Sergio Faría
Se cumplen hoy cuatro años de la muerte del boxeador más importante que dio Mendoza: el Intocable.
Tenía 66 años cuando pasó a ser definitivamente una leyenda. Hace unos días se cumplieron 70 años de su nacimiento, pero hoy se conmemoran 4 años de la muerte del deportista más significativo de Mendoza de todos los tiempos: Nicolino Locche.
El Intocable para el mundo del boxeo, y cuando decimos mundo hablamos de que su figura llegó a ser admirada internacionalmente, por esa característica inusual de boxear, un monumento del arte de la defensa.
Con movimientos de una técnica depurada y exquisita que terminaron inspirando a muchos, inclusive hoy a la mentada escuela cubana de boxeo amateur, que tiene mucho de Locche. Algo que reconoció en su momento el actual entrenador de la Selección argentina, el cubano Sarbelio Fuentes. Con el paso del tiempo, Nicolino le dejó marcado ese sello inobjetable de “for export” al boxeo mendocino. Un valor del que muchos hacen alarde.
Mendoza, naturalmente siempre tuvo boxeadores de gran escuela, el gran Pascualito Pérez, primer campeón mundial (mosca) que tuvo la Argentina y medalla de oro olímpica, además de otras innumerables conquistas; Cirilo Gil (inspirador absoluto del Intocable), Carlos Aro, “Aconcagua” Ahumada, Juan Aguilar, El Cholo González, Hugo Pastor Corro (campeón mundial de los mediano AMB y CMB), el inolvidable Mario “Cirujano” Ortiz, Roberto Alfaro, Ramón Balbino Soria, Gustavo Ballas (mendocino por adopción), Pablo Chacón y hoy, hasta el mismo Juan Carlos Reveco, titular AMB interino de los minimosca; pero fue Locche quien le puso vuelo a toda esa mística que nacía en los gimnasios que conducían los hermanos Mora, don Paco Bermúdez o don Diego Corrientes, por nombrar algunos. Sin olvidar a Carlos Suárez, un eje fundamental.
Nicolino nació en Campo los Andes, Tunuyán, el 2 de setiembre de 1939. Era el menor de 6 hermanos de dos inmigrantes italianos, Felipe Locche y Nicolina Di Vendittis. Tras el fallecimiento de su papá, cuando Nico sólo tenía 7 años, para ese entonces la familia de Locche ya se había instalado en Mendoza, cerca del zanjón de los Ciruelos.
Pese a su corta edad se ganaba la vida en trabajos alternativos hasta que un año más tarde descubrió el boxeo de la mano de su amigo de la infancia, Luis Lorenzo, varios años mayor que él. Lorenzo fue quien lo presentó a don Paco Bermúdez en el mítico Mocoroa Boxing Club.
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