domingo, 28 de abril de 2013

Brutal represión en el Borda

Évelin Torre

Hace años que el Hospital Borda atraviesa una situación de abandono y vaciamiento. Ya el año pasado se desmanteló el subsuelo de cocina donde funcionaba el taller “Pan del Borda” y las demoliciones continuaron esta semana, acompañadas de una brutal represión que dejó un saldo de alrededor de cincuenta pacientes, médicos, enfermeros y trabajadores de prensa heridos con balas de goma, gas pimienta y bastones. Cabe destacar que esto se realizó ignorando una cautelar que impedía seguir adelante con la demolición.

A esto hay que sumarle la política de vaciamiento y desfinanciamiento de la salud mental pública, que se viene materializando en la supresión de servicios, en el abandono y deterioro de las condiciones edilicias, la falta de insumos y medicamentos, trabajadores precarizados y otras condiciones deplorables que deben afrontar pacientes y trabajadores del hospital.

No hay ley de salud mental para los pacientes del Borda.

Y es que la locura es uno de los miedos universales y los “cuerdos” temen el “contagio”, no quieren verla, no la quieren cerca. Y parece que ese es el objetivo de Macri, quien quiere demoler el neuropsiquiátrico para construir en el lugar un centro cívico, incentivando de esta manera la especulación inmobiliaria. Y tan firme está en su cometido que no duda en reprimir a todo aquel que intente obstaculizarlo, como quedó evidenciado el pasado viernes.

Y llama la atención la complicidad de muchos medios, como La Nación y Clarín, que utilizaron eufemismos como “se está llevando a cabo un operativo…”, en vez de decir que estaban demoliendo un hospital público sin orden judicial, o que se habían registrado “incidentes” en vez de referirse a la brutal represión que estaba cometiendo la Metropolitana.
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Y es que al parecer estos medios aún añoran aquella época en que reinaban las políticas neoliberales, que tan convenientes les resultaron a sus intereses económicos. Políticas neoliberales que benefician a las grandes corporaciones en perjuicio de las inmensas mayorías y que tan bien representadas se ven en el empresario Mauricio Macri.

Recordemos que para el ideario neoliberal, lo público es sinónimo de estorbo. Para los seguidores de Friedman y Hayek, el estado no debe invertir en políticas sociales que favorezcan a los más débiles y desprotegidos pues sectores fundamentales como la educación, la seguridad social, las viviendas y la salud deben dejarse en manos privadas que las exploten “eficientemente”, excluyendo del sistema, de esta manera, a todos aquellos que no puedan pagarlo. Así, el neoliberalismo convierte los derechos en privilegios a los que solo pueden acceder quienes cuentan con los recursos necesarios para costearlos.

En definitiva, una vez más el gobierno de Macri ha demostrado su desprecio hacia los que menos tienen, los que reclaman por sus derechos, dejando en claro que no está dispuesto a renunciar a la “mano dura” como primer recurso para deshacerse de ellos.

Decía Gilbert Keith Chesterton “loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo, todo, menos la razón”. Y al parecer, para el gobierno de Macri, los “locos” del Borda todavía tienen que seguir renunciando, renunciando a su dignidad, a sus derechos, a su condición humana.

eve.torre@gmail.com

La Quinta Pata

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