domingo, 22 de enero de 2012

Fauna nativa: el cóndor*

Dos miradas sobre la misma ave autóctona del Ande, el cóndor: la periodística y la científica. Textos que abordan las maravillas de una especie en extinción (E.H.P.)

Aves de rapiña; cabeza, nuca y cuellos generalmente sin plumas. Viven de animales muertos, ponen uno o dos huevos. El macho se diferencia de la hembra por la cresta roja que tiene en la base del pico. Habita desde Jujuy hasta Tierra del Fuego; a lo largo y ancho de la Cordillera de Los Andes. Ave de vistoso plumaje, ha sido objeto de veneración por las razas primitivas. El extraordinario vuelo del cóndor y la tremenda fuerza de su pico y garras han impresionado siempre.

Descripción

…Un clamor nacarado que asciende desde el naciente va apagando las estrellas. Los lomos de los cerros comienzan a salir de las sombras. A lo lejos, los penachos blancos de algunas cimas se hunden en el firmamento. Un aire fresco inclina los yuyos y arbustos de los faldeos cordilleranos. Nace el sol, barbado de cumbres. Se abre el día en todo el ancho de las montañas enhiestas.
Un cóndor deja su dormidero y se detiene frente a su nido. Allí está erguido como un viejo luchador, mirando el mundo de los cerros que se abren a la inmensidad.
Anchas quebradas umbrosas, caminejos de guanacos y vicuñas, senderos plateados donde corre agua cristalina, cuchillas que brillan como azada labriega, con sol recién nacido.
Otro cóndor asoma al gran balcón y luego algunos pichones, que han comenzado con sus pruebas de vuelo.
Ahora, hay una cuadrilla borde del abismo, de pronto uno se echa al vacío y comienza a volar en círculos, luego otros cóndores lo imitan.
Todos atentos con los ojos prendidos al movimiento del bicherío.

Hábitos
Allá en la lejanía, se espeja un medallón de plata, es un pequeño remanso donde el río aquieta su canto. De pronto uno ha visto un animal muerto, en efecto es un burro tendido que se halla en un corral de ramas. Dan dos o tres vueltas y se asientan en un árbol cercano; allí permanecen inmóviles, petrificados, como si no sintieran hambre.
Convencidos al fin de que ningún peligro acecha, comienza el festín. Toda la cuadrilla de cóndores está ahora encima del burro. Se llenan los buches hasta casi reventar.
Luego quieren tomar carrera para alzar vuelo y no pueden, están repletos. De pronto aparece un lugareño armado con un palo y reparte golpes a diestra y siniestra; los cóndores se defienden a picotazos.
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Algunos se sacan lo que han comido, metiéndose una pata en el buche, pero llegan otros baqueanos y todos mueren a garrotazos. De esta forma cazaban los aborígenes que poblaban las montañas andinas.
Los cóndores construyen sus nidos a gran altura. Los pichones nacen cubiertos de un plumón grisáceo y no abandonan a sus padres hasta los cinco meses.
Se cree que el cóndor muere cuando está viejo y no puede conseguir los alimentos por sus propios medios; se remonta a las cumbres más elevadas, se traba las alas y se arroja a los abismos para morir despeñado.

Cóndor andino*

Nombre científico: vultur gryphus
Orden: ciconiiformes (tradicionalmente figuraba entre los Falconiformes, pero estudios recientes ubican al cóndor en el orden de las cigüeñas)
Familia: Cathartidae
Largo del cuerpo: 120 cm
Coloración general negra. Cabeza con cresta roja, ausente en la hembra. Collar de plumón blanco en la base del cuello.
En vuelo se ven ocho plumas entreabiertas, como “dedos”, en la punta del ala. Banda blanca en la parte dorsal de las alas. El juvenil es de coloración pardo-grisácea.
Solitario o en grupos pequeños, suele vérselo planear a gran altura. Se alimenta de carroña, que localiza desde el aire.
Nidifica en acantilados y paredones rocosos, altos, inaccesibles, desde donde emprende vuelo fácilmente. En cambio, cuando está en el suelo, debe carretear para volar.
Común en las eco-regiones andina y estepa patagónica.
Es difundida la creencia que el cóndor puede cazar y llevar en vuelo presas grandes, como ovejas; en realidad es incapaz de hacerlo.
En la provincia hay otras dos especies parecidas, pero de menor tamaño: jote cabeza negra (Coragyps atratus), menor, negro (incluso la cabeza) con una mancha blanca en la base del ala, visible en vuelo; y jote cabeza colorada (Cathartes aura), que muestra un contraste marcado entre el cuerpo negro y las plumas remeras del ala, que son blancas en su cara inferior; planea con las alas en “v”.
La cresta en la cabeza permite distinguir al macho.
En vuelo, el cóndor tiene en el extremo del ala las plumas separadas.

*Calí, R., D. Unterkofler, F. Martínez y J. Raggio. Aves silvestres de Mendoza, Argentina, 2008, Buenos Aires, YPF/Asociación Ornitológica del Plata.
s/d, Alma de Nogal, Las Heras, Mendoza, mayo/junio 1997; Año I, Nº 6.


La Quinta Pata, 22 – 01 – 12

La Quinta Pata

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