Alfredo Saavedra
Una exhibición ambulante de una muestra de la obra del artista (escultor, pintor) chino Ai Weiwei, circula en estos días por Norteamérica, con programación para la apertura de una exposición este mes en la prestigiosa Galería de Arte de Ontario, evento recibido con gran publicidad por la prensa nacional.
El artista Weiwei tiene prohibido salir de China, en disposición oficial del gobierno capitalista-comunista de esa gran nación, que no se sabe si atiende al proceso de arresto domiciliario que ha pesado sobre el creador o, porque se teme que al salir al exterior ya no regrese o que, al final, regrese después de haber ventilado sus ideas contrarias al régimen de su país y que, con entrada y salida libres, se convierta en un agente viajero de esa propaganda en el exterior.
Los medios en los Estados Unidos y Canadá, y probablemente de la Unión Europea, exponen a Weiwei como defensor de los derechos humanos, razón entre otras para ser considerado opositor al régimen chino. Se menciona en las crónicas de prensa respecto de esa posición, el hecho de que el artista ha denunciado, de manera verbal y por medio de su producción, las condiciones precarias de los edificios escolares que durante los terremotos de hace dos años se derrumbaron, causando la muerte de unos cinco mil niños. Evidencia que ha mostrado con fotografías, lo que ha causado el escozor de las autoridades.
Independiente de esa situación, señala la prensa que la razón principal del supuesto repudio del régimen para con el artista es por la manifestación de protesta que se percibe en su obra. Al Weiwei está considerado como un artista influido en su producción por el arte moderno de occidente. Entre esas influencias se menciona la de Marcel Duchamp, cuya obra le ha servido de inspiración, según lo exponen los medios de comunicación.
Sin embargo la posición del artista chino resulta confusa y no precisamente porque esté inspirado en la doctrina del notable filósofo Confucio, quien postuló en su doctrina los principios morales de fidelidad y la tradición nacional. Resulta sospechoso que occidente se interese sobremanera sobre Weiwei y que la prensa lo exalte de forma exultante. Y esa sospecha está basada en la agresiva actitud de occidente cuando juzga al régimen chino por su implícita condición de estado comunista, a partir del permanente asedio que las naciones capitalistas mantienen para con los países que suponen de manera real ejercer sistemas socialistas.
Por cierto que el régimen chino presume tener una composición política de carácter comunista y su gobierno está regido por un partido bajo esa dirección, aunque en la práctica el sistema ha llegado a tener una orientación capitalista, con un desarrollo económico dentro de ese esquema. El comercio chino tiene dominada una buena porción del mercado internacional, al grado de que en ese renglón ha superado a la economía de los Estados Unidos, con tradicional hegemonía en ese rubro en el pasado. Ahora Estados Unidos es deudor de China en proporciones tan grandes que se especula que el acreedor propuso al deudor aceptar como forma de pago el estado de Florida para saldar el adeudo.
Tendrá que ver eso tal vez con la posición de occidente de simpatizar con el disidente artista, que si dentro de su disidencia y en particular su defensoría de derechos humanos estuviera la de criticar al régimen de su país por las denunciadas en el exterior condiciones de explotación, usurpación y pobreza de vastos sectores de la población, sería de aplaudirlo y apoyar su posición, pero de acuerdo con el antecedente de que su padre, el intelectual Al Ping, fue opositor al régimen ortodoxo socialista, existe la presunción de que la posición del artista tiene por generación espontánea naturales rasgos anticomunistas.
Eso agregado al hecho de que el artista Weiwei vivió en los Estados Unidos, Nueva York en particular, donde joven se embebió con la cultura estadounidense y su vocación artística fue orientada, conforme lo informan las crónicas, en el conceptualismo con raíces en la escuela Dada. Tal vez el artista se sienta identificado con la cultura de occidente y por eso su oposición al sistema en su país. De todas formas es reconocido como uno de los más importantes exponentes del arte moderno y si no es una hipérbole de los medios de comunicación de occidente, el mejor artista de la plástica en los tiempos actuales, de todo el mundo.
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