domingo, 7 de junio de 2009

Goy Ogalde: “El rock argentino es fascista”

Karamelo Santo

Leo Oliva

Para Goy Ogalde, líder de Karamelo Santo, hoy en la Argentina él es más un folclorista que un rockero. Por eso dispara contra los músicos y el público del rock. La banda mendocina y argentina de mayor proyección internacional festeja sus 15 años en la ruta con su primer disco en vivo y su octava gira consecutiva por Europa.

En 48 horas, los Karamelo Santo se suben a un avión para realizar su octava gira consecutiva por Europa.
Es un récord "nacional", una palabra que a ellos les molesta mucho si se la asocia con "rock", pero es cierto: no hay registros de una banda argentina que haya tocado tanto en escenarios extranjeros. Y mucho menos de Mendoza. Por eso son historia viva: los artistas mendocinos de mayor proyección internacional de los últimos ¿20, 30, 40 años?
Su flamante disco, "El baile oficial" (el primero en vivo, que incluye un DVD), ya se editó también en Europa, donde muchos conocen sus canciones, las cantan y las bailan.
Será por eso que a los 15 karamelos que viajan este año se les sumaron dos productores y dos camarógrafos de "Rock Road", el programa de Zeta Bosio (ex Soda Stereo) que sale por Sony y que decidió documentar la gira para emitirla después en toda América Latina.

"Es bastante raro una banda argentina que esté girando por todo el mundo. Entonces él (por Zeta) que viaja mucho tuvo la idea de hacer un programa con nosotros, un documental tipo reality", cuenta el Goy Ogalde, líder de la banda.
"A Zeta nos lo hemos encontrado en shows en Europa, y si bien tenemos una diferencia musical y estética obvia, le encanta que estemos en todos lados".
Como la lista de pasajeros se agrandó, esta vez alquilaron un micro de dos pisos para moverse por el Viejo Continente. Pagado en parte por una conocida marca de cerveza de Mendoza.
"Nunca nos había ocurrido que alguien pusiera plata para bancar esta gira. A ellos les parecía buenísimo que una banda girara por Europa y más por Alemania, donde se toma mucha cerveza.

-¿Y van a llevar cerveza nacional?
-No, porque tendríamos que importarla. Ellos nos van a dar etiquetas y vamos a hacer comparaciones con la cerveza de allá (risas). Pero bueno…, nos pareció bueno que nos hayan apoyado porque era muy costoso.

El reality Karamelo
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Las cámaras de Zeta Bosio seguirán a los músicos por cada ciudad y escenario al que se suban. Sea un festival multitudinario como una performance en una plaza.
Así lo explica el Goy: “La excusa es mostrar algunas partes raras de ciudades que ya conocemos mucho, como Viena o Berlín, donde hay personajes muy extraños. Por ejemplo, nosotros todos los años tocamos para una comunidad de homeless que organiza un cura tercermundista, que es ruso y vive en la Bavaria.
El tipo junta un montón de gente, como mil personas, y en algún momento se transforma todo en una cosa medio freak, porque hay hasta fakires y nosotros somos como la música de fondo de gente de la calle, que están en situaciones extremas.
También experiencias como ir a Cristania, en Dinamarca, donde las drogas están legalizadas. Es difícil filmar ahí pero vamos a tratar de mostrar algo. O compartir conciertos con estilos tan diferentes; que en un mismo escenario estén Moby, Nine Inch Nails, Gogol Bordello y Karamelo Santo. Queremos mostrar esa apertura que hay en Europa”.

-¿La gente los ve como una banda de rock y de Argentina?
-Sí, somos una banda de rock, la estética nuestra lo es. Un bajista con cresta y saltando es rockero, no es algo latino. Pero nosotros también mostramos la faceta folclórica, porque nos gusta y la gente busca eso.
Nos ve como argentinos y nos compara con los gauchos y al hacer temas como "El alcatraz" o una chacarera, un malambo y una cumbia, la gente lo relaciona con lo gaucho. Es lo que ellos esperan de nosotros, no que seamos mariachis o cosacos.

-¿Son de mostrar banderas, decir de dónde vienen?
-No mostramos la bandera nacional, pero sí decimos que somos de Sudamérica, argentinos, de eso somos bastante orgullosos. Pero tenemos una visión de la patria más relacionada con la naturaleza, con los pueblos originarios. Entonces más que hablar del país hablamos de la gente. Cuando tocamos una cumbia explicamos que esta música la hace gente de Colombia, de Bolivia, del norte argentino.
A veces van los argentinos y no entienden mucho el mensaje de nosotros, porque la enseñanza de nosotros ha sido muy marcada por todo el tema de la ascendencia española e italiana, que Argentina viene de los barcos. Y en realidad sabemos que no es verdad. Entonces preferimos mostrar más la identidad del pueblo mapuche, por ejemplo, que la hispano-italiana.

-¿Por eso son un bicho raro del rock argentino?
-El rock argentino es muy fascista. Tiene muy poca integración con la cumbia o el folclore, que están totalmente marginados. Hoy ser punk en la Argentina es hacer folclore, pero el atrevido no el tradicional que se vende en las radios. Como Marcelino Azaguate en Mendoza, eso es punk y tiene toda la identidad como artista.
Desde que el rock se transformó en un negocio y convino ponerle esa bandera argentina y llamarlo "nacional" me parece nefasto, porque el rock no tiene fronteras. Cuando tocó, en River, Ojos de Brujo, la banda N°1 del rock catalán, la gente los insultaba y les tiraba piedras.
Por eso digo que el rock argentino es fascista, porque si no tiene la lengua bordada de los Rolling Stone o la remera de los Redondos, no es rock.

- Pero el público es cómplice de eso, porque esas son las bandas más convocantes.
-Al público le venden lo que quieran, al tipo que escucha los Rolling Stone le dicen "Loco, comprate el iPhone que viene con dos temas nuevos de Mick Jagger" y el tipo va y se lo compra y no discute nada. No quiero subestimar a la gente, pero a veces es muy ignorante. Te clavan en un celular tres temas de los Cadillacs y pagan una fortuna.
La palabra rock ya no tiene significado. No insistamos más con esa palabra. Walt Disney hace ahora películas de rock. El público argentino heredó el rock como el folclore, veía remeras en el barrio de los Redondos y dijo "eso es rock".
No, rock es ir a laburar y de pronto decir "me podrí, me voy al campo, me hago hippie, me fumo un porro, hago lo que quiero", es eso, una reacción. Si vos vivís en un barrio donde los diez flacos usan una remera de La Renga, eso no es ser rockero. Es lo mismo que ponerte el uniforme de milico o la bandera de Jamaica en la cabeza.

-Esta posición tuya y de la banda hacia el rock argentino, ¿no les ha jugado en contra?
-Más vale. La música nuestra es resistida porque va al lado de un montón de cosas a las que el rockero no quiere pertenecer. Si yo toco un huayno o una tonada, el tipo al que le gusta Zeppelin, The Cure o Depeche Mode me va a odiar. Y me parece bien que me odie, porque por eso yo me considero rockero. Porque le doy una patada en los huevos al decirle que eso es rock, y llora y protesta, y se indigna.
Pero eso es lo que significa ser rock. Mi poncho representa mucho más que el disfraz de Robert Plant. A nosotros cuando empezamos a hacer cumbia, antes de nuestro primer disco, nos odiaban. Y bueno... tan mal no nos fue.

15 años vivos
-¿Alguna vez pensaste en largar todo y romper con Karamelo?

-Con la música nunca. Fue una relación absoluta que tuve desde los 15 años, cuando agarré por primera vez una guitarra. Estos 15 años por ahí sí estuve cansado y mal, cuando falleció algún integrante (el trompetista Silvio Espilocín) o se fueron algunos, o cuando se caía algún contrato discográfico y había que salir a buscar alguno nuevo. Pero en realidad uno hace canciones y ese es el objetivo final.

-¿Cómo se hace para sobrevivir en una banda con tantos integrantes?
-Con el tiempo hay que homogeneizar un poco, que todos tengan el beneficio de estar en una banda de rock. Hay cuestiones hasta legales que hacen que la banda se afiance. Los contratos discográficos los firmamos todos. Yo les digo a los chicos: "El que no lo firma no toca más", para que todos tengamos una relación de compañerismo y sepamos que vamos a estar cinco años juntos.

-¿Son todos socios de la empresa Karamelo Santo?
-Sí. Incluso las canciones se registran entre todos y es una cosa que nos llena de orgullo, porque de los 9 integrantes 8 tienen la obra social de Sadaic. Eso es muy difícil de conseguir. Todos nuestros hijos tienen una cobertura que no nos la da ningún sindicato.
Hay bandas en las que el único que se beneficia es el que hace las canciones. Entonces ves a bandas con 10 ó 15 años, y no puede ser que el único que tenga guita sea el cantante.

-¿Sos consciente del camino que han trazado, que han hecho historia como artistas mendocinos?
-Ya nos olvidamos un poco de eso. Al principio estaba bueno, cuando nos decían que fuimos la primera banda de Mendoza que estuvo en MTV y esas cosas. Al principio uno hace música y quiere tener novias, que las chicas te miren en un bar, cosas típicas de adolescentes.
Pero de grande, cuando tenés la panza crecida y la cabeza muy revuelta, lo que más querés es la música y lo que hacés es por amor a la música. Ojala hubiera más bandas de Mendoza que estén tocando y girando y que sus canciones las esté escuchando mucha gente.
Es el sueño del juglar, ir de pueblo en pueblo cantando lo que pasaba en otro pueblo, no quedarse con su guitarra. A mí me aburre mucho y eso es lo que le pasó a Karamelo.
Tomamos cosas muy fuertes de Mendoza que nos sirvieron como herramientas universales para plantarlos, por ejemplo, en un pueblo de Hungría y cantar una canción y que un tipo la entienda, la cante o la baile. Creo que eso me agrada más que pensar que he sido un paradigma de Mendoza.

-¿Pero no te gustaría formar parte de un "panteón" de artistas mendocinos junto a Quino, por ejemplo?
-En todos estos años me he encontrado con miles de artistas de Mendoza que merecerían mucho más que yo estar en cualquier panteón. Yo acá en mi casa estuve con Antonio Tormo antes de morirse, y el viejo me dijo: "Grabemos una canción antes de que me vaya". Y a los 15 días el tipo se murió.
Eso es lo más importante. Prefiero que en 20 años un chico que hoy esté naciendo me invite a su casa y que la realidad artística de mis 70 años con sus 20 años sea la misma que yo tuve con Antonio Tormo, nada más.
Lo mismo me pasa con los Trovadores de Cuyo o con Dimi Bass, que mañana va a venir a grabar acá, vamos a hacer una canción juntos para su disco. Yo era fanático de Alcohol Etílico, antes de tocar en una banda. Para mí eso tiene más valor que una galería de la fama.

-¿Y no les gustaría sonar más en el país o hacer un show en River?
-Ojalá nosotros fuéramos una banda mucho más grossa tipo La Bersuit o los Cadillacs, y tuviéramos el aparato de promoción que ellos han tenido. Nos encantaría. Pero nos tocó esto. Antes de poder hacer un River y esas cosas está bueno viajar.
Hacer 12 mil km. no es fácil, todos los sabemos; se cayó un avión. Nosotros corremos ese riesgo y no es que nos creamos quijotes, conquistadores ni aventureros. Simplemente somos privilegiados y no nos quejamos.

Los Andes, 07 – 06 – 09

La Quinta Pata

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