viernes, 18 de abril de 2008

Noticias- Mendoza: Aguinaga se fue en el momento justo

Aguinaga brindó los motivos de su renuncia ante la prensa. Pero no dijo todo lo que realmente pasó.
El demócrata abandonó el gobierno pataleando contra la Nación y acusando a funcionarios locales de conspirar contra él. Y no mintió. Pero esa no es toda la verdad: Aguinaga abandonó el barco antes de que la presión de los intendentes del PJ se hiciera insostenible, de que Rico fuera imputado por la Justicia y de que quedaran al desnudo las falencias de su gestión.


Juan Carlos Aguinaga se fue del ministerio de seguridad justo a tiempo. Y no sólo por las razones que él mismo explicó, sino porque varios motivos más de los cuáles no dijo nada.

Aguinaga no miente un ápice cuando argumenta que desde el gobierno de Cristina Kirchner le hicieron la vida imposible por sostener a Carlos Rico como subsecretario de Seguridad.

Así como tampoco cuando denuncia que desde el propio gobierno de Celso Jaque, un puñado de funcionarios vinculados a los Derechos Humanos lo esmeriló todo lo posible por mantener entre su equipo de colaboradores a un personaje vinculado a los años de plomo en Argentina.

No hay dudas de que la Nación hasta el momento no le ha entregado a Mendoza los famosos $40 millones que (según jura Jaque) iban a venir para financiar la lucha contra el delito.
Leer todo el artículo - CerrarSin embargo, en el supuesto caso de que esa promesa sea cierta: ¿Cuál es el impacto de $40 millones dentro de los casi $500 millones que Aguinaga tenía para utilizar en el marco del Presupuesto 2008 para Seguridad?

Y más aún. Aguinaga tenía la ley de Emergencia en sus manos para mover partidas a gusto ¿No podía elaborar una estrategia financiera que le permitiera suplir esos $40 millones hasta que la Nación se los aportara a la provincia?

Diego Lavado y Pablo Salinas, los dos funcionarios vinculados a organizaciones de Derechos Humanos, no se guardaron nada a la hora de mellar la capacidad de maniobra política de Aguinaga, quien sostuvo a Carlos Rico como subsecretario de principio a fin de su gestión.

Sin embargo: ¿Dónde quedó aquella frase que el propio ex ministro dijo a Diario UNO el 17 de febrero pasado (hace sólo dos meses) cuando se plantó y le dijo a estos funcionarios “Yo no soy fácil de limar”?

Y cabe preguntarse ¿Debió quedar Rico por encima del poder que el PD decía tener para combatir la inseguridad en la provincia?

Si bien Aguinaga no mintió al decir los motivos de su salida, tampoco dijo toda la verdad.

El ex ministro huyó justo antes que la presión de los intendentes del PJ y de buena parte del partido se hiciera insoportable. La decisión posterior de Jaque de designar a Carlos Ciurca como ministro es todo un reflejo de esta situación. “Yo vengo con el respaldo de los intendentes”, fue lo primero que dijo el nuevo titular de la explosiva cartera.

También apuró su salida, justo antes de que el líder de su partido, Omar De Marchi, quedara demasiado atrapado en la dialéctica de tener que apoyar a Jaque en la provincia y criticar a Cristina en la Nación. Esa difícil posición atentaba contra la aspiración que De Marchi pudiera tener a futuro: el año que viene vence su mandato como diputado nacional. El presidente del PD, jugó su juego en esto. Hasta la semana pasada apoyaba la continuidad de Aguinaga, luego de ser reelecto al frente del partido impulsó su alejamiento para que los problemas internos no complicaran su reelección.

La ida se definió justo antes de que cayera la fecha clave del 9 de junio. Ese día, vence el plazo prometido por Jaque en la campaña para anunciar la baja del 30% en el delito. Una promesa (mentirosa al fin) que el ex ministro sabía que no se iba a cumplir y que alguien tenía que pagar el costo por no hacerlo.

El demócrata se fue justo antes de que, como fuertes versiones así lo indican, la Justicia Federal imputara a Carlos Rico por algunas de las denuncias que acumuló en estos últimos cuatro meses por su participación en la policía durante la Dictadura.

Aguinaga renunció justo antes de deteriorar aún más una relación con Celso Jaque que venía complicada. El día antes de abandonar el gobierno, los dos discutieron fuerte por los $40 millones cuando el gobernador lo mandó a él directamente a negociar esos fondos en la Casa Rosada.

Pero por sobre todo porque ya se habían comenzado a detectar las primeras fallas severas en su gestión. Y eso había ganado la calle. Un ejemplo: con la ley de emergencia sancionada, el ministerio de Seguridad de manera inexplicable dejó durante el verano a los móviles policiales de varios departamentos de la provincias sin combustible porque no les pagaba a los proveedores. En las últimas semanas se habían registrado protestas en Tunuyán, en Ugarteche y en Lavalle, de vecinos que no reclamaban otra cosa que más protección.

Por más que los funcionarios se empecinaban en ocultar los delitos y en no divulgar los índices, en los 129 días que estuvo al frente del ministerio Aguinaga no logró que la sensación de inseguridad descendiera.

La imagen de este jueves por la mañana fue más que elocuente. El día después de haber desatado la tormenta política más virulenta del neonato gobierno justicialista, Aguinaga caminaba despreocupado por la calle España hacia su estudio y aprovechó para tentar la suerte comprando al paso una tarjeta de Qiuni 6. Apostó en diciembre y no supo ganar. Quizás ahora tenga otra suerte.

Fuente: Marcelo Arce, MDZ Online, 18-04-08

La Quinta Pata

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