sábado, 6 de junio de 2009

“El sueño de los murciélagos” refleja la época más oscura del país

“El sueño de los murciélagos” de Pablo Ramos

Dolores Pruneda Paz

En este libro de Pablo Ramos recupera valores de su infancia, con el oscuro escenario de la dictadura militar como fondo.

Una bruja, un sepulturero, burdeles de Avellaneda y un grupo de niños dispuestos a emprender una difícil aventura para salvar el trabajo de sus padres forman "El sueño de los murciélagos", el libro donde Pablo Ramos recupera valores de su infancia, con el oscuro escenario de la dictadura militar como fondo.

Esta "aventura moral", como define Ramos a su pequeña novela y a la vida, comienza cuando Gabriel y Marisa proponen salvar el taller de bobinas del negro Angel, que cae por la importación de bobinas coreanas, y el colectivo de Lalo, quien se resiste a vendérselo a la empresa para la que trabaja.

Un conjuro de sangre, Santa Evita, el bar del uruguayo, un gato demoníaco y los vínculos familiares y de amistad son los otros componentes que dan forma a la novela donde Ramos y sus personajes se proponen rescatar lo que queda y elegir el camino correcto.

"La idea de este libro es megalómana: salvar lo que queda del barrio, de los amigos y la familia – apunta Ramos. Es una aventura que revaloriza esos lazos que sobreviven a los defectos de los seres queridos y se vuelven más fuertes".

Alejandro, Percha, Rata, el Chino, Tumbeta y Carlón son los amigos con los que cuentan Gabriel y Marisa para llevar a cabo el sacrificio ritual de un murciélago blanco primogénito y pichón y salvar así la situación que a sus padres les complica la vida.

"En este libro tengo algo que decir como quien conoció esa vida de costado y vio la decadencia de su padre y de su barrio", cuenta Ramos y se sitúa en su propia infancia, sus 11 años en los 70 en Avellaneda, cuando comienzan a devaluarse los oficios y su padre deja la orfebrería y la herrería a la que se dedicaba para ingresar a una oficina donde sus manos ya no tienen valor.

Para Ramos, esta aventura infantil también está tiene como trasfondo "el fin de un proyecto de país, del peronismo del 45, el final del plan quinquenal".

"La literatura es 80 por ciento subtexto – afirma – es mucho más lo que no se escribe", asegura respecto al clima denso y opresivo que atraviesa la trama en contraposición con el candor de sus protagonistas.
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El libro también plantea el tema de la comunicación de un niño con un adulto: Gabriel no sabe bien qué es lo que está pasando en ese mundo de grandes en ese momento. No entiende, y Ramos trabajó el personaje de la misma manera en que él percibió la época del Golpe Militar en infancia.

Durante la dictadura "fui muy protegido por mi madre, mi padre pasó un año en la cárcel de Caseros como preso legal, por suerte, pero ella me dijo que consiguió un trabajo de bobinas para la policía y que por eso estaba tanto tiempo allá".

"Viví incluso esa época con menos sospechas de las que planteo en el libro. Determinada gente de determinada clase no lo vio y eso no los convierte en malas personas ni en imbéciles", sostiene el escritor.

"El sueño de los murciélagos", para Ramos, "es la historia de Gabriel y punto", una aventura particular: "Yo no quiero que me digas la que hicimos todos, decime la tuya, hablame de vos.

No me interesa una novela generacional", afirma. En sus páginas, con la voz de Gabriel, "un pesimista con la acción de un optimista, plantea la diferencia entre lo que se cree que uno es y lo uno es.

Se trata "de un concepto fuera del capitalismo, que dice que el fracaso es no conseguirlo: aquí el fracaso es no intentarlo, porque no es la medida de los otros la propia medida", asegura.

"Es un libro escrito con la sinceridad y las limitaciones de mi ideología y ahí está su valor importante, esa honestidad que garantiza que uno haga un libro que le parezca bueno", concluye.

Ramos también publicó "Lo pasado pisado"; "El origen de la tristeza"; "La ley de la ferocidad" y "Cuando lo peor haya pasado", que obtuvo el premio del Fondo Nacional de las Artes y de la Casa de las Américas de Cuba.

Télam, 06 – 06 – 09

La Quinta Pata

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