleaños.
La vida de Rushdie (Bombay, 1947) registra un antes y un después de “Los versos satánicos”, el libro publicado en 1988 que le valió una “fatwa” –condena a muerte – de distintos grupos islámicos que lo sometió a años de reclusión y selló los núcleos de su literatura.
Poco después de esa controvertida obra, el autor escribió “Harún y el mar de las historias”, paralelamente una fábula sobre el poder de la imaginación y una metáfora sobre la libertad que dedicó a su hijo mayor con el objetivo de mantener a través de la escritura el diálogo que por entonces impedía su cotidianeidad atravesada por las mudanzas clandestinas.
En “Luka y el fuego de la vida”, editada por el sello Mondadori, Rushdie continúa su viaje sobre el arte del relato y narra cómo en una noche estrellada en la ciudad de Kahani, en el país de Alifbay, sucede algo terrible.
El relato se inicia cuando el fabulador Rashid Khalifa cae en un sueño tan profundo que nadie logra despertarlo. Lo único que se puede hacer para salvarlo del sueño eterno es que su hijo, Luka, se embarque en un intrépido viaje, temible y lleno de obstáculos, por “el mundo mágico” y rescate el “fuego de la vida”.
De acuerdo a la ficción, Luka tendrá como medio de transporte la alfombra voladora de la princesa Soraya, una joven impetuosa y de armas tomar, y dos fieles aliados: un perro llamado Oso y un oso llamado Perro.
La obra ofrece nuevamente una mirada sobre el rol crucial de la libertad en el marco de sociedades cada vez más complejas signadas por pujas raciales y religiosas: “Cuando el estado o la religión comienzan a limitar nuestra libertad de expresión, se inicia también una matanza de nuestro humanismo”, aseguró Rushdie en una entrevista reciente a propósito de la presentación del libro.
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