Carta Abierta Mendoza
Después de la sanción de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, surgida y elaborada por el requerimiento y con la participación de múltiples sectores del pueblo argentino y aprobada por una amplia mayoría de votos en ambas cámaras del Congreso Nacional, los monopolios mediáticos y sus empleados continúan con la misma metodología previa a la sanción y promulgación.
Utilizan toda su artillería para descalificar a la ley sin referirse a la ley misma, atacan a las instituciones de la democracia y ocultan que esta ley no solo abre el abanico a múltiples oportunidades sino que además garantiza que numerosos sectores puedan acceder a generar, intercambiar y recibir información como así también a expresarse en forma democrática y plural.
Los multimedios hiperconcentrados, con una reacción histérica y desproporcionada - dado que se sienten dueños de la palabra y consideran a las mentes y al patrimonio de los argentinos como de su exclusiva propiedad - reiteran insistentemente sus cuestionamientos que, con una violencia e hipocresía inusitadas, van tomando distintos pretextos según las circunstancias y en realidad solo responden a la premisa: "lo que no favorece al poder concentrado y trata de limitarlo no es democrático".
No importa que no haya existido previamente en la historia argentina otra ley de tratamiento más plural y participativo desde su surgimiento hasta su sanción que esta. Mienten, inventan, deforman la realidad en su objetivo de preservar privilegios obtenidos a través de una dictadura genocida y del neoliberalismo a ultranza del menemato, y ponen de manifiesto una profunda contradicción cuando se autotitulan paladines de la democracia y de la libertad de expresión. No es posible ser democrático deslegitimando al Congreso como ámbito del debate y sanción de una ley que cumplió con todos los requisitos constitucionalmente establecidos. Lo que en realidad hacen es encubrir tras las banderas de “la defensa de la libertad de expresión” una ciega defensa de sus particulares intereses económicos.
Valga como botón de muestra la actitud corrosiva del periodismo deportivo y de los medios para con la selección nacional de fútbol y su D.T. (recordemos el respaldo de Maradona a la nueva ley de Medios Audiovisuales), lo que generó la acalorada reacción del técnico y todo su plantel, hartos de soportar descalificaciones y ofensas.
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