domingo, 26 de junio de 2011

Objetivo: Papel Prensa

Évelin Torre

El pasado jueves 23 tuvo lugar en sede de la ex ESMA el debate por el caso Papel Prensa, en el marco del ciclo Terrorismo de estado y empresas "Julio Viaggio", organizado por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.

Y es que, cuando hablamos de terrorismo de Estado, no debemos focalizar la atención exclusivamente en la escena de la tortura, ya que de esa manera perdemos de vista a los grandes grupos económicos que se vieron beneficiados, pues ya es conocido que la dictadura cívico militar inauguró un proceso de concentración y centralización económica que favoreció a determinados grupos en particular.

En este marco se inserta el caso de la empresa Papel Prensa S.A., fundada en 1972. David Graiver ingresó a ella en 1973 cuando compró las primeras acciones y para 1975 ya era socio mayoritario. En agosto de 1976 Graiver murió en un confuso accidente aéreo y a partir de allí comenzó una campaña de Clarín, La Razón y La Nación para vincularlo a lo que ellos llamaban “subversión”.

Entre fines de 1976 y la primera mitad de 1977, el Grupo Graiver fue despojado ilegalmente de Papel Prensa. Para lograr sus objetivos, los dictadores amenazaron, secuestraron y torturaron a la familia Graiver y sus socios. Con el objeto de no quedar vinculados a estos hechos, los propietarios de los tres diarios crearon una empresa fantasma, Fapel S.A., cuya única actividad registrada es la “compra” de Papel Prensa.

En el boleto de compraventa se estableció, además de un precio irrisorio, que antes de terminar de pagar el precio Fapel S.A. podía transferir la empresa a terceros, sin posibilidad de reclamo alguno por parte de los vendedores, cláusula que no se acostumbra a insertar en este tipo de contratos. A los pocos días se concretó la venta a los tres diarios.

Un detalle no menos importante es que la familia nunca recibió los pagos por Papel Prensa, porque antes de efectuarlos, todos los integrantes del Grupo Graiver fueron secuestrados e incluidos en lo que se llamó el “acta institucional”. Esto significaba que perdían los derechos civiles y económicos y todos los bienes de la familia pasaban a estar en manos de la Comisión Nacional para la Recuperación Patrimonial (CONAREPA), organismo creado por la dictadura para apropiarse de los bienes de sus víctimas.
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En septiembre de 1978 la planta de Papel Prensa fue inaugurada. En el acto estuvo presente Videla y a su lado Bartolomé Mitre y Ernestina Herrera de Noble.

El objetivo estaba cumplido, los empresarios pasaron a tener el monopolio de la venta de papel para diarios (que hasta ese entonces se tenía que importar) y la dictadura militar se aseguró la fidelidad ciega de la prensa más influyente del país, ganando así sostenimiento político, pues La Nación y Clarín disfrazaron la realidad al antojo de sus socios castrenses.

El caso es otra evidencia de que los grandes grupos económicos estuvieron al lado de la dictadura militar, no como meros cómplices civiles, sino como impulsores, ideólogos, sostenedores y primeros beneficiarios del terrorismo de estado.

La dictadura cívico militar fue el primer paso para la reformulación neoliberal de la Argentina. Durante la misma se crearon las condiciones indispensables para poner en marcha un modelo de concentración de la riqueza y empobrecimiento de los trabajadores y las clases subalternas, de subordinación económica, diplomática, militar y cultural a los centros imperiales. Luego, durante los 90, el modelo se desplegaría en toda su perversidad y potencia.

Al respecto, en el debate del pasado jueves, José Schulman señalaba que si la impunidad es la falta de castigo, aún está pendiente el castigo para aquello que Rodolfo Walsh catalogaba, en su Carta a la Junta Militar, como el crimen mayor de la dictadura: “Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no solo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales (…)”

Clarín y el caso Noble Herrera
La adopción de Marcela y Felipe por parte de la dueña de Clarín, lejos de ser un acto de amor fue una estrategia económica. Tuvo lugar en 1976, siete años después del fallecimiento de Roberto Noble, es decir, se dio en el marco de una disputa legal por la herencia entre Ernestina y Guadalupe, la hija biológica que aquél tuvo durante su primer matrimonio.

Según la versión de Herrera de Noble, en mayo de 1976 encontró una beba adentro de una caja en su casa de San Isidro. La investigación judicial demostró que ni la viuda ni la supuesta vecina que dijo ser testigo vivían allí. El segundo falso testigo, en teoría cuidador de la morada vecina, era chofer de confianza de los Noble y trabajaba en el diario Clarín . La falacia sobre el domicilio fue determinante para que interviniera la jueza Ofelia Hejt, de probada participación en una apropiación. La misma magistrada entregó en guarda al varón, sin determinar las circunstancias del nacimiento. La Justicia probó que nunca existió la supuesta madre que en los papeles lo entregó en adopción. Con esas pruebas, el juez Marquevich ordenó en 2002 la detención de Herrera de Noble, decisión que le costó su destitución en un juicio político impulsado por los abogados de Clarín .

Luego vinieron diez años de dilaciones, mediante trampas y maniobras destinadas a obstaculizar la investigación. Entre estas, intentaron limitar temporalmente el número de familias con las que comparar los ADN, impedir que los estudios se realicen en el Banco Nacional de Datos Genéticos y destruir las muestras, que en cualquier caso deben almacenarse, como establece la ley. Por estas razones sorprendió tanto el anuncio que realizaron la semana pasada los hermanos Noble y el Grupo Clarín, cuando manifestaron que se someterían a la extracción de sangre para el cotejo con la totalidad de muestras almacenadas en el Banco Nacional de Datos Genéticos.

Semejante cambio de postura tuvo sus repercusiones y no es para menos. Y es que hasta el más crédulo duda acerca de las verdaderas intenciones detrás de la nueva estrategia. Se descarta casi inmediatamente que sea una decisión tomada libremente por los chicos, pues el grupo salió a anunciarlo con bombos y platillos. Es por ello que hay que analizar la situación desde el punto de vista coyuntural. Estamos a cuatro meses de las elecciones, y el panorama en la justicia les era muy desfavorable.

En este contexto, como señala el abogado querellante Pablo Llonto, es altamente probable que hayan tenido acceso a información de las familias que están en el Banco Nacional de Datos Genéticos y también es probable que el resultado de la comparación dé negativo. Frente a esta situación, es fácil anticipar que hayan decidido poner fin a las dilaciones, y aprovechar los resultados del cotejo como un golpe para el gobierno y las Madres de Plaza de Mayo, con quienes mantienen una feroz batalla mediática.

No obstante, la decisión resulta satisfactoria ya que es el objetivo por el cual se viene luchando desde hace años y más allá de un posible resultado negativo, debemos recordar que esta es la primera etapa de la búsqueda, ya que los datos quedarán almacenados en el Banco Genético y muchas familias que, por diversas razones, aún no entregaron sus muestras pueden hacerlo en el futuro.

Además, en los diversos juicios a los represores que se llevan a cabo en todo el país, han salido a la luz casos de mujeres que estaban embarazadas al momento de su detención y de las cuales no se tenía registro. De modo que, si de esta primera comparación no se obtienen resultados favorables, no será motivo para bajar los brazos sino que, por el contrario, nuestra lucha será la de seguir investigando y la de lograr que aquellas familias que aún no han entregado sus muestras lo hagan, para esclarecer de una vez el origen de los chicos Noble Herrera y de tantos otros que aún desconocen su verdadera identidad.

Sin duda hemos avanzado, estamos más cerca de la verdad, estamos corriendo el velo de una historia oculta.

La Quinta Pata, 26 – 06 – 11

La Quinta Pata

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