Marcelo Paredes
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El 10% de las personas fallecidas por la Gripe A en nuestro país son trabajadores de la salud que cayeron combatiendo el virus en los hospitales públicos. Médicos, enfermeros y auxiliares expuestos por su profesión pero desprotegidos por el sistema de salud son las víctimas de una batalla desigual.
Diez víctimas fatales, miles con síntomas, medio centenar en estado crítico son el parte de batalla desde las trincheras donde reina la indefensión laboral, la angustiosa falta de personal y recursos, el abandono de los edificios y la capacidad desbordada. Un sistema sanitario en emergencia que ayer el dengue y hoy la influenza lo hacen más evidente. Un sistema sanitario sostenido sobre las espaldas de los trabajadores y su compromiso. Una guerra con soldados pero sin generales, sin escudos y sin armas.
Las espaldas del MalbránEl Instituto Nacional de Microbiología Dr. Carlos G. Malbrán es la única institución que cuenta con un laboratorio de seguridad biológica de nivel III, el más grande de Sudamérica, que lo autoriza a funcionar frente a un patógeno desconocido. Su personal de trabajadores y profesionales altamente especializados trabajan en turnos continuos procesando miles de muestras y realizando la identificación genética del virus de la Gripe A H1 N1.
Ellos al igual que los que producen vacunas, los que inspeccionan y controlan lo que comemos y tomamos, los que elaboran medicamentos o son centinelas de las enfermedades solo el año pasado realizaron 9 medidas de fuerza cansados de la denigración de las condiciones laborales, la desidia por modernizar las estructuras y la ausencia de una política de salud planificada.
Son personal profesional y técnico altamente capacitado, con salarios devaluados, sin perspectivas de progreso y en situación de maltrato. Y sobre sus espaldas cargan la tarea de mitigar la epidemia.
Pabellones recuperados 34 pacientes del Hospital Borda, afectados por la gripe A, requerían aislamiento para evitar contagios mientras un pabellón remodelado a nuevo esperaba ser inaugurado desde principios de año. La demora escondía la intención, nunca desmentida, de darle otros usos a ese espacio necesario.
Médicos y trabajadores del hospital avalados por sus organizaciones sindicales, por legisladores electos y en actividad, por el Comité de Crisis y el director del Hospital inauguraron y le dieron un destino al histórico Pabellón Amable Jones. Ahora los 34 pacientes infectados están cómodamente aislados en un espacio recuperado por la iniciativa de los trabajadores.
Combatiendo a la influenza Leer todo el artículoUn residente de primer año de clínica médica en cualquiera de los 32 hospitales porteños trabaja 14 horas por día, no cobra ni tiene cobertura social y está en la primera línea del combate a la influenza.
Ellos al igual que el personal médico y no médico contratado o empleado por la Municipalidad en los distintos centros de salud sufren las consecuencias por la no ejecución de más del 50 % del presupuesto de salud. Es decir, la plata está pero no llega por excusas burocráticas.
El resultado: falta de medicamentos, insumos, equipamiento y personal; suspensión de operaciones programadas, demora en los turnos de hasta 4 meses y la impostergable necesidad de cubrir el déficit de 4.000 enfermeros. Condiciones en las que se trabaja. Condiciones en que la ciudad pelea contra la pandemia.
Vendiendo Tamiflú
Los agentes de propaganda médica algo saben de la industria farmacéutica porque son los que promocionan sus medicamentos. Vienen denunciando sistemáticamente la falta de regulación y control del Estado sobre la actividad y el escaso desarrollo de una industria farmacéutica propia que provea al sistema público de salud y permita mejores defensas ante cada pandemia.
Ellos también se preguntan por qué comprar 6 millones de dosis del Tamiflú, antiviral sensible ante la gripe A, a la firma Roche cuando ese fármaco tiene la patente vencida en nuestro país y podría fabricarse nacionalmente.
Y nos recuerdan para que sepamos que Roche le compró la licencia a la empresa Gilead Sciences que manejó Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa de los EEUU, país denunciado por sus laboratorios de armas biológicas, sus experimentos clandestinos y los “escapes” de cepas virales.
La primera línea de batalla
Los enfermeros del hospital Posadas van a trabajar cada día sabiendo que 3 de ellos presentarán diagnósticos de gripe A al final de la jornada. Ya son 100 los trabajadores de la salud, solo en ese establecimiento, que contrajeron la enfermedad y otros 50 presentan síntomas como insuficiencia respiratoria y neumonía.
Las razones: las condiciones de indefensión y maltrato laboral, áreas de aislamiento desbordadas, falta de elementos de bioseguridad, ausencia de ámbitos donde bañarse y cambiarse en el hospital y, fundamentalmente, la falta de personal. Según la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP-CTA) faltan 1.500 profesionales y unos 2.500 no profesionales para cubrir las necesidades de los bonaerenses. Pero no solo faltan trabajadores sino que muchos de los que hay son contratados, becados o subsidiados pero siempre precarizados.
Si a eso uno le agrega el ausentismo por enfermedad o sobresaturación de trabajo que la misma enfermedad provoca se podrá entender que nuevamente en la primera línea de batalla nuestros soldados son pocos y están mal pertrechados.
* Integrante del equipo de Editorial y Publicaciones de la CTA
ACTA, 31 – 07 – 09
La Quinta Pata
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