Son 25 costureras que no tenían trabajo y compraron máquinas de coser con un subsidio. El set de prenda escolares cuesta sólo 135 pesos.
Se acerca un nuevo inicio de clases en plena crisis, que significará un duro aumento en los precios de la canasta básica escolar. Esta incluye guardapolvos, equipos de gimnasia y otro tipo de indumentaria para los alumnos. Pero existe una alternativa para los padres preocupados por los gastos: las ganas de salir adelante de un grupo de mujeres mendocinas de la ONG El Arca, Productores + Consumidores, que ofrecen un set de ropa para el inicio de clases. Estas mujeres aseguran que sus precios son, al menos, 30por ciento más económicos que los que ofrecen en el centro.
Con un microemprendimiento de venta de ropa escolar, que apunta a la calidad y a los bajos precios, se benefician 25 costureras mendocinas, y además, alivian el bolsillo de sus clientes.
Historias
Hace más de 4 años, a partir de un proyecto de 16 emprendedoras, comenzaron a contactarse mujeres que buscaban un trabajo. Hoy son más de 25 las voluntarias que conforman los talleres de confección, ya sea dentro de El Arca o en sus propias casas. En la misma sede, costureras de entre 28 y 60 años demuestran su solidaridad capacitando a quienes deseen aprender el oficio.
Las historias de vida de estas damas son diversas, pero todas tienen en común el fantasma del desempleo y una enorme voluntad de trabajo.
Viviana Amarfil, de 44 años, estaba desocupada cuando se acercó por primera vez a la ONG y hoy es la coordinadora del área textil: “Siempre fui modista y costurera, pero no tenía trabajo. Aunque tenga estudios universitarios es muy difícil para una persona de mi edad salir adelante, y más aún cuando tenés chicos”, manifestó la mujer, quien vive en Luzuriaga junto a su esposo y sus tres hijos. Viviana se mostró agradecida y contenta con este proyecto de “economía solidaria”. Sostuvo que sirve para tener un ingreso seguro todos los meses, además de colaborar para que los demás salgan adelante.
Otras trabajadoras de El Arca son Liliana Castillo y Manuela Guajardo, dos de las primeras impulsoras del taller de costura. Hoy, ambas incluyeron a sus hijos en el emprendimiento, algunos están aprendiendo a coser y otros ya las superan.
“Tenía un plan social en el 2000, cuando todo estuvo tan mal. Después se presentó el proyecto, se compraron las máquinas de coser industriales (por medio de un subsidio) y empezamos a trabajar”, relató Liliana, quien hasta hace unos años sólo cosía en su casa del barrio San Martín. Explicó que el dinero que ganan con sus creaciones “es un aporte” para su hogar, aunque sostuvo que hay buenas y malas temporadas para las ventas.
Manuela es una abuela de Las Heras que entró al taller cuando no tenía trabajo y hoy ya sabe coser prendas. “Con mi trabajo pago los impuestos, y mi marido se encarga del tema alimentario”, afirmó la mujer, sentada frente a la máquina de coser, con su bisnieto de 2 meses en los brazos.
En medio de la crisis económica, las costureras del taller de El Arca crean ropa para la escuela y para diario, ofreciendo una alternativa para el ahorro de los que llaman sus “consumidores responsables”.
El Sol, 20 – 02 – 09
1 comentario :
sería bueno que junto con la nota publicaran algún dato para poder contartar a esta gente... tel. o direccion...
gracias.
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