jueves, 8 de octubre de 2009

El Che renace en Latinoamérica

Nuriem De Armas

La Habana. El Che renace hoy en Latinoamérica como paradigma de valores humanos, por su gran capacidad de desprendimiento, hasta ofrendar su vida en aras del prójimo.

En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el General de Brigada Harry Antonio Villegas, más conocido por Pombo, aseguró además que la figura de Ernesto Guevara de la Serna llega a miles de jóvenes en todo el continente americano.

El deseo del Che de una sociedad más justa se identifica con las luchas actuales de los pueblos de este continente; su valentía y arrojo son ejemplo y empuje, señaló.

Precisó que los indígenas de varias naciones lo han canonizado bajo el principio de que todo hombre bueno, cuando muere, su espíritu hace milagros y en muchos lugares se ha convertido en San Ernesto de la Higuera.

Villegas recordó que tras la caída del campo socialista, Europa calificó al Che de profeta, pues preconizó la necesidad de resolver las deficiencias del socialismo que allí se construía.

Aunque la figura que más ha influido en la juventud con la vida y obra del guerrillero heroico, apuntó Pombo, es Fidel Castro, quien en todas sus valoraciones y análisis lo ubica como un ejemplo a seguir y como alguien que encarnó lo mejor del ser humano.

Al interrogar a Villegas sobre el Che como jefe y como amigo con el que interactuó día a día, lo calificó de hombre afectuoso "porque para ser revolucionario hay que tener una gran capacidad de amar", expresó.

La entrega depende de la sensibilidad del ser humano y son esos valores los que la sociedad cubana se enfrasca en rescatar hoy, aunque no somos solo los revolucionarios quienes hablamos de esa necesidad sino toda la humanidad, sentenció.
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Añadió que es insoslayable la búsqueda de la espiritualidad humana. Son los sentimientos, las cualidades lo que se busca mirar, dijo. La sinceridad, la honestidad, entre otras virtudes estaban implícitas en el Che, consideró el combatiente.

En tanto, recordó las palabras de Fidel Castro cuando dijo que el mítico luchador prácticamente reunía en sí todas las condiciones a las cuales se aspiraban para el hombre del siglo XXI.

Al hablar de la condición de jefe de Guevara de la Serna, el cual ha sido calificado de férreo y tajante, comentó que su gran capacidad de amar lo llevaba a dirigir tratando de lograr lo que llamaba la disciplina consciente.

Persuadía, explicaba directamente pero si las tareas no se asumían con amor entonces exigía, sin maltratar, enfatizó. "Tenía, simplemente, un amplio concepto de la responsabilidad", agregó.

Y parafraseó al poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén: "manda compañero, ordena amigo", al referirse a una de sus obras dedicadas al Comandante Guevara.

El Che consideraba al guerrillero como un reformador social que luchaba para poder transformar la sociedad; y según sus criterios, debía estar en capacidad de ser útil, acotó Villegas al ser interrogado sobre las metas que imponía a sus soldados.

La superación era cultural, debíamos dominar la historia y ser instruidos, y señaló que a esta actividad le dedicaba un tiempo especial.

Desarrolló en nosotros el sentido de la responsabilidad y la voluntariedad para trabajar con amor, para lo que creó escuelas en todos los campamentos, todo esto juega con el concepto de guerrillero como reformador social, reveló.

Con una mirada y una sonrisa Villegas va a sus memorias, y valoró su amistad con el Che más allá de un simple concepto. Contó que él y otros guerrilleros eran tratados como hijos, porque veían en su expresión el dolor al imponerles una sanción.

Rememoró uno de los pasajes que en ese sentido guarda con más celo: "Fue cuando cometí un error y se vio obligado a castigarme, y recuerdo cuando me mandó para la Cabaña, me dijo que yo no sabía lo que él sentía tener que mandarme allá pero no podía quedar en impunidad lo hecho".

"Es lo que más me impactó porque en él noté que le resultaba más doloroso que a mí tener que tomar una medida y sancionarme, pero siempre puso por delante el principio de que nada quedara impune y aprecié que me tenía afecto y le dolía tener que tomar esa medida".

Reflexionó además sobre las enseñanzas martianas acerca de la amistad que va más allá de compartir, y llega a la capacidad de sentir dolor o alegría junto a las penas o los éxitos del amigo.

Para todos los que de una forma u otra recibieron la presencia del Che, saber de su muerte, a manos de militares bolivianos en octubre de 1967, produjo un inmenso dolor pero Prensa Latina quiso saber por uno de los sobrevivientes de aquella gesta cómo se sintieron.

Pombo narró que supieron de la muerte del Che "en el mismo combate, frente a la misma escuelita de la Higuera con un radio pequeño y un auricular primero conocemos que había sido herido y que lo intervenían quirúrgicamente en Santa Cruz de la Sierra".

"Después desmintieron la noticia y dijeron que no era él sino uno de sus lugartenientes y la tercera noticia, un poco después, aseguró que sí, que estaba muerto".

"Empiezan a dar datos; los dos relojes, las adargas, el abrigo que traía puesto; ya eso nos dio el convencimiento".

"Ahí se nos cayeron las alitas del corazón, fue un golpe muy fuerte, nos sentimos muy tristes, muy mal, un poco desorientados; no hay palabras para describir realmente lo que nos pasó".

"Pero había un problema: estábamos dentro del cerco, rodeados todavía por miles de soldados; reaccionamos y nos reorganizamos. Yo asumí la dirección del grupo y decidimos continuar la lucha".

"Las ideas del Che no habían muerto porque las causas por las que peleábamos estaban latentes, por lo tanto había que continuar la lucha".

Villegas ganó el seudónimo de Pombo durante la contienda del Congo, adonde viajó junto al Che y otros luchadores. Para identificarse, cada uno de los líderes cubanos recibieron como sobrenombres un número en lengua swahili.

Y así Víctor Dreke era Moya (1), José María Martínez, Mbili (2), el Che, Tatu (3) pero al llegar a Villegas el nombre quedaría algo como "chitininatato", narró el interlocutor entre risas.

Con un diccionario de esa lengua africana en sus manos, el Che ubicó en la parte superior de una página la palabra Pombo Pojo, que significa néctar verde, ese apodo devino solo Pombo con el de cursar del tiempo.

Llegar a tierras africanas junto al Che y otros combatientes, encerró para Villegas el compromiso de responder con agradecimiento al internacionalismo que recibimos.

Después de comprender la magnitud de ese sentimiento el revolucionario se dispone a entregarlo a otros, planteó.

Aunque el entrevistado hurgó en sus raíces y recordó que él nació en el pueblo de Yara, de la oriental provincia de Granma, donde se supone murió en la hoguera el indio Hatuey, de quien se dice no era cubano sino dominicano.

Asimismo, mencionó a otros héroes de las guerras de independencia de Cuba, entre ellos a Máximo Gómez y Henry Revee.

El internacionalismo es un principio de todos los cubanos y hoy tenemos médicos, maestros en todo el quehacer del continente como expresión de ello, manifestó.

PL, 08 – 10 – 09

La Quinta Pata

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