Marcelo PadillaM
Desagradable. Esa es la palabra que se me viene a la mente cuando pienso en la propuesta de la castración química. Vergüenza. Es lo que siento cuando leo los diarios del país levantando las declaraciones de un Jaque primitivo. Y sigo pensando: ¿Por qué no le comieron la “luenga” los ratones? ¡Ábrete Celsamo!
No hay peor forma de conectarse con la gente que invocando a sus bajos instintos. Como cuando uno está esperando que el mecánico le entregue el auto al final de la jornada - y no quiere distraerlo porque estamos apurados - le damos el sí a todo lo que al tipo se le ocurra vociferar:
-“Acá tiene que venir un Pinochet o un Fidel Castro, y ponerlos a todos esos hijos de re-mil puta en el paredón, ya vas a ver como se les acaba la jodita a esos mal paridos”.
Y decimos:
- “¡Pero claro maestro, es así nomás!” –mientras pensamos: “dale hermano, hacela corta por favor”.
-“¿Sabe lo que yo haría?” Continúa- “les cortaría con yilé todo el cuerpo a esos animales”.
-“Ahá”- decimos, tragándonos toda la saliva posible, a la vez que relojeamos las tetas increíbles que salen de un calendario hot impecable. El tipo termina arrancando tu auto y te dice “todo suyo”, y le garpamos y nos vamos, olvidando la cloaca, cantando “no se tuuu, pero yooo…”.
Chau picho, no vemos mijo.
Ahí se entiende, porque estamos apurados y no queremos entrar en un debate con el fierrero, que, encima, puede ponerte la bujía para el orto - a propósito - o dejarte pegado el cigüeñal para que se te funda a la media cuadra el carro. Eso es lo que llamo “seguidismo conveniente”, y vale la pena practicarlo, en esas circunstancias. ¡Pero un gobernador!
Si mañana Celsamo sale a proponer que “hay que mutilar a los violadores, cortarles los huevos y hacer un museo”, y…. va a medir el tipo. Del “mapa del delito” al “museo de los huevitos”, hay un paso.
Leer todo el artículostyle="display: none;">Que yo sepa, a los gatos se los castra, y es una práctica habitual y extendida en la población desde hace cientos de años. Se ponen mimosos, gorditos, duermen todo el día. Son como un almohadón. ¿Será ese el modelo? ¿Gato almohadón? ¿Delincuentes que duerman todo el día? Qué se yo, se me ocurre la comparativa porque muchos gatos en una casa son insoportables.
Igual no deja de ser un discurso demagógico, porque es improbable que todo ello suceda (se dice que habría que reformar el código penal, o que la castración no garantiza atemperar el desquicio mental del reo) Ahora bien, si el gobernador quisiera conectarse con el pueblo ¿Por qué no imaginar algo que tenga que ver con las “necesidades reales” de la gente? Vamos a compartir algunos ejemplos. ¿Por qué no inundar de “cines de barrio” a la provincia? ¿Por qué no llenar de guitarras las casas donde hay niños y jóvenes y poner un profe de música en cada esquina? ¿Por qué no escribir la historia de cada barrio de Mendoza contada por la propia gente, escrita por la propia gente, coordinada por animadores socioculturales? ¿Por qué no llevar magos a las barriadas para que saquen palomas de las galeras y pañuelos de colores de sus oídos y llenar de alegría los sábados y domingos? ¿Por qué no pensar en positivo?
Porque castrar es obturar, amputar, inutilizar, negar. “Inhibir”, diría Saracco. Es simbólico el bolazo feudal y no deja de ser una amenaza. Es meter miedo en la población, es tensionar la cuerda social. Una mierda de mensaje. En fin, es estresante la propuesta de Célsamo. Si quería estar en boca de todo el mundo, ¿Por qué no pensó en una estrategia para estar en los oídos y corazones del todo el mundo?
Tocar el corazón, conmover, más que avivar fuego tribal, ese que aglutina a la horda y la torna turba violenta, enceguecida por el rencor y la venganza. ¿Por qué? me pregunto y les pregunto. ¿De qué peronismo está hecho Célsamo?, ¿De qué cristianismo?, digo, tan chupasirios que se lo ve. ¡Pero ábrete célsamo por favor! ¡Ábrete más mentalmente! No seas tan cruel, no busques más pretextos, ¿O es que siempre seremos prófugos?
MDZ Online, 23 – 10 – 09
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