viernes, 12 de diciembre de 2008

“Los vampiros del fútbol”

Cazatalentos

Matías Soria
En un mundo globalizado regido por las leyes del mercado, el fútbol se ha convertido en un enorme negocio que ha permitido, en los últimos años, la proliferación de empresarios inescrupulosos (denominados inocentemente cazatalentos) que se dedican al tráfico de menores futbolistas, una actividad que lesiona seriamente los Derechos Humanos y vulnera la Declaración de los Derechos del Niño.
El fútbol moderno ofrece casos contundentes de explotación infantil: en nuestro país, miles de niños que juegan bien al fútbol ya tienen contratos con empresarios que los compran y los venden como mercancía, ante el consentimiento de los propios padres, que ven en sus hijos la prosperidad económica familiar.

El recordado Osvaldo Soriano escribió alguna vez que el fútbol está integrado por "artistas, gánsters y vampiros". Para el desaparecido escritor, los artistas son los jugadores, los gánsters son los funcionarios que manejan el deporte y los vampiros son todos aquéllos que quieren hacer negocio con el fútbol. Y con ésta última acepción bien se podría identificar a los empresarios que lucran con el comercio de jugadores desde la más temprana edad, sacando provecho de la necesidad y miseria de sus progenitores, que buscan "salvarse" económicamente a través de sus hijos.

En los tiempos acelerados que vive el sistema futbolístico actual, los jugadores que prometen son rápidamente detectados, representados y contratados (mediante adelantos o beneficios económicos a sus padres) por empresarios que, desde ya, buscarán en un futuro sacar rédito de su inversión. Y de esta manera, lo que para un chico de no más de 10 años el fútbol era sinónimo de diversión, pasa a transformarse en un mundo de exigencias y presiones.

Constantemente, los medios de comunicación se hacen eco de fichajes millonarios de niños de muy corta edad por clubes deportivos, que convierten a los jóvenes talentos en la mercancía objeto de acuerdos entre clubes o empresarios y sus tutores, que actúan amparados por la patria potestad que ejercen sobre sus hijos.

Los datos son elocuentes, pero lamentablemente no existen normas jurídicas ni tampoco soluciones que entiendan sobre esta problemática que involucra a los más chicos.

Los mercaderes del fútbol
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Así como la Bolsa de Comercio y los mercados financiero e inmobiliario aparecen como las opciones más tradicionales para invertir dinero, en los últimos tiempos el fútbol se convirtió en un sorprendente negocio que también se ha trasladado al deporte infantil.

Bien vale decir que los especialistas en descubrir talentos existen desde hace décadas en el fútbol. Pero en los últimos años – y cada vez más – esta función comenzó a ser profesional.

Así desembarcaron en el fútbol infantil los "empresarios" que se dedican a asesorar y representar a los niños-jugadores, previa firma por parte de los padres de un contrato. Esto es, el empresario le consigue club a su representado, y además, en el acuerdo puede ir el hospedaje, la comida, viáticos, indumentaria, e incluso una mensualidad económica a los padres del niño.

La inversión del empresario está en sacar rédito de una futura venta o transferencia del chico que ha contratado y se encuentra a su cargo.

De esta manera, aprovechando – en la gran mayoría de los casos – de las carencias económicas de sus padres y la pobreza de los clubes, el empresario compra las fichas de los chicos y pasa a ser algo así como el dueño del potencial jugador, con los riesgos que implica esta situación.

Los clubes de fútbol no se quedan atrás en la búsqueda de futuros cracks. En muchos casos se trata de una tarea manejada oscuramente por dirigentes que lucran con las divisiones inferiores sólo para su beneficio personal.

En este sentido, son los equipos grandes de nuestro país quienes corren con el caballo del comisario. Tal es el caso de Boca Juniors, el club en el que miles de chicos sueñan jugar. El conjunto xeneixe ha usufructuado esta situación al máximo y prácticamente no hay rincón del país que no haya estado en la mira de las huestes boquenses. La captación de jugadores se hace habitualmente a través de los llamados "delegados" (por lo general se trata de ex jugadores) quienes organizan partidos en el interior, prueban a muchos jugadores y seleccionan a los mejores. Cuando lo ideal sería que los chicos pudieran desarrollarse futbolística en los clubes de la provincia.

Y este fenómeno también tiene su anclaje en la gran proliferación de escuelas de fútbol dispuestas a recibir a niños y adolescentes, bajo la conducción de entrenadores que tienen intenciones ambiciosas que van más allá de la pura vocación docente y buscan explotar esta situación como si se tratara de una mina de oro, realizando negociados con jugadores de muy corta edad.

Los que emigran al exterior:
La cada vez mayor demanda de jugadores que llega procedente de Europa es uno de los factores que promueve el incesante negocio de niños-jugadores.

Países como España, Italia e Inglaterra, absorben cada vez mayor cantidad de nóveles valores provenientes de África y países del Tercer Mundo, allí donde la pobreza rige los destinos de grandes y chicos.

En el caso de nuestro país, los cazadores de talentos de los países ricos analizan y seleccionan a chicos con la promesa de cambiarles la vida a él y a su familia.

Según un informe del diario Página 12, la compra de niños talento provenientes de todos los rincones del mundo que se han incorporado a los clubes del fútbol italiano sumó en el año 2005 unos 5.000 menores.

Entre ellos, los argentinos eran unos 600 chicos (es indudable que esta cifra ha aumentado considerablemente en estos 2 años).

Los niños extranjeros llegan empujados por la promesa de prosperidad que los empresarios les hacen a sus padres, quienes, como ocurre generalmente, los arrancan de sus respectivos clubes, abusando del derecho de patria potestad, y también de sus amigos, estudios y demás.

Existen casos emblemáticos como el de Leonel Messi, el talentoso jugador rosarino que viajó desde muy chico a España y después logró triunfar en el Barcelona. Pero son muchos más los casos ignotos que se van del país tentados los padres por empresarios que les prometen el estrellato. Sin embargo, está comprobado que solo una minoría llega a Primera, y el desarraigo, la carga de expectativas y la presión familiar, repercuten notablemente en la vida de éstos chicos.

Este tráfico de jóvenes es el punto más triste que existe en el deporte tomado como negocio, se trata del aspecto más desgarrado y cruel del mercado del fútbol.

Las famosas pruebas de jugadores
Habría que meterse en la piel de un chico que está a punto de afrontar las ya famosas "pruebas de jugadores" para llegar a comprobar la tormentosa presión a la que son sometidos. Se trata de un todo o nada que esconde por lo bajo la idea de "salvarse" económicamente con el fútbol.

Se podría pensar ingenuamente que los niños se divierten jugando a la pelota, pero la realidad indica que no es así. En su gran mayoría los chicos encaran este tipo de pruebas con la misma carga de ansiedad y nerviosismo como si se tratara de un examen final de la escuela.

Recientemente el club Boca Juniors realizó en el estadio Malvinas Argentinas una prueba de jugadores que reunió a casi tres mil jóvenes deportistas. Dentro de un marco de tensión y nerviosismo, los chicos saben que tienen que mostrarse. Por eso el cotejo resultó ser muy malo, con muy pocas jugadas colectivas, ya que la mayoría se despachaba con gambetas y remates al arco de media distancia. La idea, claro, es poder anotarse con un golazo que despierte la atención de los seleccionadores. En tanto, desde los costados de la cancha, los padres alientan a sus hijos en estado de excitación extrema y con gritos desesperados.

Finalmente, con la sensación agridulce de que en apenas 20 minutos ni siquiera fueron vistos por los entrenadores, los chicos que "no quedaron" se marchan a sus casas con la ilusión quebrada. Y como en una lotería, solamente fueron cinco los afortunados que eligieron para continuar las pruebas en Buenos Aires, manteniendo firmes las esperanzas de salvarse con el fútbol.

La imperiosa necesidad de mejorar la realidad del fútbol infantil
Son innegables los valores que el deporte aporta en una sociedad. Por este motivo es imperiosa la necesidad de combatir el negocio vergonzante que busca ensuciar una actividad lúdica y sana como lo es el fútbol. Y para lograr este propósito habría que comenzar por reivindicar los derechos del niño mediante legislaciones jurídicas que lo ampare, buscar descomprimir el nivel de competencia feroz que existe en las categorías de inferiores y reinventar la escala de valores que prevalece actualmente, a través del desempeño ético de dirigentes y la educación transmitida por entrenadores y padres de los chicos.

Hay que mejorar de manera urgente la realidad del fútbol infantil, para que no todo sea dinero, intereses y gritos desesperados de padres egoístas.


La infancia hecha pelota

La infancia hecha pelota


El comercio y explotación de niños futbolistas ha sido analizada y estudiada en profundidad en el libro "La infancia hecha pelota", escrito por Carlos Benítez y Sandra Comisso, entre otros autores, y con prólogo de Roberto Fontanarrosa.

Publicado en el año 2000 por la Fundación Nueva Generación del Deporte, el libro es el producto de una exhaustiva investigación que se encuentra dividida en siete capítulos en los que los autores desarrollan y bucean sobre diversos temas como: el negocio del fútbol que se traslada a los más niños, la presión que ejercen representantes, entrenadores y padres sobre los chicos, y cómo lo que empieza siendo un juego, un ejercicio de actividad física, un lugar de encuentro y entretenimiento para compartir con los de su misma edad, termina transformándose en un entrenamiento profesional y en una competencia en donde se exige ganar o ganar, en un fenómeno económico de pases y dinero.

El libro es una aproximación al mundo de los pibes y el fútbol, allí donde se cruzan la ansiedad de los padres, la responsabilidad de los entrenadores, la referencia omnipresente de las grandes estrellas y el peligro de depositar en un chico la salvación económica familiar. Y también es un llamado de atención para no olvidar que en el fútbol infantil se está tratando con pibes y no con jugadores en miniatura", explican los autores de la investigación.

Además, el libro contiene fichas orientadoras sobre cómo desarrollar y conducir de la manera más responsable la práctica deportiva y los entrenamientos de acuerdo a las edades y las posibilidades de cada chico.

En el prólogo del libro, con su característica sapiencia para tratar los temas de la realidad, Fontanarrosa anhela que "hay que volver a recuperar el placer del juego por el juego mismo, el juego como finalidad en sí.

Nadie tiene derecho, se me ocurre, a frustrar los sueños de un pibe".
A continuación se detallan algunas frases extraídas del libro:
•"El problema no es la competencia en sí, sino lo que los adultos hacemos con esa competencia. ¿El objetivo siempre es ganar?"
•"Hay veces en el que los nenes se quedan mirando a un loco desaforado que no entienden que sea su papá, enojado porque su hijo sacó mal un lateral".
•"Una cosa es tener un hijo al que le gusta el fútbol y que además juega bien y otra, muy distinta, es formar a un crack, con todo lo que eso significa".
•"Cuando gana el equipo contrario, los padres empiezan a echarle la culpa al referí y no se fijan que los que ganaron también son chicos".
•"(Algunos técnicos) como cobran, tienen que ganar. Si no, los echan del equipo. Y adquieren prestigio ganando campeonatos. Frustran pibes, pero ganan campeonatos".
•"¿Será posible que un chico que no llega a los 10 años pueda soportar la carga de ser el sostén económico de una familia jugando al fútbol? ¿Qué diferencia hay entre eso y la explotación de menores y el trabajo infantil?

La Quinta Pata, 12 – 12 – 08

La Quinta Pata

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