domingo, 19 de julio de 2009

“Matar sin que se note”, una crónica novelada sobre la investigación del atentado a la AMIA

En esta entrevista, el especialista en temas de Medio Oriente Gustavo Perednik habló de su libro sobre el ataque a la mutual judía que hace 15 años dejó un saldo de 86 muertos.

En el libro "Matar sin que se note" Perednik, realiza una crónica novelada sobre la investigación del atentado al edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA, que hace 15 años, el 18 de julio de 1994, dejó un saldo de 86 muertos.

El título de esta novela histórica - como la definió el autor - tiene que ver con "la red de encubrimiento tejida durante la causa judicial que investigó el ataque terrorista" y que tuvo como única sentencia la anulación de lo actuado por la Justicia en casi 10 años y la absolución de todos los implicados.

Esa fue la denominada causa AMIA 1, reabierta parcialmente años más tarde para avanzar sobre una fracción de la denominada conexión local que ayudó a conseguir el coche bomba con que se perpetró el atentado; y a la que se sumó luego la causa AMIA 2 o "la investigación de los investigadores" que actuaron en la primera causa, viciada de irregularidades.

"Cuentas bancarias y viajes secretos habrían hecho imposible dilucidar las responsabilidades en el atentado iraní que prosperó con ayuda local, si no fuera por el excelente trabajo de unos 40 profesionales argentinos", afirmó Pereddnik quien destacó la labor del fiscal Alberto Nisman.

Al término de cada capítulo el autor incluyó un diccionario "poco convencional e irónico" -según consignó- en el que inventó palabras y términos en un intento por definir algunas cuestiones que, a su criterio, "se dan particularmente en torno a los ataques terroristas".

Es así que inventó el término "convivimar: cuando se intenta culpar a las víctimas por el hecho o convertir a la víctima en victimario", explica el escritor que precisó dos años para reunir el material que vierte en este volumen.
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"Eso ocurrió en el 11-S, con teorías conspirativas que señalaban a la CIA como responsable del atentado de 2001 a las Torres Gemelas en New York, o mucho antes en el caso AMIA, cuando se habló de que el estallido fue generado por artefactos explosivos que había dentro de la misma mutual por vocación de sus directivos", explicó.

Perednik realizó decenas de entrevistas que le sirvieron para sumar historias de vida en esta "crónica ficcionada", tal como se animó a definir más tarde a su libro, de a ratos sensiblero y de una ecuanimidad a veces borrosa por lo que describió como una "gran dificultad por no tomar partido".

En él contrapone los testimonios de las madres de Nahuel Acosta y Sebastián Barreiro, dos niños - el primero sobreviviente y el otro no - que ese 18 de julio pasaban por la puerta de Pasteur 663 unos minutos antes de la explosión, en pleno barrio comercial de Once.

Nahuel, llegado por primera vez ese día a Capital Federal desde Villa Bosch, una localidad del conurbano bonaerense, se soltó de la mano de Nicolasa, su mamá, justo enfrente del edificio y avanzó corriendo por la vereda sorprendido con alguna de las novedades que veía en su primer paseo por el centro porteño.

"La curiosidad de Nahuel les salvó la vida, pues cuando estalló la bomba, a las 9.53 de esa mañana, Nicolasa y el niño habían corrido los metros necesarios para estar fuera de peligro", reseñó Perednik.

Sebastián, en cambio, realizaba con Rosa, su mamá, el camino con que todos los días rodeaba a la mutual judía para llegar al jardín de infantes al que asistía, y con cinco años se convirtió en la víctima fatal más joven del caso AMIA.

Los personajes de Perednik conservan los mismos nombres y apellidos de la vida real: "esto no me evita dolores de cabeza y por eso tuve ayuda del departamento legal de Planeta - la responsable de la publicación - para prever posibles denuncias por calumnias que podrían traer la edición del libro".

Télam, 19 – 07 – 09

La Quinta Pata

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