viernes, 8 de mayo de 2009

Carta de un murguero a su barrio

Depe


Soy murguero y de por vida, esa es mi vocación.

La música es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos.

Esta definición de diccionario por ahí puede llegar a sonar más formal de lo que uno imagina. No cabe duda de que analizándola detenidamente, tan solo unos instantes – no hace falta ser músico – para encontrar en ella sensaciones, contenidos y por sobre todas las cosas sentimientos, grandes, emocionales.

Nosotros, los murgueros del barrio de Belgrano, vivimos de ella. Desgraciadamente no podemos utilizar el total de esa palabra “vivimos de ella”, ya que por cuestiones sociales y culturales, solo podemos llenarnos de ella 2 ó 3 veces a la semana.

Hablando ayer con uno de los integrantes de la murga, sobre la decadencia en demasía de la cultura en sus diversas ramas, entre ellas “la música”, nos dimos cuenta de que el problema es más grave de lo que uno imagina, que cada vez menos jóvenes tienen la oportunidad de expresarse, de animarse y de entregarse para poder realizar sus sueños, ya que carecen de tiempo, de motivaciones y de lugares para llevarlos a cabo (como centros culturales), Sumado a esto, el factor principal que está de moda en la Argentina: la plata. Lo cual implica que si uno no lleva varios signos pesos en el bolsillo estará limitado, aún teniendo infinitas ganas de querer participar en algún tipo de arte.

Nosotros buscamos presentarnos ante el barrio y ante todos los que de alguna forma se sientan identificados con nuestras palabras. Después de varias discusiones y críticas que nos hicimos, nos pusimos a pensar qué podíamos hacer para que esto no siga sucediendo. Sabemos muy bien que hoy en día nuestra palabra y nuestro pensamiento tiene como único respaldo a nosotros mismos, pero confiamos en nuestra lucha y en nuestro deseo, para que esto, de a poco, se vaya revirtiendo. Aunque nos lleve toda la vida, sabemos, creemos y soñamos con una Argentina en donde se vuelva a valorar nuestra cultura, donde se vuelva a formar el barrio, donde cada uno tenga a su alcance el espacio y la comodidad para poder realizar aquello que lo haga gozar y sentir lo que su mente y su alma le indiquen. Donde uno pueda aprender los valores de la cultura popular y social del lugar donde vive: cosas que no se aprenden ni se enseñan en un colegio.

Desde nuestra humilde Plazoleta Portugal, tratamos de seguir adelante, de hacer, de crecer en nuestros sentimientos. Queremos demostrar que la verdadera murga no es la que busca pleitos ni la que se muestra decadente, sino la que lleva alegrías y muestra la realidad que vivimos por los barrios recurriendo a simples armas: la letra, el baile y el ritmo.

Con estas simples líneas de un murguero Relegado, queríamos comunicarles al barrio nuestra forma de pensar sobre la cultura, la que vemos poco a poco desaparecer, y esperemos que ustedes ayuden a que eso no ocurra. Le decimos al barrio que puede contar con la murga al igual que nosotros esperamos algún día podamos contar con ustedes.

Estamos muy contentos de poder escribir y transmitir por este medio, nuestros pensamientos, nuestras denuncias y nuestros deseos.

Ahora sí, nos despedimos hasta otro nuevo escrito de un murguero Relegado.

Depe

La Quinta Pata

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