jueves, 8 de octubre de 2009

Antonio Skármeta es el escritor más afortunado de la tierra

Mario de Queiroz

Lisboa. Es frecuente escuchar a escritores quejándose de cineastas poco respetuosos del espíritu de sus obras. Al contrario, muchas veces de una buena novela nace un filme mediocre, una suerte de literatura filmada.

El chileno Antonio Skármeta reconoce esa realidad, pero en su caso la relación con los directores de cine ha sido de fácil entendimiento.

"Me considero el escritor más afortunado de la Tierra por haber tenido la suerte de que Michael Radford y Fernando Trueba se interesaran en mi literatura y la adaptaran al cine", dijo durante su reciente estadía "en esta maravillosa Lisboa, donde un día quiero venir por algún tiempo".

Skármeta nació el 7 de noviembre de 1940 en Antofagasta, Chile, en el seno de una familia de inmigrantes dálmatas. Estudió filosofía en la Universidad de Chile e hizo estudios de posgrado en la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

En 1973, cuando era profesor universitario de literatura y director de teatro, debió abandonar Chile por al golpe de Estado contra el presidente constitucional Salvador Allende. Su primera escala fue Argentina, donde residió por un año, en el que publicó su libro de relatos "Tiro libre".

Luego se radicó en Alemania donde trabajó como profesor de guión cinematográfico en la Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín Occidental.

Allí escribió la historia del cartero del poeta Pablo Neruda en 1985: primero para radio, luego como un guión cinematográfico basado en su libro "Ardiente paciencia", que después pasa a llamarse "El cartero de Neruda", hoy publicado en 30 lenguas, llevado al cine en 1994 como "Il Postino", de Michael Radford, cineasta nacido en 1946 en India de padre británico y madre austríaca.

En 1989 regresó a Chile tras un exilio de 16 años. Su última novela "El baile de la victoria", fue traducida al francés, inglés, alemán, italiano, holandés, turco, coreano, polaco, griego y portugués, en versiones para Portugal, común con la de las ex colonias lusas de África y Asia, y para Brasil.

En 2009, esta novela que pasó al cine en la película homónima dirigida por el español Trueba, fue seleccionada para representar a España en los premios Óscar.

- La revista española Cine Arte, en su número dedicado al Festival de San Sebastián en septiembre, sostiene que Trueba tiene un modo tan preciso como delicioso para involucrarse en una novela de la cual le gustaría hacer un filme…
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- Fernando dice que al leerla, "la ve". Esto es exactamente lo que pasó con "El baile de la victoria". La leyó y "la vio". Con mi experiencia de autor que ha visto algunas de sus obras llevadas al cine, sé que esto es lo fundamental y maravilloso en un filme: respetar la visión y muchas veces la conmoción que el futuro director ha tenido con tu obra.

- ¿La película será "El baile de la victoria" según Trueba o según Skármeta?
- Como tengo una larga práctica de escribir guiones y una pequeña trayectoria como director, sé que en cine toda la responsabilidad artística debe recaer en el director. Pienso que la novela original y el guión son apenas una plataforma para saltar a una aventura diferente. Por lo tanto, no soy un autor purista que se queje de que los directores falsearon mi obra. Al contrario, esa "falsificación" permite que entre el alma del director al baile. Carezco de todo orgullo por mi paternidad.

- ¿Cómo recibió la noticia de la selección de la película, donde además de autor usted es guionista?
- Es un honor inmenso. Es una designación muy significativa pues el volumen de producciones de cine cada año en España es muy grande. Y que la escojan los profesionales vinculados al cine es un dato de gran valor. Yo he visto el filme en San Sebastián junto a 1.800 personas y pude sentir esa emoción que había en la sala, que luego se tradujo en la cálida y sostenida ovación que el público le tributó al terminar la proyección.

- Un escritor consagrado mundialmente no necesita del cine para ser célebre. ¿Cuál es su relación íntima con el cine?
- Algunos de mis textos han entusiasmado a directores de cine, quienes proponen hacer el filme. Suelen decir que lo que ven en mi obra son imágenes sensuales, descripciones elocuentes y personajes que están siempre en medio de la tormenta de grandes decisiones, lo que los ayuda en la composición dramática del filme. Además, desde niño he sido un gran espectador de películas. La primera que vi fue "King Kong". Salí corriendo del teatro asustado, pero volví al día siguiente a ver al mono, oculto tras una butaca…

- Las dos películas que dirigió, "Ardiente paciencia" (1983), considerada por muchos críticos de mejor calidad que la versión de Radford, y "Abschied in Berlin" (1985), se filmaron en Portugal. ¿Por qué? ¿Cuál es su relación con este país?
- Es algo tan gracioso e insólito lo que ha ocurrido con Portugal. Con su retorno a la democracia (en 1974, tras 48 años de dictadura corporativista), los cineastas latinoamericanos que estaban en el exilio vinieron a filmar a Portugal como si esta maravillosa tierra fuera la de ellos. Al Portugal real se le insertaron varios países imaginados. Yo mismo hice dos de mis filmes acá como si fueran Chile.
Quiero venir un tiempo a Lisboa para trabajar esa curiosa combinación de país inventado con país real. Es verdad que a algunos espectadores les ha gustado más mi versión que "Il Postino". Pero no hay que perder de vista que yo haciendo cine soy un escritor, en cambio Radford es alguien que sabe muy bien lo que está haciendo.

- La actividad cinematográfica ¿le ha distraído de la producción literaria? Es que muchos siempre esperamos el último libro de Skármeta...
- Gracias por la "ardiente paciencia". Acabo de entregar a mi agente en Barcelona mi última novela, "Un padre de película" y espero terminar hacia fines de año otra novela. También entregué una obra de teatro, "18 kilates", que se presentará en junio en el Festival de Nápoles. Es una alegría enorme tener libros publicados en 35 idiomas y ver que año a año se reeditan. En el mundo de la literatura me siento así seguro y feliz de tener tantos lectores.

- ¿Que escritores hispanoamericanos vivos le parecen hoy los más interesantes?
- Juan Villoro, Andrés Neumann, Junot Díaz, Enrique de Hériz, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Juan Mihovilovic, Juan Marsé, Rodrigo Fresán, Ariel Dorfman. Diez de 100 que me encantan. Y al menos otros cien poetas.

- En toda su vida, siempre están presentes sus abuelos, que emigraron cuando Dalmacia era parte de Italia (tal vez por eso usa la palabra "nonno" en lugar de abuelo) y ahora es Croacia, país que acaba de condecorarlo y darle la nacionalidad.
- Cuando niño mantuve una relación de gran afecto con mis abuelos dálmatas de (la isla de) Brač y desde mi primer cuento, "La Cenicienta en San Francisco", hay el intento de recapturar poéticamente la tradición de la que provengo.
Los nonnos Cosme y Elena, Esteban y Jerónima. Un verdadero bouquet croata. Ellos son personajes de un cuento mío, "Pescado", incluido en el libro "Tiro libre". De modo que de allí a tener el gesto de hacerle un guiño a los "nonnos" pidiendo la nacionalidad croata, había menos que un paso. En efecto, me distinguieron con la nacionalidad croata hará unos tres meses. Creo que todas mis novelas están traducidas al croata y he sido condecorado con la medalla de la orden Marko Marulić, que se otorga a los artistas.
Esa actitud ha sido consecuente. "La boda del poeta" y "La chica del trombón" son en buena parte novelas dálmatas. Además, en la puerta de entrada del pueblo de mi familia, Bobovišća, está la torre del poeta (Vladimir) Nazor. Me gusta ese acto de amor a la poesía.

IPS, 08 – 10 – 09

La Quinta Pata

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