Marcos Meloni
Una nueva configuración social se viene imponiendo a partir de las llamadas autopistas de la información. La gran red de redes, Internet, se ha convertido en el lugar común de estadía de miles de millones de personas, que día a día, minuto a minuto, entran y salen o simplemente permanecen ausentes o invisibles para el resto de la comunidad que vive la experiencia de conectividad.
Una sola persona, puede mantener de acuerdo a su estado (palabra que define el ánimo de cada persona en la red) una serie finita pero abultada de conversaciones en simultáneo, lo que no significa que a todas les imprima la misma importancia y atención. Acción que por un lado demuestra la capacidad de un individuo a disociar dialógicamente sus pensamientos y por otro lado, mostrará cómo y hasta qué punto los seres humanos empiezan a incorporar una serie de artificios, de superficies aparentes, de estímulos sobreexcitados, de sustitución de lo real por lo virtual o lo que podría ser. Es decir, las relaciones interpersonales dejan de lado el hecho de estar frente a frente para desplazar hacia los monitores de cualquier pc toda una existencia entera, llena de emociones reales, de estímulos sensoriales, de pensamientos heterogéneos. En fin, de una persona plena en su constitución, persona que tiene una existencia organizada, estereotipada, moldeada por cada uno de los lugares comunes que proponen estas redes sociales, donde cada uno de los integrantes aportan sus perfiles (o “quizás” sus posibilidades de consumo real, ya sea simbólico como económico). Perfiles prediseñados, acomodados a un estándar de usuario-miembro de estos espacios que podríamos llamar emuladores de la realidad real, por su continua insistencia en las posibilidades de comunicación que Internet supone poseer. Decimos emuladores y a la vez estafadores de crear una conciencia de igualdad de posibilidades, de acceso, de libertad de decir lo que se nos antoje, de respuesta a todo lo que buscamos, de una serie infinita de creencias muy explotadas que aparentan un cambio casi sustancial en la vida de las personas, por no decir de la humanidad.
Todas y cada una de estas razones nos alertan de una ingeniería mental mucho más poderosa e influyente, razones que debemos tener en cuenta a la hora de “entrar” y ser un “usuario” más.
Río de Palabras, 24 – 08 – 09
No hay comentarios :
Publicar un comentario