Évelin Torre
Hace años que el Hospital Borda atraviesa una situación de abandono y vaciamiento. Ya el año pasado se desmanteló el subsuelo de cocina donde funcionaba el taller “Pan del Borda” y las demoliciones continuaron esta semana, acompañadas de una brutal represión que dejó un saldo de alrededor de cincuenta pacientes, médicos, enfermeros y trabajadores de prensa heridos con balas de goma, gas pimienta y bastones. Cabe destacar que esto se realizó ignorando una cautelar que impedía seguir adelante con la demolición.
A esto hay que sumarle la política de vaciamiento y desfinanciamiento de la salud mental pública, que se viene materializando en la supresión de servicios, en el abandono y deterioro de las condiciones edilicias, la falta de insumos y medicamentos, trabajadores precarizados y otras condiciones deplorables que deben afrontar pacientes y trabajadores del hospital.
No hay ley de salud mental para los pacientes del Borda.
Y es que la locura es uno de los miedos universales y los “cuerdos” temen el “contagio”, no quieren verla, no la quieren cerca. Y parece que ese es el objetivo de Macri, quien quiere demoler el neuropsiquiátrico para construir en el lugar un centro cívico, incentivando de esta manera la especulación inmobiliaria. Y tan firme está en su cometido que no duda en reprimir a todo aquel que intente obstaculizarlo, como quedó evidenciado el pasado viernes.
Y llama la atención la complicidad de muchos medios, como La Nación y Clarín, que utilizaron eufemismos como “se está llevando a cabo un operativo…”, en vez de decir que estaban demoliendo un hospital público sin orden judicial, o que se habían registrado “incidentes” en vez de referirse a la brutal represión que estaba cometiendo la Metropolitana.
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