domingo, 14 de junio de 2009

La Revolución es también Masetti

Concepción Doumois

Mabel Machado

La Habana. Al primer encuentro en la Sierra Maestra, el Che le dijo que su Patria era toda la América. Tal vez, Jorge Ricardo Masetti, también argentino, quedó insuflado desde ese instante con la vocación de pertenecer a todo el continente y a todas las causas que reivindicasen la verdadera libertad de los hombres. El joven corresponsal de Radio El Mundo subió a las montañas rebeldes de Cuba y descendió con el futuro empeñado en el devenir de la Revolución. Ese mismo impulso lo lanzó luego hasta Argelia, y más tarde hacia Argentina.

En espera de la llegada de Guevara, Masetti comandó allí el grupo que devino, en 1963, Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP). Nunca se encontraron en su suelo natal nuevamente los dos argentinos. El 21 de abril del `64, el periodista combatiente desapareció entre la selva de Salta.

Había fundado en Cuba la agencia de noticias Prensa Latina (PL), en medio de una estampida internacional que cuestionaba a la Revolución. De 1959 a 1961, mientras batallaba por extender la presencia del medio en el extranjero, plantó la semilla de la consagración, y despejó el sendero para la consolidación de un periodismo nuevo, propio de Latinoamérica. El compromiso con los líderes revolucionarios de la Isla, hizo que su actuación desbordara el trabajo en PL, para participar en los interrogatorios a los mercenarios de Playa Girón y en la Lucha contra Bandidos.

Las cartas que tras la partida definitiva escribía a su esposa Concepción Doumois, dan fe de que ese espíritu humanista no lo abandonó nunca. Hoy, Conchita, ―como también se conoce a la compañera de Masetti― ofrece, sin duda, el testimonio mejor de aquellos años. Aún no se decide a divulgar las misivas que intercambiaba con Jorge ―lo llama así, con la intimidad del recuerdo― y se le quiebra la voz por la emoción revivida.

- Un intenso epistolario da cuenta de la estrechez del vínculo sentimental entre Ud. y su esposo, pero esas cartas trascendían la normal comunicación entre la pareja, para compartir reflexiones y juicios sobre la Revolución y su entrega a ella. ¿Qué puede agregar sobre esa correspondencia?
- Tengo 11 cartas inéditas. Las he ido dando en pedacitos, pero no completamente. Sobre todo he entregado las que hacen referencia a la Revolución, pasajes que se dieron, etc. También está el aspecto privado entre él y yo. Realmente a mí me hacen mucho daño. Yo todavía las leo o me acuerdo de ellas y me conmueven, pero son muy hermosas. Algún día me decidiré a publicar una gran parte.

- Al partir para siempre, Masetti tenía solo 35 años y Ud. compartía con él esa misma juventud. ¿De qué forma recibió la noticia de su desaparición, la desesperanza de haber perdido a su compañero tan tempranamente?
Leer todo el artículo
- Lo dejé de ver cuando tenía 33. Yo era diez años más joven. Fue muy difícil, porque Jorge se va cuando nuestra hija Laurita tenía 25 días de nacida. O sea, que prácticamente no la disfruta. En todas sus cartas habla de la era de Laurita, porque realmente Jorge era muy optimista. Siempre nos transmitió la idea de que nos íbamos a volver a ver, que no iba a pasar nada.
Fue tremendo, porque yo trabajaba en un lugar donde vi llegar los cables por los que se supo que había caído la primera parte de la guerrilla, que habían caído presos otros compañeros como Castellanos, y de Masetti nunca se supo. La idea que teníamos era que físicamente no estaba bien. Había tenido una caída muy grande en Argelia, que implicaba muchas dificultades: se le inflamaba la columna, le costaba caminar.
Entonces hubo un período en mi vida en que yo casi no podía comer, porque pensaba que Jorge se estaba muriendo de hambre. Fue muy difícil, pero muy intenso. Creo que es como una varita mágica que te toca con algo que no todo el mundo vive.

- Ernesto Guevara visitaba con frecuencia PL, dicen que llevaba él mismo el dinero del financiamiento de la agencia en una maleta. ¿Cómo describe sus lazos con PL, y la relación de Masetti con el Che?
- Creo que no era así del todo. Borrego era quien entregaba los dineros y también Celia. Pero efectivamente eran muy recurrentes sus visitas. El Che llegaba a Prensa Latina a las doce de la noche, en la madrugada. Hermes Peña, que cae después en la guerrilla con Masetti, era casi siempre el que iba allí como su escolta. También lo acompañaba Harry Villegas. Allí estaban sentados en mi oficina, delante de la de Masetti, y conversábamos muchísimo. Si me preguntas sobre qué no me acuerdo exactamente, pero sé que hablábamos de la familia, de cuestiones como esas.
Hay una anécdota muy simpática, que publicó hace poco el diario Juventud Rebelde y que yo recordé con agrado. Una noche estaba en mi oficina y no me di cuenta de que ellos habían salido, porque Masetti tenía una entrada directa a la Redacción y salieron por allí. Los dos empezaron a correr y a deslizarse por los pasillos de Prensa Latina, para ver quién llegaba antes. Cuando yo salí porque sentí aquel ruido, no entendía nada. Parecían un par de muchachos. Tenían una muy linda amistad.
El Che conmigo fue muy deferente siempre. Nos quiso mucho a mí y a mi hija. Se ocupó de los otros hijos de Jorge, quien fue muy buen padre y siempre me pedía en las cartas que me ocupara de los muchachos.

- Igualmente en los primeros años de fundada, en Prensa Latina confluyeron personalidades descollantes tanto en el plano de la política, como en el de las letras. Pudiera mencionar ahora al propio Fidel, a García Márquez o Rodolfo Walsh. ¿Cuáles anécdotas conserva de ese período fundacional, del ambiente de la agencia al darse cita allí figuras como estas?
- Había un nivel profesional muy alto. Y la dirección de la Revolución estaba muy al tanto de lo que estaba pasando en Prensa Latina, lo cual era importantísimo. La preparación de los que trabajaban en la agencia era elevada. Quizá no en cuanto al quehacer de agencia de prensa propiamente, porque ninguno de ellos tenía esa experiencia, pero allí fueron descubriendo cómo era.
Yo trabajé un tiempo con Rodolfo Walsh en los servicios especiales. Realmente se contactaron personalidades muy importantes: Sartre, Simone de Bouvoir, vinieron personalidades muy relevantes convocadas por la agencia Prensa Latina. No solamente llegaron del área occidental, recuerdo la primera reunión de agencias de prensa del campo socialista, organizada por PL. Vinieron representantes de todos los países socialistas.
Ya después de aquella época me quedan recuerdos lindísimos. Por ejemplo, todavía soy amiga del Gabo y veo lo difícil que es para él hablar de Jorge. En un documental realizado por los nietos de Masetti, Gabo dice que cuando él supo que se había ido, sabía también que no regresaba. Eran amigos muy fuertes. Afortunadamente a mí me ha quedado esa amistad de 50 años.

- Conocemos que el proceso de establecimiento de las corresponsalías en el extranjero fue ampliamente difícil y adverso. ¿Cómo recuerda ese proceso?
- Hay un período en el cual es muy complejo todo, porque empiezan a poner una serie de trabas burocráticas para no dejar que se abrieran las sucursales.
Después, como el destino de Prensa Latina estaba y ha estado ―50 años más tarde― tan ligado con el de la Revolución Cubana, cuando se empezaron a romper las relaciones diplomáticas con Cuba, expulsaban a los corresponsales y cerraban las sedes de la agencia en el extranjero, era toda una cadena. Ahora aún es complicado porque permanece el bloqueo de EE.UU., aunque afortunadamente hay una serie de países en América Latina que fortalecen los lazos de amistad con nuestro país, y Prensa Latina ha ido creciendo.
Para mí estos son dos momentos históricos: al inicio, en el año 1959 con las barreras de las que habla Rodolfo Walsh, quien para dejar abierta la corresponsalía en Río de Janeiro, tuvo que entregar los papeles más increíbles del mundo. Por otro lado, cuando se lograron constituir las sucursales, viene el momento de las rupturas.

- Acerca del modo en que comandaba la agencia, destaca siempre entre las remembranzas de sus compañeros el apego de Masetti al principio de “ser objetivos, pero no imparciales”. ¿Cuáles, a su juicio, fueron los principales rasgos de su liderazgo en el medio de prensa que fundara en 1959, para hacer frente al colonialismo de la información por los grandes consorcios mediáticos?
- Lo más destacado era su propia dedicación. Él no pedía a nadie que trabajara hasta el otro día buscando la noticia, etc. Él se sentaba a buscarla, si era necesario ir al teletipo a lanzar una información al mundo, él lo hacía. Si había que ir a Playa Girón, ahí estaba él, si había que apoyar la lucha contra bandidos, él iba, si había que estar en Costa Rica, él iba al frente de la delegación. Eso es muy importante, es una máxima del Comandante en Jefe y de Raúl: estar a la vanguardia de su pueblo siempre.
Hace poco oí una frase que me gustó mucho: “Prensa Latina es una Isla dentro de Cuba”, todo lo que le va pasando a la Revolución y al país, le pasa igualmente a la agencia. Masetti bebió mucho de las enseñanzas del Comandante y del Che y de su máxima de ponerse al frente de las actividades, lo cual lo llevó a tener ese liderazgo, a ser reconocido y respetado.

- Por esos valores lo admiran quienes conocen de su historia. Pero si Ud. tuviera que destacar la mayor virtud de Masetti, aquello por lo cual le admira o le quiere más, ¿qué mencionaría?
Su honestidad, su veracidad, su no imparcialidad, su objetividad. También por un amor familiar muy grande, y un afecto, un amor intenso hacia sus amigos. En sus cartas me dice que los cubanos son sus primeros amigos, a pesar de que sufrió mucho. Es algo que a los extranjeros les debe pasar en cualquier país de mundo: cuando nos sentimos extranjeros, nos parece que hay siempre algo en contra de uno; pero en realidad no era tan complicado ese fenómeno aquí.
Masetti se va de Prensa Latina en el año 1961. Regresa cuando Playa Girón, porque Fidel y Dorticós le piden que se haga cargo de la agencia en esa fecha. Luego, va a los interrogatorios a los mercenarios y ya de ahí empieza a viajar a África, se convierte en el primer cubano ―siendo argentino― que hace contacto con importantes líderes de ese continente.
El 13 de marzo de 1962, alguien lee públicamente en la escalinata de la Universidad de La Habana el testamento político de José Antonio Echeverría y omite una frase que tiene que ver con Dios. Cuando Fidel interviene, reprocha ese hecho. El 26 del mismo mes el Comandante habla en la televisión, y explica lo que ha sido el proceso del sectarismo. Un día antes, Celia llama a nuestra casa ―en J entre 15 y 17 en el Vedado― y le pide a Jorge que vaya a verla. Allí él estuvo toda la tarde. Cuando regresó me dijo: “el Comandante me explicó todo lo que va a decir mañana”. Fidel tuvo la gentileza de llamar a Jorge, y de explicarle lo que iba a mencionar al día siguiente. Aunque todo fue muy triste para Jorge, encontró una compensación, porque siguió trabajando, asumiendo misiones muy delicadas.

- ¿Hay algún recuerdo, alguna anécdota que no quisiera dejar de compartir con quienes deben conocer y reconocer más a Masetti, como hombre y como revolucionario?
- Son muchas vivencias. Lo que dicen las personas que lo conocieron es que lo recuerdan con mucho cariño. La palabra amistad para él era sagrada. La palabra periodismo también. No dejaba ni un minuto de ser un excelente periodista.
Algunos días nos íbamos de paseo. Llevábamos un anafre, carbón, y él hacía un asado argentino y yo el chimichurri como él me lo había enseñado. Estábamos en el Salado, hubo una explosión gigantesca y vimos la columna de humo. Enseguida nos fuimos, me dejó en nuestro apartamento del Focsa y siguió a cubrir la noticia de la explosión de La Coubre. Para él eso era lo más importante. Como lo era también estar en las tareas principales de la Revolución.
Carlos Amat, en la entrega de un reconocimiento a Prensa Latina, dijo que Masetti subió a la Sierra, casi sin conocer lo que representaban Fidel, el Che, Raúl, la dirección de la Revolución Cubana. Pero cuando bajó de allá quedó totalmente convencido de que su papel era estar junto con ellos. Eso lo marcó para siempre. A partir de ahí fue muy dedicado, muy entregado a todas las misiones que se le encomendaron, y transmitía mucho optimismo.

- Sorprende como la palabra Revolución, de la que hablábamos al principio, se fue ampliando para Masetti: Cuba, África, Argentina… ¿Cómo vio Ud. ese proceso en él, esa apertura, que tenía que ver con la vocación por hacer justicia?
Tengo que ser sincera. Me parece que en aquel momento no me di cuenta como me estoy dando ahora, que puedo mirar retrospectivamente y hacer un análisis. En aquellos tiempos para mí estaba muy claro todo: que Masetti se iba, que iba a estar en la guerra, que era Argentina… Lo habíamos conversado, pero todo sucedió muy rápido.
Yo salgo embarazada en febrero del ´62, mientras él pasaba la Escuela Superior de Matanzas. Luego se va a Argelia, y después de la liberación de este país, regresa. Ya está con los compañeros Furry, Hermes Peña y Ricardo Martínez Tamayo, pero cubanos no hay muchos, la mayoría es de Argentina, y se van con él. Entonces empieza el proceso de la Crisis de Octubre. Yo nunca pensé que él se fuera en el año 1962. Nunca lo creí tan apresurado como resultó.
Como te había dicho, mi hija nació el 2 de noviembre de 1962. El Che fue a verme al hospital alrededor del día 4. Al día siguiente, Jorge llegó de Pinar del Río, y el 27 de ese mes se fue.
No hubo tiempo. Hay una carta muy linda de Jorge en la que me dice: “yo me quise despedir de todos los amigos y no nos alcanzó el tiempo”.
Al principio ―diciembre de 1962―, cuando yo le escribí a Jorge, él estaba en Praga. Yo solicité a Celia ir a pasar el fin de año con él. Ella, tan entrañable, comenzó los trámites, pero el Che dijo que no era justo que fuera de visita solo la esposa del jefe.
Después fue de Praga a Argelia, de allí a Bolivia, más tarde a Tarija y finalmente a Salta.

La Jiribilla, 13 – 06 – 09

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario