domingo, 24 de julio de 2011

La Sociedad Rural mostró toros, vacas y candidatos políticos

Emilio Marín

Ayer quedó inaugurada la Exposición Rural. Su titular presentó un pliego beligerante contra el gobierno. Además de exponer toros y vacas, la Rural mostró a Macri y otros candidatos de los cabañeros.

El orador, Hugo Biolcati, es un fuerte productor lácteo de la provincia de Buenos Aires y líder de la Mesa de Enlace que atormentó al país dos años con cortes de rutas. La TV mostraba detrás de él a Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. El paneo se detenía en Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saá, Mario Llambías y otros candidatos opositores. Por las dudas, el orador los iba nombrando e incluyó un solo advenedizo, su amigo Momo Venegas, que supuestamente representa a los peones rurales. Es un dirigente duhaldista cómplice del trabajo esclavo en los campos de muchos de los que ayer estaban sentados como socios o invitados.

El público por momentos habrá creído ser parte de los festejos del centenario y aplaudía con generosidad. Había un marcado sentido de pertenencia en esos señores de caros sobretodos y mujeres de tapados y sacos de marca. Estaban felices de "bajar línea" al país, con tantas cámaras filmando. Tanto que en un alarde de apertura, hasta miraban sonrientes a algunos gauchitos que andaban por allí, después de haber vareado a algunos aspirantes a campeón.

Esa era la postal al mediodía, cuando se dio comienzo oficial a la 125ª Exposición Rural. Si fuera por el discurso de Biolcati, el público y el lugar, alguien diría que fue una repetición de las exposiciones de 2008, 2009 y 2010, con la diferencia de en las dos primeras habló su antecesor, Luciano Miguens. Todo lo demás, muy parecido a las ediciones anteriores, sobre todo por el tono conservador y reaccionario del mensaje de apertura. En su discurso leído, Biolcati cuestionó al gobierno nacional y le pidió: "por favor, dejen de castigar al campo, lo que es decir, dejen de castigar a la Argentina".
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En esa afirmación se condensan tres tergiversaciones: da por sentado un "castigo" que no existe (la rentabilidad de la producción agropecuaria es excepcional), asume la representación del "campo" (cuando se trata de un sector oligárquico y exportador del mismo); e identifica a la entidad y la Mesa de Enlace con la "Argentina", siendo que representan intereses minoritarios y muy poco nacionales.

La relativa novedad del libreto-mamotreto fue el rescate de la figura de Domingo F. Sarmiento, no por interés educacional ni histórico, sino al sólo efecto de criticar al gobierno. Sobre este tema hay que decir tres cosas.

Una, que Sarmiento no se llevaba para nada bien con los ganaderos. Cito a Natalio Botana: "lo que dice Sarmiento es que en el campo, los peones rurales son "arreados" al comicio. No soportaba Sarmiento la sociedad ganadera. A los ganaderos, Sarmiento los vio mal toda la vida. Decía que cuando entraban en un salón, se olía la bosta de sus zapatos".

Dos, Biolcati falsea la historia de la SRA. Su verdadero héroe es José A. Martínez de Hoz, el mismo que destruyó al país como superministro de la dictadura.

Tres, esa dictadura desapareció maestros como Marina Vilte, instaló la censura, quemó pilas de libros e intervino casas de estudios, todo con el beneplácito de la oligarquía rural.

Toros de pedigrí y varios medio pelo
El titular de la rural incursionó de lleno en el terreno político, lo que no está mal para las organizaciones sociales, dicho esto con exagerada amplitud para la entidad creada en 1866 por un Martínez de Hoz. Este tipo de organizaciones no debería tener una ligazón partidaria, que en todo caso debería ser opción individual.

Biolcati vulneró esos principios al embanderarse absolutamente con la oposición política y la mediática, que junto con "el campo" serían una sola y misma cosa. La síntesis visual que arrojó la muestra de Palermo mostró juntos y revueltos a Macri, De Narváez, Duhalde y Rodríguez Saá (Ricardo Alfonsín había estado el viernes porque no quería perderse una foto suya con Biolcati).

Si algún incauto todavía creía que era una exageración hablar de un conglomerado político agro-opositor, se habrá dado cuenta de su error cuando el orador hizo un llamado a "votar bien". "Estoy seguro de que esta larga noche está llegando a su fin, que llegará el día que sabremos elegir", proclamó. Faltó que agregara explícitamente su deseo de que los argentinos voten como lo hicieron los porteños el 10 de julio. No lo dijo. No hacía falta. Se entendió perfectamente.

Lo que los hechos mostraron que en este bloque social y político llevan las riendas los grandes productores agropecuarios y los monopolios de inversiones múltiples.

Los políticos mencionados y otros que cabría agregar, como Elisa Carrió, son obedientes operadores de los planes que trazan la Rural, la Mesa de Enlace y las seis organizaciones empresarias del G.6. La política no manda allí sino que obedece a Biolcati y otros representantes del gran capital, Héctor Magnetto incluido. En este sentido se puede decir que la Sociedad Rural mostró a sus campeones hembra y macho en variedad de razas vacunas, y también llevó de las narices a opositores de los que, paradojalmente, el único victorioso no participará en octubre (Macri). El resto son coroneles sin tropa. No son políticos de raza sino de medio pelo.

El jefe de gobierno porteño, que tiene grandes posibilidades de ganar otro mandato en el ballotage, acusó el impacto de la investigación judicial sobre la "campaña sucia" en la capital. Ariel Lijo descubrió que dos de las empresas prima facie culpables de las llamadas telefónicas que buscaron envenenar la primera vuelta en contra de Daniel Filmus, pertenecen a Rodrigo Lugones. Y ese empresario es un directivo asociado a la consultora de Jaime Durán Barba. De Macri podría decirse, entonces, "venceréis pero no convenceréis", citando a Miguel de Unamuno. Al tipo mucho no le importa, ocupado como estaba por apoyar al Midachi Del Sel en Santa Fe.

Aniversario del atentado
Este lunes 18 se cumplieron 17 años del tremendo atentado terrorista contra la sede de la mutual judía, donde murieron 85 personas y otras 300 resultaron heridas. Fueron oradores el juez federal Daniel Rafecas, el familiar Sergio Burstein y el titular de la AMIA, Guillermo Borger.

Entre el público, como presencia más destacada, estaba bajo la lluvia la presidenta de la nación, acompañada de varios de sus ministros, entre ellos el canciller Héctor Timerman.

De los tres oradores, el único que no levantó polvareda fue Rafecas, quien habló del "mal absoluto" expresado en tres momentos de la historia: los campos crematorios nazis, los vuelos de la muerte de la dictadura argentina y el atentado contra la mutual judía. Repudiables los tres, la gravedad de los mismos, atento a la cantidad de víctimas, va de mayor a menor.

Los otros dos dirigentes que hablaron generaron mucha polémica. Burstein tuvo de bueno que cargó contra Macri por la designación de Fino Palacios, pese a que estaba a punto de ser procesado por encubrimiento del atentado, y por sus escuchas ilegales. También puede rescatarse su crítica al dicharachero rabino Bergman y las cúpulas de la AMIA y la Daia: al primero le endilgó una supuesta intención de cerrar la causa judicial, y a las segundas les reprochó su entorpecimiento y desvíos en ese expediente, actuando en banda con ministros de Carlos Menem.

Lamentablemente, Burstein continuó con ataques contra Irán, sindicado como instigador del atentado; ni Luis D´Elía se salvó de esos mandobles.

En la crítica a Irán estaban todos de acuerdo. El más duro contra Teherán fue el presidente de la AMIA, que dos días después firmó un comunicado conjunto con Aldo Donzis, de Daia, rechazando el ofrecimiento del viernes 15 de Irán de colaborar con Argentina en el esclarecimiento del atentado.

Este punto de vista de Borger y Donzis luce como muy erróneo. Es que el gobierno argentino, por medio de Timerman, se había expresado en forma cautelosa pero favorable a esa oferta iraní, considerándola positiva. A partir de allí debía abrirse una negociación serena entre las dos cancillerías para ver qué planteaba de nuevo el gobierno de Mahmud Ahmadinejad. En vez de ayudar, aunque más no fuera con su silencio, la cúpula que dirige la colectividad judía salió a romper juego, como si ella fuera el poder político.

Ese tono intolerante con el gobierno también se pudo apreciar en Borger, cuando en su alocución le espetó a la presidenta que era bienvenida pero que eso no alcanzaba. Que quería justicia ahora.

¿Acaso esa cúpula sionista está libre de culpa en esta mora judicial? No, si se recuerda el rol del ex titular y banquero menemista Rubén Beraja apoyando al desastroso gobierno de Menem y la instrucción trucha del juez Juan J. Galeano. Además avaló el pago con dinero de la SIDE al detenido Carlos Telleldín para que acusara a policías locales y desestimara la llamada "conexión siria". Esa dirigencia judía llegó al extremo de distinguir al comisario Palacios, como lo recordó Herman Schiller.

El acto de Pasteur 633 desnudó que la colectividad está más dividida que nunca, por acción de Macri y su rabino-legislador. Si el único punto en común es acusar sin pruebas a Irán y desechar su colaboración, se puede prever que el próximo 18 de julio seguirá faltando justicia en esta causa.

La Arena, 24 – 07 – 11

La Quinta Pata

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