Alfredo Saavedra
Desde el año 2002 el 65 por ciento de la riqueza creada en los Estados Unidos fue a parar a los bolsillos de de los ricos, que hacen el 1 por ciento de la población, mientras que la pobreza ha aumentado de forma alarmante en una situación que tiende a empeorar, sin que ni Dios pueda remediarlo, de acuerdo con análisis de expertos en economía.
¿Quiénes son esos sucios ricos? Se pregunta el comentarista en finanzas David Descoteaux, quien se da la respuesta al exponer que han formado esa nómina los caballeros de Wall Street, que en el pasado reciente con ostentación han hecho rugir sus carros Maserati, han paseado en sus oficinas luciendo trajes corte inglés de no menos de tres mil dólares y disfrutado comidas rociadas de Bordeaux.
Luego con la llegada de la quiebra del mercado hace tres años, esos pobrecitos ricos resultaron abatidos por la imposibilidad de renovar sus coches Roll Royce, tener que gastar ropa menos costosa y tal vez hasta reducir la cuota de champán en los almuerzos. Pero he aquí – dice el autor Descoteaux – que viene al rescate el presidente Obama y les dice: Tomen este par de billones de dólares, pero no se los vayan a gastar de una sola vez. Pero el resultado fue que los señores favorecidos se recetaron los llamados bonos en una extraña masiva deserción en la que se compensaron sus años de sacrificio al frente de sus abnegados empleos dirigiendo las finanzas de inversión del país. Compensaciones que se tradujeron en asignaciones de seis cifras.
Aunque el gobierno lo que se proponía era evitar la quiebra de esos empresarios, para salvar a su vez a los inversionistas, que al final serían los más perjudicados, los dueños de Wall Street se las arreglaron para escamotear sus operaciones, con el propósito de justificar los renglones de rescate que llegaron a sus manos. Pero todo eso además – señala el autor – a expensas de hundir a los ciudadanos comunes bajo el peso de la deuda pública.
Pero al final, aunque el barco de la economía en los Estados Unidos va a la deriva, a los financieros el auxilio gubernamental los colocó en posición ventajosa. En fecha reciente JP Morgan, de Wall Street, ha empleado a unos dos mil nuevos graduados. Ello pareciera un buen síntoma cuando en estos días el desempleo hace estragos en el país. En 1972 solo el 5 por ciento de graduados de Harvard fue a trabajar a las finanzas, pero hoy ha sido el 45 por ciento.
Eso ha sido negativo para la nación –indica Descouteaux – puesto que todas esas mentes que por su capacidad deberían estar al servicio de la investigación para que el proceso científico avance, son desviadas hacia una actividad que da beneficios a un sector minoritario de la población.
La conclusión del autor es que el énfasis que el gobierno dio a la ayuda al sistema financiero estuvo en contraste con el deterioro del sector mayoritario, en una crisis que se ha convertido en una ecuación en que los pobres sostienen el bienestar de los ricos.
La Quinta Pata, 15 – 08 – 10
No hay comentarios :
Publicar un comentario