sábado, 24 de octubre de 2009

Republicanos izan bandera de la dictadura hondureña

Matthew Berger

Washington. Un pequeño pero ruidoso grupo de legisladores del opositor Partido Republicano estadounidense nada contra la corriente de la comunidad internacional, al apoyar a la dictadura que encabeza Roberto Micheletti en Honduras.

Estos congresistas sugieren que, al procurar el aislamiento del régimen, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, apoya indirectamente al de Venezuela, Hugo Chávez, aliado del Manuel Zelaya, el mandatario hondureño depuesto en el golpe del 28 de junio.

Nueve legisladores republicanos han viajado a Honduras en distintas ocasiones con el fin de manifestar su reconocimiento a la administración de Micheletti y aplaudir su propósito de realizar elecciones generales el 29 de noviembre, tal como estaban programadas, bajo el régimen de facto.

"Más que tratar de socavar la legitimidad de las elecciones de noviembre, Estados Unidos debería elogiar al pueblo de Honduras por su compromiso" con los comicios, dijo una de las congresistas republicanas, Ileana Ros-Lehtinen, del sudoriental estado de Florida.

Mientras las negociaciones entre representantes del régimen de Micheletti y del gobierno depuesto están bloqueadas en torno de la restitución de Zelaya en la presidencia antes de las elecciones, crecen las dudas por el reconocimiento del resultado por parte de la comunidad internacional.

"Dado el clima actual en Honduras, no podemos reconocer las elecciones", dijo una vocera del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense. Esta postura es coherente con la condena al golpe de Estado declarada por el gobierno de Obama poco después de perpetrado.

La vocera afirmó que el Departamento de Estado apoya la restitución de Zelaya antes de los comicios, lo cual desactiva las dudas manifestadas por varios legisladores estadounidenses sobre la firmeza de Washington frente a la crisis hondureña.
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Las elecciones están previstas para el 29 de noviembre, cinco meses y un día después del golpe y la expulsión de Honduras de Zelaya, acusado de violar la Constitución de su país al promover asamblea constituyente con la intención de habilitar la reelección presidencial, hoy prohibida tanto consecutiva como alternada, y perpetuarse así en el poder.

El mandatario depuesto alega que nunca expuso que esa fuera su propuesta.

El régimen de Micheletti ha sido acusado de violar los derechos humanos y civiles y de socavar la libertad de prensa, así como de hacer uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes opuestos al golpe.

El embajador de Brasil en la Organización de Estados Americanos (OEA), Ruy de Lima Casaes e Silva, acusó el miércoles a la dictadura de "tortura", por el hostigamiento militar contra la embajada de su país en Tegucigalpa, donde se encuentra Zelaya desde su regreso a Honduras el 21 de septiembre.

Casaes e Silva aseguró que las fuerzas de seguridad emiten durante la noche haces de luz intensa hacia las ventanas y ruidos, valiéndose de "cornetas" y "animales", "para impedir que se pueda dormir".

Además, restringen el ingreso de alimentos a la sede diplomática y lanzaron gases lacrimógenos contra manifestantes que la rodean, según el relato del embajador brasileño ante el Consejo Permanente de la OEA en Washington.

Esta situación agrava el "clima actual en Honduras" al que se hacía referencia la vocera del Departamento de Estado, el cual, para muchos, desacredita cualquier intento de celebrar elecciones libres y justas.

El apoyo al régimen de Micheletti en Estados Unidos procede de una minoría del partido ya minoritario en el Congreso legislativo, pero su acción es "extremadamente dañina" para las negociaciones y el proceso democrático en Honduras, dijo Vicki Gass, de la independiente Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés).

"Unos pocos miembros de la minoría del Congreso le han dado oxígeno al régimen de facto", dijo Gass.

Otro miembro de este pequeño grupo, el senador Jim DeMint, se ha dedicado a bloqueas la confirmación legislativa de la designación de dos funcionarios con tareas relativas al vínculo con América Latina, en protesta por la posición del gobierno de Obama sobre Honduras.

En una carta a diversos senadores, nueve ex secretarios de Estado adjuntos para el Hemisferio Occidental (América) observaron que la acción de DeMint "dañó" las relaciones de Washington con el continente.

El gobierno de Obama suspendió o negó visas --este miércoles, por segunda vez desde junio-- a figuras del régimen de Micheletti para obligarlo a negociar.

Un informe publicado en agosto por la Biblioteca Jurídica del Congreso legislativo estadounidense, elaborado por la experta en Derecho Internacional Norma Gutiérrez, sirve de base a la posición del grupo republicano que apoya a la dictadura hondureña.

Según el estudio de Gutiérrez, los golpistas respetaron la Constitución hondureña en todo el proceso, excepto cuando expulsaron a Zelaya del país.

El Congreso hondureño tiene la facultad constitucional de "desaprobar la conducta del presidente", e "implícitamente la ejerció", agrega.

Pero la palabra "desaprobar" no puede interpretarse, ni en español ni en inglés, como "desalojar del poder", replicó, en conferencia de la prensa en el Congreso en Washington, el experto Doug Cassel, profesor de la Facultad de Derecho de la estadounidense Universidad Notre Dame.

El estudio de Gutiérrez no soporta "un análisis serio", agregó Cassel.

Preocupada por los efectos del informe de 10 páginas, WOLA organizó una reunión con representantes de la Biblioteca Jurídica del Congreso el jueves, pero Gutiérrez y su asistente estuvieron "no disponibles" desde la noche anterior, según Gass.

En la reunión, representantes de la Biblioteca acordaron elaborar un documento de "preguntas frecuentes" sobre el análisis de su experta, pero no una retractación.

Gass consideró que existen dudas sobre si la Biblioteca "es consciente del daño que le causó" a los esfuerzos por resolver la crisis política hondureña.

La influencia de los legisladores y expertos estadounidenses opuestos a Zelaya en los acontecimientos en Honduras parece desproporcionada respecto de la magnitud del grupo.

Micheletti puede seguir aislado, pero "con un poquito de apoyo de algunos legisladores estadounidenses podrá salirse con la suya" y realizar las elecciones a su modo, dijo en el Congreso en Washington José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch.

IPS, 24 – 10 – 09

La Quinta Pata

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