Ante una nueva celebración del 2 de septiembre, Día de la Industria Nacional, la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) ratifica su ideario de defensa de las políticas públicas industriales como elementos insoslayables para un proyecto de desarrollo económico inclusivo.
Desde 2003 el gobierno nacional, con apoyo de vastos sectores sociales, trabajadores y Pymes, inició un proceso que ha venido revirtiendo la devastación del entramado industrial existente en el país tras 25 años de predominio de las políticas neoliberales impuestas por la dictadura cívico militar 1976 - 1982 y profundizadas en los 90 con la convertibilidad hasta desembocar en una de las peores crisis de la historia nacional en 2001 y 2002.
Es preciso recordar estos hechos, como lo hizo la Presidenta durante la reciente presentación de los proyectos de reapertura del canje de deuda, porque las consecuencias de la desindustrialización y la dependencia económica han sido estructurales y no pueden desarticularse sin una persistente voluntad política, con la concurrencia de todas las fuerzas productivas.
Durante los últimos diez años se ha probado que es posible sostener significativos niveles de crecimiento y sostenimiento del trabajo local, aun en un contexto de fuerte crisis global, implementando una política económica autónoma, con un fuerte papel activo del Estado y un sentido de redistribución progresiva del ingreso.
Así deben considerarse el proceso de desendeudamiento, la defensa del trabajo local y el empleo, la reestatización del sistema previsional, el manejo soberano de las divisas, la reorientación del Banco Central con la reforma de su Carta Orgánica, la inversión pública, el apoyo a las Pymes, la recuperación de empresas nacionales, como Aerolíneas e YPF, la integración regional y el vínculo con las economías emergentes, entre otros ítem.
Hoy, si bien la actividad industrial muestra índices positivos, la vigencia de altos niveles de concentración y extranjerización y la amenaza de la restricción externa (a pesar del desempeño positivo de las manufacturas de origen industrial) condicionan fuertemente las aspiraciones de consolidar un proceso sustitutivo de importaciones y lograr exportaciones con alto valor agregado.
Las soluciones que propone la ortodoxia vuelven a poner en foco el endeudamiento externo, la megadevaluación, el “enfriamiento” de la actividad y el ajuste estructural a costa de los sectores más desprotegidos, con la consiguiente transferencia de ingresos a las grandes corporaciones y los agentes especulativos locales y globales.
En contraste con estas posturas, consideramos que es indispensable avanzar en la convocatoria a todos los sectores productivos para encarar una planificación de las políticas industriales en el mediano plazo, con atención a las distintas cadenas de valor, la integración y la vinculación tecnológica.
Desde la perspectiva de las micro, pequeñas y medianas empresas es indispensable bregar por una más efectiva segmentación del sector a fin de dar una mejor orientación y efectividad a las políticas de apoyo.
También es preciso, como se ha venido sosteniendo en coincidencia con la demanda de amplios segmentos de la actividad productiva, avanzar con mayores reformas estructurales en relación con el sistema financiero (derogando la legislación heredada de la dictadura), el régimen tributario, que debe ser más progresivo en su totalidad, y las regulaciones de las grandes superficies comerciales, la infraestructura de transporte, entre otros puntos.
Esta nueva recordación del Día de la Industria Nacional es una oportunidad para poner en relieve la importancia de estos debates en el marco de la discusión más amplia sobre el proyecto de país que queremos los argentinos, ya que una genuina reindustrialización, como lo demuestra nuestra historia, sólo es posible en el seno de un proyecto productivo nacional con plena vigencia de la democracia, los derechos humanos, la soberanía y la equidad social.
Mendoza, 30 de Agosto de 2013
Sr. GENARO R. PALAU- SECRETARIO
Ing. ENRIQUE N. TARDITI- PRESIDENTE
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