Vicente Linares
Córdoba. Desde el jueves 4/6 tres trabajadores de CIVE permanecen encadenados en las puertas de la Municipalidad y en huelga de hambre; a la espera de la promulgación, por parte del intendente Giacomino, de la ordenanza que les permita funcionar como la Cooperativa que ya constituyeron.
Habiendo fracasado las dos instancias de negociación el día de ayer y con una orden de desalojo en suspenso, la asamblea de trabajadores decidió formar una delegación de tres compañeros para ir al municipio a presionar directamente a Giacomino encadenándose y comenzando una huelga de hambre. Esta situación surge a partir del tremendo desgaste que los tiempos de la justicia tramposa, a través de sus complejos intríngulis, impone al conjunto de los compañeros. Por un lado el Concejo Deliberante aprobó la ordenanza que declara de interés público al inmueble y a la empresa, cediendo por dos años la explotación a la Cooperativa, pero el intendente aún no la promulga. Por otro lado, el desalojo violento sería inminente ya que la jueza Antenucci, quien entiende en la quiebra de CIVE, ha resuelto entregar a Hugo Ardiles la posesión de la planta. Como la misma permanece ocupada, esa posesión no se ha hecho efectiva, y la jueza quiere que su fallo se cumpla. Hugo Ardiles es un siniestro personaje, típico representante de la "burguesía nacional", rapiñera e hiperexplotadora, que ya tiene varias empresas vaciadas y cerradas en su haber, y aún así convenció a la jueza de que él va a administrar la empresa de mejor manera que la cooperativa de los trabajadores. Lo que no dice la jueza, ni Ardiles ni la sindicatura de la quiebra, es que el destino último de esos predios serían el negocio inmobiliario (country, torres, centros comerciales, etc.), del que no participarían, claro está, los trabajadores de CIVE.
Como es la costumbre, las asambleas diarias de trabajadores definen los pasos a seguir. Desde el intento de desalojo del miércoles 3/6 la planta se ha transformado en un poderoso nucleamiento de activismo, donde muchas organizaciones montan guardias día y noche junto a los trabajadores y sus familias. El clima de campaña electoral pone al relieve la descomposición de los políticos del sistema, que se acercan, apoyan, etc., en la medida en que esto sirva a intereses coyunturales. Por ejemplo: dentro de la interna del oficialismo municipal (entre "juecistas" y "giacoministas") los juecistas han hecho mucho porque la ordenanza sea aprobada, de hecho, poseen mayoría en el Concejo Deliberante; esto pone en serios aprietos a Giacomino, autodefinido "soldado" K, porque agrega a la presión financiera del municipio y al desbarajuste político de la gestión, etc.
Más allá de esas mezquindades, los trabajadores no se confunden. Toman lo que les es útil, por supuesto, pero también tienen bien claro las motivaciones de los juecistas, que de repente se han convertido en paladines de la clase obrera.
Ayer fracasó otra mediación del ministerio de justicia y se pasó a cuarto intermedio hasta hoy. La reactivación de la orden de desalojo depende del resultado de esa reunión. Si bien nadie quisiera cargarse el costo de una represión a 2 semanas de las elecciones, tampoco se descarta la posibilidad, teniendo en cuenta las facilidades que la justicia de Córdoba tiene para aplicar medidas de este tipo. Otra jornada de tensión nos espera, entonces, y allí estaremos para contar lo que pase. Pase lo que pase.
Agencia Walsh, 06 – 06 – 09
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