Alejandro Frias
El nuevo libro del politólogo francés desentraña la herencia dejada por los gobiernos de facto en los estados de América Latina.
Hace aproximadamente un año, Alain Rouquié estuvo en Mendoza y realizó disertaciones en la UNCuyo. En ellas, dejó sentado que América Latina vive una etapa de estabilidad democrática sustentada en tres puntos: el acuerdo en todo el arco partidario para no resolver la sucesión del poder a través de interrupciones vía golpes de Estado, la desmilitarización de la vida política en los países latinoamericanos y la solución constitucional de las inestabilidades políticas.
Ahora, el politólogo francés acaba de lanzar A la sombra de las dictaduras . La democracia en América Latina (Fondo de Cultura Económica), trabajo en el que analiza en profundidad los procesos democráticos en el continente, sin perder de vista que sus líderes, sus formas y sus métodos son herederos de las dictaduras.
Hace tras décadas, la mirada de Rouquié estaba puesta en los gobiernos de facto de los que se comenzaba a salir. En El estado militar en América Latina (1984), el francés desentrañaba el poder militar, sus mecanismos, sus actores y sus múltiples formas en el continente.
En el 2011, A la sombra de las dictaduras evalúa los procesos democráticos que se sucedieron desde la década del ochenta y sus participantes, mostrando cómo estos (democracias y actores) son herederos de aquellas y sus estructuras.
Así como hace treinta años planteaba que el análisis de las dictaduras no podía ser lineal y simplista, en la actualidad Rouquié sostiene que la democracia “es una construcción cultural compleja” que “avanza por ensayo y error”.
“La democracia es un conjunto de valores que los procedimientos electorales contribuyen a poner en marcha. Sin embargo, las elecciones no son la democracia”, sostiene Rouquié en A la sombra de las dictaduras , tras realizar un trabajo comparativo de los procesos políticos y las formas de administración de los líderes latinoamericanos. Las salidas negociadas de las dictaduras, el control de los ex dictadores sobre los nuevos gobiernos (y sus políticas sociales y económicas, entre otras), la participación del empresario y la Iglesia, la connivencia de los partidos políticos… la continuación, en definitiva, de modelos nacidos o profundizados por los gobiernos militares es en lo que se centra Rouquié para sostener, luego de analizar situaciones como las de Chile, Argentina, Brasil o Bolivia, que los mecanismos democráticos son lentos, pero que existe un estado garante de derechos, en sociedades en las que la esperanza y la sospecha se encaraman como elementos “complementarios e indispensables de la vida democrática” en el continente.
La Quinta Pata, 26 – 06 – 11
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