miércoles, 15 de octubre de 2008

El rey (literario) de la Patagonia

La cisura de Rolando, de Gabriel Báñez

Ivan Schuliaquer

La cisura de Rolando fue seleccionada entre 293 novelas. El jurado –integrado por Juan Sasturain, Claudia Piñeiro y Martín Kohan– destacó que es “una apuesta arriesgada”.

“Escribo porque no sé hablar.” Esa sola frase inspiró La cisura de Rolando, el libro de Gabriel Báñez que ganó el primer Premio Internacional de Novela Letra Sur, que se entregó en Puerto Madryn e incluye 50 mil pesos para el autor y la publicación de su novela por la editorial El Ateneo.

El fallo del jurado –integrado por Juan Sasturain, Martín Kohan y Claudia Piñeiro– fue unánime, y lo que distinguió al texto ganador de los demás fue “que en un nivel general bueno, se destacó por una apuesta arriesgada”. “Es un elogio para mí que digan eso –aseguró Báñez a Crítica de la Argentina en Chubut–. Soy un fanático del lenguaje, y lo riesgoso supongo que está en algunas de las teorías delirantes que aparecen en los personajes.”

El ganador nació en 1951 en La Plata y, además de escritor, es editor y periodista. “Para que una novela sea elegida debe tener creatividad e inteligencia, pero también mucho aguante”, aseguró Sasturain antes de entregar el galardón. Y Kohan destacó: “Cuando una novela está bien pese a que podría no haberlo estado es porque alguien se arriesgó a no acertar. Eso representa un mérito mayor. Por eso es un regocijo potenciar a un escritor muy valioso”.

La cisura de Rolando, que alude con su nombre a un término médico, es una historia que contiene dos momentos. El primero cuenta la historia de un chico que se queda afásico. Mientras quienes lo rodean buscan desesperadamente que recupere el habla, él toma su discapacidad como algo natural. Luego, a través de la escritura, el chico logra comunicarse. El segundo momento encuentra al mismo personaje a sus cuarenta años –según el autor– “en medio de una crisis brutal marcada por una felicidad plena”, con el habla recuperada y separado, lo que lo hace recurrir a una terapia lacaniana para intentar averiguar qué le está pasando.
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“Hay una estructura técnica que une los momentos: la del Coyote y el Correcaminos, porque todos los intentos por atrapar los problemas fracasan”, asegura Báñez, autor de otras novelas como Los chicos desaparecen, Virgen y Cultura, que construye una narrativa marcada por una escritura “que siempre apunta a lo disfuncional” y que se basa en la creencia del autor de que “todos somos un poco discapacitados”.

El premio Letra Sur –organizado por el Grupo Jornada de Chubut y editorial El Ateneo– surge como una alternativa federal a los premios de Buenos Aires. En su dictamen, el jurado también destacó que la novela “combina el riesgo estético y la destreza de su autor para manejar una trama de muchas aristas, en la que se destacan un notable sentido del humor y una aguda reflexión sobre la Argentina”.

Según el relato de Báñez, cuando Marcos Mayer –encargado de la preselección de textos– lo llamó para informarle que era el ganador se quedó perplejo. “Pensé que era una joda, incluso me había olvidado de que había mandado mi novela al concurso”, aseguró el ganador, que con parte del premio saldará una cuenta pendiente: se comprará un telescopio.

Según el escritor, el mundo disfuncional que se ve en sus novelas no le es ajeno. “El ‘yo’ está ahí, no hago un análisis desde afuera. Esa perspectiva tiene que ver con la conciencia de cuánto de mí está comprometido en mi trabajo”, aclara Báñez. El autor asegura que “el lenguaje es la partera del pensamiento” y aclara que prefiere hablar de escritura y no de literatura porque “la escritura es algo más imperfecto, que está en continuo movimiento”.

Entre las diez finalistas, el jurado otorgó también dos menciones especiales a las novelas El silencio del río de Juan Martín Guastavino y Mayo de Sergio Dubcovsky.

Con cara imperturbable, en la entrega del premio Báñez les dedicó el galardón a las ballenas y les pidió disculpas a los organizadores del premio por no haber escrito una historia sobre un niño que entra en una escuela de magia –en alusión a Harry Potter–, aunque aseguró que la buena noticia es que su “novela no es un plagio”. Así, con humor e ironía, Báñez demostró una vez más que en el terreno de la disociación es donde se siente más cómodo.

Crítica digital, 13 – 10 – 08

La Quinta Pata

1 comentario :

Anónimo dijo...

Mirá en mi blog el último curro: ganar concursos con obras éditas adelante de los ojos de todo el mundo. Una vergonia. Encima el tipo es funcionario del estado.

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