Isaac Yuyo Rudnik
Para hablar de los desafíos que hoy tenemos los que creemos que es indispensable la construcción de un espacio progresista a la izquierda del kirchnerismo, son necesarias algunas precisiones de contexto que corrijan ciertas argumentaciones que contribuyen a la confusión.
La primera pasa por la identificación sin beneficio de inventario histórico entre la identidad peronista y el Partido Justicialista. El Movimiento Nacional creado por el General Perón, como es sabido contuvo desde su surgimiento a una diversidad de sectores de diferente extracción, algunos existentes precedentemente y otros que crecieron en el curso de su desarrollo, pero todos con la firme decisión de disputar con sus ideas en el Movimiento. Como no podía ser de otra manera, en distintas etapas, surgieron en su interior fuertes corrientes progresistas y de izquierda que sufrieron los embates de la derecha de afuera y de adentro del propio Movimiento. En los años 70 después de la muerte de Perón, de la mano de Isabel, López Rega, la triple A, y la economía dirigida por Celestino Rodrigo y Emilio Mondelli, se pone en marcha un nuevo plan para vaciar el Movimiento Nacional de contenido popular y ponerlo al servicio de los intereses dominantes, que tendrá múltiples vasos comunicantes con los objetivos de la dictadura, que en los años posteriores asesinó a decenas de miles de luchadores, muchos de ellos activos dirigentes y militantes que conformaban la tendencia revolucionaria del peronismo. En el regreso a la democracia en 1983, la dirigencia del Partido Justicialista apareció definitivamente ganada por conducciones que, con distintas variantes, van a tener en común su compromiso con los proyectos que en cada etapa fueron impulsando diferentes fracciones de la oligarquía y el imperialismo. Consecuente con esto, fueron quedando al margen de las conducciones y de todo ámbito de decisión de la cúpula del justicialismo, todos los militantes y dirigentes que intentaron sostener con coherencia las banderas históricas que le dieron origen al Movimiento, consolidándose con Menem y Duhalde la nefasta estructura actual del PJ. En la Unión Cívica Radical, alejada desde hace varias décadas de las originarias concepciones nacionales y democráticas de don Hipólito Yrigoyen, resurgió una fugaz esperanza de reencuentro con esas ideas fundacionales en la campaña electoral alfonsinista para las lecciones de 1983, que fue rápidamente clausurada por su propio mentor, con la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida y el giro a la continuidad de los planes económicos iniciados durante la dictadura.
Analizando el proceso político de la segunda mitad del siglo XX en muchos países latinoamericanos, se observaba la existencia de dos o tres grandes partidos (alguno de ellos de origen nacional-popular) que durante décadas mantuvieron un fuerte caudal electoral, sobre la base de clientelismo y de todo tipo de maniobras y mecanismos electorales amañados, que convierten en caricaturas los mecanismos de la democracia. Todo esto para producir una falsa alternancia, que les permitió darles continuidad a los modelos afines a los intereses de las minorías, camino no muy distinto al que en nuestro país, desde el regreso a la democracia transitan el Justicialismo y la UCR.
Leer todo el artículoRespondiendo a un generalizado reclamo de renovación política, de la mano de partidos que habían luchado desde el llano durante décadas, o como consecuencia de la implosión de los existentes, desde finales del siglo pasado llegaron a los países de la región una serie gobiernos progresistas que oxigenaron la asfixia política existente. Un pedido desesperado de cambio recorrió nuestro país en las jornadas de diciembre de 2001, atravesó todo el año 2002, y fue retomado en 2003 por Néstor Kirchner, que aunque llegado a la presidencia de la mano del PJ, su gobierno ganó rápidamente credibilidad popular entre 2003 y 2005 tomando medidas de ruptura con el modelo neoliberal, y asumiendo el compromiso expreso y público de no volver jamás a “esas estructuras corruptas”. Sin embargo, desde la segunda mitad del 2006 en adelante – primero lentamente y después cada vez más rápido – la pérdida del alto consenso alcanzado en esos dos primeros años, se fue dando en forma proporcional a los avances en dirección a su reingreso al PJ. Salvando las distancias Kirchner vuelve a caer en la trampa que en los 90 hizo naufragar a la oposición de centroizquierda. Es que mas allá de las ambigüedades programáticas producto de su débil convicción sobre la debacle inevitable de las ideas neoliberales, el fracaso del Frente Grande-Frepaso como espacio alternativo, devino principalmente de su compromiso con la UCR en la instalación de la Alianza, lo que marcó el regreso al juego para intentar consolidar una democracia restringida, de aquella dirigencia que había iniciado el camino de ruptura, con la constitución del grupo de los 8 en la primera época menemista.
El debate sobre los métodos, los perfiles, las alianzas, y las pautas programáticas para construir un espacio político opositor a la izquierda del kirchnerismo – que genéricamente y sin pretensión de rigurosidad podríamos caracterizar de nacional y popular – fue creciendo de menor a mayor hasta instalarse hoy como uno de los más importantes en la realidad política nacional. Cobró impulso inmediatamente después de las elecciones presidenciales del 2007, en las que si bien se produjo un holgado triunfo de Cristina, ya no se podían ocultar los signos de deterioro de un modelo kirchnerista atravesado por decepcionantes inconsecuencias; pareció quedar relegado, pero sólo lo fue en los debates públicos, durante la dura batalla por las retenciones móviles; y se aceleró y profundizó en el primer semestre de este año al calor de la conformación de las alianzas electorales para las legislativas del 28 de junio. Durante estos casi dos años, la discusión giró primero alrededor de si existía un espacio de envergadura a la izquierda del gobierno que justificara la instalación de una expresión política que lo representara, y después de la derrota de la 125 el debate versó sobre la validez de una política “que dividía las fuerzas populares ante el reagrupamiento de la derecha”. Un conjunto de fuerzas políticas y sociales, junto a personalidades provenientes de distinta tradición ideológica y de una diversidad de actividades, convencidos de la posibilidad y la necesidad de esta construcción, nos empeñamos en transitar este camino alcanzando alentadores resultados en las últimas elecciones legislativas, principalmente en la Ciudad Autónoma y en la Provincia de Buenos Aires. Resultados que no solo mostraron la existencia de un importante espacio político que está lejos de haber llegado a su techo, sino que potenció y visibilizó el accionar de los legisladores que lo representan en el parlamento nacional, que están jugando un importante rol a la hora de sumar los apoyos imprescindibles, sin los cuales no podrían convertirse en leyes los proyectos más progresistas a los que la derecha se opone rabiosamente.
Si bien hoy estas expresiones tienen todavía carácter regional, siendo que en ciertas provincias no estamos juntos todos los que sí nos unimos en otras, y en algunas de ellas no logramos aun confluir en una sola representación, hay importantes aspectos que hablan de rasgos comunes a nivel nacional. Estos pasan: por la participación de sectores que en estos años fueron críticos o fuertemente opositores al gobierno, y otros que convocados para construir un nuevo proyecto político desde una construcción transversal alternativa al PJ y la UCR, fuimos activos participantes del proyecto kirchnerista en los primeros años, y nos retiramos cuando ese camino quedó trunco; por la confluencia sin prejuicios ideologicistas de todos aquellos que vemos este camino como el único posible para contener el avance de la derecha; por la idea común que tenemos que construir una fuerza política que sea capaz de instalar una propuesta electoral potente, y a la vez tenga la fuerza social suficiente para defender en la calle la recuperación de los derechos populares; por la necesidad de construir un programa que exprese las aspiraciones de profundizar la democracia y terminar definitivamente con las lacras de la pobreza y la exclusión que siguen padeciendo millones de compatriotas. Quizás mantenemos entre nosotros algunas visiones distintas respecto a cuanto contribuyó el kirchnerismo al desarrollo de una alternativa al neoliberalismo de los 90; si dentro de las pautas programáticas a desarrollar debemos poner el acento en tal o cual aspecto; si la crisis económica internacional ya tocó fondo o seguirá un curso cada vez más profundo que impulsará al gobierno a aplicar medidas de ajuste; y otras. Pero tenemos claro que estas diferencias son secundarias respecto a lo principal: que es el rechazo común a ser cómplices partícipes de cualquier retroceso hacia un bipartidismo esterilizante de todo proyecto consecuentemente nacional y popular.
Desde Libres del Sur contribuimos a poner en pie en la Provincia de Buenos Aires a Nuevo Encuentro, junto a un conjunto de fuerzas políticas y sociales. Nacimos disputando con el PJ encabezado por Néstor Kirchner, con el properonismo de Macri, de de Narváez y Felipe Solá, y con el panradicalismo de Cobos-Carrió-Morales. Para el tiempo inmediato nuestro desafío pasa por ampliar la unidad con todos los que ya estamos en este camino desde diferentes propuestas y con los que quieran empezar a transitarlo, dispuestos a profundizar su rumbo.
Y vamos hacer todos los esfuerzos necesarios para llegar a unirnos con compañeros y compañeras del campo popular que hemos y no hemos compartido espacios y representaciones políticas y/o sociales en los últimos años, que provenimos de distintas corrientes políticas e ideológicas, sabiendo que es muy importante para nuestro presente y futuro, poder unirnos con las expresiones populares de extracción radical y peronista que no se sienten representados por los dirigentes comprometidos con los intereses de las minorías, bajo el objetivo común de alumbrar una alternativa de alcance nacional, que recogiendo las mejores tradiciones nacionales y populares, supere el corsé de las anquilosadas propuestas del PJ y la UCR, ya sea que se presenten abiertamente o cubiertas de nuevos disfraces de época.
Movimiento Libres del Sur, 19 – 10 – 09
La Quinta Pata
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