El gobierno de Evo Morales encarga la construcción de barcazas y remolcadores, pero las autoridades del Astillero dilatan la respuesta.
Con fecha 7 de octubre la Empresa Naviera Boliviana – ENABOL, envió formalmente al Astillero Río Santiago (ARS) un pedido de cotización para la construcción de 16 barcazas fluviales, para ser utilizadas en el transporte de cargas de origen mineral en la Hidrovía Paraguay – Paraná.
El total del plan sería entre 400 y 500 barcazas, las que serían impulsadas por 35 remolcadores de empuje. El plazo para ejecutarlo llega hasta el 2020, en el cual el Yacimiento de Hierro del Mutún y las inversiones que en él se desarrollan, alcanzarían su máxima producción.
Se trata en realidad de la reiteración de dicho pedido de cotización, que fuera formulado originalmente hace ya más de un año, sin que a la fecha las autoridades del Astillero argentino se dignaran siquiera a responder.
Es el deseo del gobierno boliviano contratar a la Argentina y al Astillero Río Santiago para la construcción del total o la mayoría de las barcazas. La principal razón para ello es el carácter estatal del Astillero y su exitosa resistencia a las privatizaciones en los '90s. Pero a pesar de ello el ARS se abstuvo de cotizar en su momento.
Demostración contundente de la firme voluntad política del gobierno boliviano de arrancar a fondo con el proyecto es la oferta de pagar de contado y por anticipado las primeras 16 barcazas y los primeros 2 remolcadores antes del 30 de noviembre de 2009, con la partida ya asignada y disponible del presupuesto nacional boliviano. Esto representa para el Astillero un ingreso de U$ 13.600.000 antes de 45 días a cuenta de 16 barcazas. Mientras que el total del trabajo sería de 400/500 barcazas en 10 años, es decir, U$ 360/450 millones. Expresado en puestos de trabajo, estamos hablando de 500 puestos de trabajo calificado durante 10 años.
En un contexto internacional marcado por la “crisis financiera mundial”; mientras que a nivel local las cuentas de la Provincia no atraviesan por su mejor momento, la falta de voluntad de las autoridades del Astillero respecto de la construcción de las barcazas y remolcadores para Bolivia es una actitud irresponsable y cuanto menos incomprensible.
Oro Negro, 25 – 10 – 09
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