domingo, 20 de mayo de 2012

Feria del Libro de excelentes aguas

Alberto Atienza

Y su bello lema: “Para los Amigos de Salomón Péres”

Finalizó con un concierto de bombos, platillos y algunas cacerolas coladas, la 180 Feria Internacional del Libro realizada en la ciudad de Excelentes Aguas, en el predio ferial de exhibición de cobayos con cucardas, entre otros especímenes autóctonos.

Este año el stand de Jufrelandia, presente en la Feria, tuvo por lema, por guía, la sabia frase: “La Feria, para los amigos de Salomón Péres”. Cabe recordar que Salomón es uno de los más ubicuos hombres de la orgullosa Jufrelandia. Su curriculum indica que dirigió el Mercado Agrario de Concentración de la Gran Villa y eso que nunca en su vida había visto, ni en foto, a una humilde bergamota, de la que no conoce chaquetilla ni color, como acostumbra a decir. Asimismo dirigió o creyó dirigir otras reparticiones, de las que tampoco sabía (ni sabrá nunca) algo. Llegó a esas funciones, catapultado por movimientos de comités, siempre de distinto signo, a los que ingresó urgido por su pancismo reconcentrado. Tuvo y tiene la habilidad de convencer que es hábil para todo. Y le creen. Dios nos libre. Sus permanentes cambios lo depositaron, con un generoso estipendio que paga el pueblo de Jufrelandia, al frente del coqueto stand de la ciudad en la Feria de Excelentes Aguas. Hubo momentos conmovedores donde el pelotón de amigos que llevó era más numeroso que las personas asistentes a los solemnes y monótonos actos que organizó.

Péres, feliz, con las comilonas, sus noches en muelles colchones de hoteles estrellados, los vinachos caros y los emolumentos que cobraría, completitos. No gastó ni un sope propio en la ciudad de las excelentes aguas...meta viático no más.

Entre los amigos beneficiarios del acomodaticio acomodado, algunos con el rango de entenados o casi, se destacaban varios cuyas obras, si así se las puede llamar, además de mal escritas son más aburridas que domar un caballo de calesita. Pero, los amigos son los amigos.
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Del mismo modo que las genuflexiones en el templo de los comités arrojan ficticias capacidades sobre un camaleón recién ingresado, los que reparten cargos, acaso devenidos de la misma cuna ficcional, con habilidades inexistentes, creen que cualquiera es capaz de armar y dirigir emprendimientos de todo tipo. Y ocupar roles tradicionalmente destinados a profesionales.
El que sabe, sabe y el que no, es director de alguna repartición pública. Casi una ley para los nuevos cantores de marchita otrora, ahicito no más, ataviados con boinas blancas. Y desde el llano, mientras esperan un despacho, organizan ferias del libro y llevan a sus adictos a comer y beber gratis. (eso es vida…)

Basta, para lograr sapiencia imaginaria, destacarse haciendo leña de árboles caídos, ya que meterse con vegetales u hombres en pie puede ofrecer resultados adversos. A eso, estos trepadores, capaces de subir a lo alto de un palo enjabonado con pies y manos atados, mediante la sola acción de sus lenguas, le agregan la infame mezcla, tan poco ética, de politiquería de baja estofa y cultura. No hubo feria del libro en todo el territorio de la nación, en la que no aparecieran asalariados propagandeando a tal o cual figura política. Toda esa alharaca la instalan para afirmarse aun más en esos rebusques bien pagados. No los anima ninguna idea. No creen nada más que en las mensualidades que reciben por su acción pública, en su devenir de felices succionadores de escrotos. En la Segunda Guerra Mundial hubieran sido colaboracionistas y luego, al fin de la conflagración, maquis o partisanos. Les da lo mismo.

Y acá estamos varios, algunos escribiendo, otros pensando si atravesarán el fin de semana con pocos pesos, mientras esos paracaidistas sin bandera descienden sobre el generoso oficialismo que los beca para hacer papelones. Pero eso sí, en buenos albergues, con desayunos americanos, tintos de marca, opíparos almuerzos y cenas, acompañados de aplaudidores amigos. Y por último, para ellos, una gratificación en billetes, bálsamo para tanta obsecuencia derramada, dinero que emana de nuestros bolsillos.

La Quinta Pata, 20 – 05 – 12

La Quinta Pata

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