jueves, 7 de agosto de 2008

Las nuevas didácticas sanjuaninas

Carlos del Frade

¿Por qué un lavacoches se ha convertido en un peligro público para algunas administraciones en esta Argentina crepuscular del siglo veintiuno?

Los primeros indicios sobre la construcción de este nuevo supuesto enemigo de la paz y el orden se verificaron en la Buenos Aires de Mauricio Macri.

Pero el ejemplo cunde, se expande, cruza las pampas ubérrimas y llega hasta los pies de las mismísimas cordilleras.

La información llega de San Juan, el territorio gobernado por alguien que fue capaz de vender parte de esas montañas a intereses privados como si fueran chucherías y no maravillas naturales del patrimonio original de todos los habitantes de esa provincia de ensueño e impunidades.

Esta vez, sin embargo, la exageración no es responsabilidad del gobernador.

'Mario Herrero, jefe de Gabinete de la Capital, confirmó ayer que están evaluando introducir una modificación en el Código de Faltas Municipal para que varias de las tareas que hasta ahora cumplen los lavacoches, entre las que están las acciones antes mencionadas, pasen de ser 'irregulares a ilegales'. Y de ese modo, con la intervención de la Policía de San Juan, se los pueda detener y si lo determinan los jueces de Faltas hasta puedan ir presos', sostiene la noticia.

La ilegalización del lavacoches parece ser la nueva versión del avance en la lucha contra el desorden social o, si se quiere, contra esa extraña palabra que para algunos es hija de un repollo, la violencia.

Entonces el mismo sistema que la genera, la auspicia, la promueve de arriba hacia abajo, invisibiliza a los responsables de guante blanco y descarga sus culpas en quienes la padecen.
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Porque más allá de algún que otro problema mínimo, los lavacoches, los cuidacoches, son -en su enorme mayoría y en la mayoría de las ciudades de la enorme Argentina- desesperados buscadores del empate al fin de mes. Los que siguen sin encontrar un trabajo digno a pesar de que los números oficiales bendigan y santifiquen una supuesta reactivación del mercado laboral.

Hay cuidacoches, lavacoches y demás empleos informales porque la formalidad laboral sigue alcanzando a muy pocos.

Y eso es lo ilegítimo, eso es lo ilegal. Que el Estado, que los Estados provinciales y municipales no puedan garantizar la necesidad existencial de trabajar con dignidad.

Por eso el sistema genera nuevos peligrosos actores sociales de la violencia, el desorden y el caos. Inventan delincuentes desde el universo cada vez más vasto de las víctimas.

La información agrega que 'en el nuevo sistema los usuarios podrán hacer uso de los boxes en una zona que ya está definida para estacionar enviando un mensaje de texto (SMS) desde su celular. Y quienes no tengan teléfonos móviles, podrán usar tarjetas magnéticas descartables que venderá el municipio y que también se podrán adquirir en los quioscos'. Y asegura que 'la intención de sancionar a los lavacoches está todavía en una etapa preliminar, según dijo el funcionario, y no están definidos los cambios que se van a introducir ni cuántos días de arresto se pueden llegar a aplicar', remarca la noticia originada en la ciudad que fue la cuna de Domingo Sarmiento, símbolo de los maestros argentinos, según la historia oficial.

Y quizás se trate de eso, de una nueva enseñanza sanjuanina destinada a marcar el camino que seguirá el sistema, una vez más. Penalizar a los ya castigados, perseguir a los ya alcanzados por la injusticia social. Ahora es el turno de los lavacoches, la nueva didáctica sanjuanina.

ARGENPRESS y APE, 06 – 08 – 08

La Quinta Pata

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