miércoles, 16 de septiembre de 2009

El ser de la escritura

India Rodríguez

Guillermo Saccomano es periodista, escritor, guionista y preside el jurado del concurso literario "El mundo del trabajo", historias de vidas y relatos que organiza la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Neuquén.

Nunca voy a desprenderme de este departamento, asegura Guillermo Saccomano. Cómo irse del lugar donde habita sol. Más tarde, parece necesitar más sol aún y dice que viene atrasado con dos libros, que tendría que estar en Gessell escribiendo…

El autor de "Bajo bandera", afirma que le gusta hablar de literatura pero que su esencia lo bandea hacia la política. Por allí comienza la charla.

- Usted menciona una izquierda biempensante que tiene a emocionarse con el Guernica de Picasso y niega el bombardeo a Plaza de mayo en 1955.
- Esa es una situación muy común. No es sencillo entrar en las contradicciones que tiene la intelectualidad argentina, pero creo que hay un rasgo que ha marcado y definido a un sector muy tilingo, muy de derecha y es que siempre han mirado con admiración la cultura desde una perspectiva parisina. Es el viejo dilema que viene desde Civilización y Barbarie. La realidad argentina, es una realidad compleja, tiene que ver con la realidad latinoamericana y a la vez nuestro país tiene una trayectoria de lucha muy importante desde el sindicalismo. Nuestra historia es muy particular, no sé si todos los países de Latinoamérica la tienen, si bien tenemos rasgos en común. Ocurre que la lectura política se esquiva, esto se ve claramente cuando se habla de crítica literaria, es como que la literatura fuera una cosa autónoma, no se contextualiza demasiado. En este sentido, creo que hay dos grandes analistas de la literatura argentina, uno David Viñas, el otro Noé Jitrik. También considero modelo a Andrés Rivera y algunos pocos más.

- El cuerpo comprometido…
- Sí. El cuerpo comprometido con la historia, no se puede sacar el cuerpo al discurso. A veces pareciera que sí por que venimos de un golpe de Estado Pero pensemos que estos treinta mil desaparecidos no eran perejiles. Eran treinta mil productores de conocimiento. Acá hubo un proyecto de exterminio que no fue sólo contra los militantes en abstracto fue mucho más profunda la tarea de devastación que realizó la dictadura. Después de este exterminio vinieron las “democracias liberales” con sus planes económicos. Que produjeron un vaciamiento ideológico en la Universidad; los diez años que estuvo Shuberoff, la universidad alfonsinista, se paga y la intelectualidad argentina lo paga.

Tengo sesenta y un años y no es que me resista a hacer graffittis por ahí. Ya los hice cuando tenía quince; ahora creo que puedo aportar desde otro lugar, y es este. Si me dicen que mañana hay que ir a una escuela voy, porque a propósito de la lectura, creo que este es lugar más terrible desde donde se plantea más cruenta la batalla política, porque los docentes no leen. Este es el drama. Y uno dice, ¿por qué el docente no lee?
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En tiempos del Estado benefactor, hasta los sesenta tal vez, un matrimonio ideal estaba compuesto por un bancario y una maestra, esto constituía un paradigma. Ahora con lo que ha vivido nuestro país con décadas y décadas de infamia las docentes se han transformado en azafatas de la pobreza. Y los colegios no pueden ser comederos, me niego a que lo sean. Entiendo la necesidad del comedero pero el colegio tiene que cubrir otras funciones y los docentes tienen que encontrar nuevas metodologías de lucha. Decía nivelar hacia arriba y los docentes no leen, a la noche seguro que ven Tinelli…No pido que se lea literatura española del siglo XVI, pido que lean.

Están trabajando sobre materia fértil y los pibes no son pelotudos. Los pibes tienen las antenas paradas y todo está en cómo llegar a ellos, un pibe puede entender un cuento de Cortazar. Hay que enseñarles a leer, porque si leen serán libres de elegir otros modelos. El pibe que no lee, cuando lo detiene la cana no sabe cuáles son sus derechos, es así de elemental.

- ¿La lectura permite rasgar el velo del poder?
- Al poder hay que cuestionarlo desde todos los lugares. Si soy escritor tengo la obligación de cuestionarlo desde la escritura y por otro lado creo que el debate fundamental está planteado desde la lectura. Hay intentos de este gobierno que no se han valorado ni trascendido; por ejemplo: la iniciativa del gobierno de la Provincia de Buenos Aires a través de Mario Oporto se convocó a varios escritores, Piglia,, Daniel Link, Angela Pradelli, Elisa Calabrese, para que confeccionaran una lista de autores esenciales para llevar a los colegios secundarios. En esa lista está el Facundo, prologado por Piglia, a mí me tocó prologar el Juguete rabioso de Arlt. Es una colección prologada por autores y que un Ministerio de Educación organice esto me parece un buen síntoma. No es lo único y no creo que con esto estemos paliando las deficiencias del sistema.

Pero creo que esta experiencia que intentó el Ministerio de Educación de llevar los escritores a los colegios fue buena. Para los alumnos fue buena, pero para los escritores fue mejor. Es enfrentarse a un colegio que está destruido, un aula con problemas de conducta, pibes que vienen de hogares donde impera la violencia doméstica, el alcohol, etc. Esta experiencia es un choque de realidad para el escritor. Esta toma de conciencia hay que tenerla. La cosa no pasa por la Feria del Libro que es un bluf. Es una fiesta empresaria. Eso no tiene nada que ver con la cultura, con la lectura.

- ¿El ámbito académico le niega al escritor la posibilidad de reconocerse peronista?
Lo que pasa que el peronismo es como la bestia negra dentro de la cultura. A mí lo que me resulta atractivo de él, es que el peronismo construye artefactos. Si se piensa la obra de Tomás Eloy Martínez, su obra más importante, es la que está vinculada al peronismo; cuando se va de él su obra comienza a hacer ruido.

Cuando Tomás Eloy Martínez cuenta los sueños del General en la Novela de Perón, hay un gran escritor. El peronismo es una máquina de producir historia, todo el tiempo. El peronismo es tanto el revoque de Cristina, como Madonna Quirós a los tiros en San Vicente, o la historia de Felipe Vallese, el mismo Marechal, Leónidas Lamborghini y Libertad Dimitrópulos. Abarca mucho, de hecho me inspira mucha simpatía, aunque no me considero peronista, por que tiene que ver con esto. Lo que surja va a surgir de ahí.

- La contradicción Borges/Arlt, dice Ud. que es una contradicción maniquea y postula que una verdadera contradicción es Borges/Marechal.
Marechal no es un autor fácil, tampoco Borges lo es. En ese sentido tal vez lo es un poco más Arlt, en términos de prosa. Creo que las antinomias son falsas. Si uno piensa que Borges comenzó a publicar en Crítica, Historia Universal de la Infamia, tiene más conexión con la literatura popular que la que los ámbitos académicos reconocen. Historia Universal de la Infamia, está pensada a partir de cuentos de aventuras. Esos son sus orígenes; en su poesía si bien puede encontrarse cierta resonancia de cierta literatura inglesa, en ocasiones tiene que ver con lo criollo, con la milonga, con el acervo campero; también Borges por momentos busca una cruza entre la lengua plebeya y la lengua culta.

Borges se me tornó indigesto a partir del `76 y no lo pude leer más, recién en los últimos años lo retomé, porque es innegable el aporte que ha hecho a la lengua. Nos ha enseñado a leer a los escritores argentinos sin solemnidad. Poder agarrar un libro y leerlo por gusto, hay un rescate del gusto, de la aventura de leer.

Marechal, si bien tiene una formación clásica impresionante. Esta formación de alguna manera es satirizada. El final de Adán Buenosayres: “más solemne que pedo de inglés”. Con la irrupción del peronismo se produjo en la intelligentzia este tipo de divisiones. Partió todo y no sé si esto seguirá afectando a muchos intelectuales argentinos, pero creo que es una carga que tenemos y que arrastramos. El peronismo es un fenómeno que está ahí, lo tocás y te come. Entrás y no podés salir.

- Los presos de la U9 de Neuquén le preguntaron para qué sirve la literatura.
- Creo que sirve para compartir, la literatura como arte es solidaria. Creo que el arte debe ser solidario. Esto me lo decía Dal Masetto, él decía que cuando era pibe lo sorprendió y descubrió ciertos autores, y decía: ¡pucha aquél tipo le pasó lo mismo! Uno tiene quince o dieciséis años y leés El juguete rabioso, David Copperfield, Crimen y castigo, novelas de iniciación y decís hay alguien que piensa o que pasó por las misma experiencias. Creo que esto es lo que la vuelve invulnerable a la literatura.
Walsh, Marechal y el General Valle
- La carta a la Junta, El Poeta depuesto y la carta de Valle a sus fusiladores, son para mí textos ejemplares dentro de la literatura argentina. Son tres prosas, que proceden de autores diferentes, pero tienen algo en común. Me contaba Lilia, la viuda de Walsh que cuando él la escribía leía en voz alta y procuraba que cada frase tuviera una determinada resonancia casi de catilinaria. La carta de Valle es una carta más ciceroniana. Todas tienen como un acervo latino, de hecho Marechal era un poeta que frecuentaba los clásicos, pero me llama la perfección de la prosa siendo cartas que están escritas en instantes críticos.

- No hay calentura…
- No hay, pero sí. Es cómo está procesada. Valle está escribiendo a horas de ser fusilado; Walsh está escribiendo luego de que le mataron la hija y Valle está escribiendo en el ostracismo. Siempre me interesaron estas cartas y algún día habría que hacer un análisis de la genética de los textos para ver cómo funcionan. Para mí son textos ejemplares dentro de la literatura argentina.

El poder está interpelado en esos tres discursos. Marechal está planteando por qué fue prohibido, Valle por qué fue fusilado y Walsh, tal vez la más desoladora, tiene una proyección que llega hasta el presente. Lo que me interesa de esto, es que cuando se toca el tema Walsh se recorta su obra de denuncia o testimonio político en desmedro de su obra. Los cuentos de Walsh, son cuentos de una precisión absoluta. Entonces, uno se da cuenta que el gran escritor no va en contra de lo político, al contrario, lo levanta y apoya.

ACTA, 16 – 09 – 09

La Quinta Pata

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