Montevideo. Uruguay amaneció hoy al "Año Onetti" para reverenciar con diversas actividades al conocido escritor, pero también al hombre complejo y enigmático en el centenario de su nacimiento.
Justo en la fecha, el Ministerio de Educación y Cultura celebrará en el Paraninfo de la Universidad de la República una velada en que disertarán varios estudiosos de la obra del hasta ahora único uruguayo que ha recibido el Premio Cervantes (1980).
En el acto, amenizado por la savia vivificante del tango, esa suerte de mate musical que tanto amó Juan Carlos Onetti, se presentará el libro "Cartas de un joven escritor", que reúne su correspondencia con el crítico argentino Julio Payró 1937 y 1955.
Compilado por el investigador uruguayo Hugo Verani, el texto integra 63 cartas, un poema y tres telegramas, reveladores en su conjunto de las pasiones humanas e intelectuales del Onetti joven, desde la pintura hasta la escritura de William Faulkner.
Entretanto, la Casa de los Escritores del Uruguay organizará una mesa de lecturas de sus textos, y la Intendencia de Montevideo, el Centro Cultural de España y la Biblioteca Nacional proseguirán una ronda de conferencias sobre la obra del padre de la literatura urbana latinoamericana.
La Cinemateca Uruguaya, por su parte, mantiene en cartelera un ciclo de películas, documentales y entrevistas a Onetti.
De hecho, los actos y homenajes de hoy dan continuidad al Año Onetti, iniciado extraoficialmente hace más de un mes, cuando su hija María Isabel entregó a la Biblioteca Nacional el relato inédito "El último viernes".
De entonces a la fecha han sido múltiples las actividades en su recordación, entre ellas la presentación del CD "Dejemos hablar a Onetti", que en unos 40 minutos sintetiza más de 23 horas de entrevistas realizadas al escritor entre 1979 y 1989.
Seminarios, conferencias, un concurso de historietas, reediciones de sus obras, nuevos textos críticos y biográficos, aún enriquecerán el Año Onetti, tanto en Uruguay como en España y otros países latinoamericanos.
Desde un gigantesco retrato instalado en la azotea del montevideano Teatro Solís, un Onetti enigmático, sarcástico, diríase que burlón, contempla tantos ires y venires a través de sus gruesos lentes y bajo su inseparable sombrero borsalino, testigo excepcional de sus mil andanzas humanas y literarias.
PL, 01 – 07 – 09
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