sábado, 6 de septiembre de 2008

Ejemplares condenas a Menéndez y Bussi, y en Mendoza no pasa nada

Liga por los Derechos del Hombre Filial Mendoza

El genocida ex general Luciano Benjamín Menéndez fue condenado a prisión perpetua, junto con Carlos Díaz, Oreste Padován, Luis Manzanelli, Ricardo Lardone, y Hernán Rodríguez a 28 años; a Bussi, de la misma calaña, le toca la misma pena.

En Mendoza la situación es grave, porque hasta hoy no hay ningún condenado, teniendo en cuenta que al momento de ser declaradas nulas las leyes de impunidad, hace cuatro años, más de 60 causas ya tenían - y tienen - todos los elementos de pruebas para que el juez Walter Bento hubiera ya ordenado varios juicios orales y públicos con las consiguientes condenas a varios genocidas.

En primer lugar, dicho juez no ha cambiado su visión de tomar caso por caso y volver a hacer todo el tramiterío que ya consta en cada una de ellas y de esta forma, pongamos un caso, un imputado que está en cuatro o cinco causas va a declarar por lo mismo en estas, con la consecuencia del alargamiento en el tiempo, de los momentos tan anhelados por los familiares de las y la sociedad. Está ocurriendo todo lo contrario, a lo que se suma el rastacuerismo de camaristas y fiscales y el obsecuente diligenciamiento de los abogados defensores de los genocidas, que apelan a cuanto subterfugio litiguista encuentran hurgando los códigos de procedimientos y otras normativas.

Así se va tejiendo una trama que alcanza el grado de complot y que deviene desde el mismo instante en que en el 2003/4, se iniciaron las gestiones para titularizar el Juzgado Federal Nº 1, acéfalo por la destitución del juez Núñez, hasta ese momento su titular y echado por la presión de los grupos de poder que responden a Raúl Monetta. Fue la mano política del Chueco Mazzón, el que determinó la designación de Bento en oposiciòn a lo que proponian los organismos de derechos humanos mendocinos. Su poder pudo más ante la Casa Rosada y el Congreso, con el que se consumó, una vez más, una trapisonda en detrimento de la exigencia de juicio y castigo.

En esta turbiedad lo claro es que la estrategia de unos y otros es la de prolongar los tiempos de esta justicia (¿justicia?), para que los tiempos biológicos de familiares (víctimas) y genocidas se apaguen - tan cortos son ya - en los ritos oscuros de la muerte.

El juez Bento no contempla en su estrategia, por ejemplo, la unificación de las causas, tal como en algún momento se le hizo ver que ese es el camino correcto para, entre otros objetivos, acortar esos tiempos.

En Mendoza la justicia federal está en deuda.

05 – 09 – 08

La Quinta Pata

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