lunes, 16 de noviembre de 2009

Calumnia, un libro imprescindible

Delfina Acosta

El libro Calumnia, escrito por Michael Lillis y Ronan Fanning, es uno de los mejores que se ha escrito sobre la figura carismática (y al mismo tiempo calumniada por la historia y la prensa extranjera) de Madame Lynch. El texto fue publicado por la editorial Taurus del grupo Santillana.

Si bien se indica en el prólogo que el texto tiene como finalidad tocar la figura de Madame Lynch y no pretende analizar la guerra que libró Paraguay contra Argentina, Brasil y Uruguay, estoy en condiciones de afirmar que sigue apasionadamente los pasos del Mariscal Francisco Solano López cuando él deja Asunción para dirigirse a Humaitá y terminar sus días, lanceado (según versiones de la época) por los brasileños, en las orillas del Aquidabán.

Quedan todos los registros y partes de guerra puntillosamente anotados en el libro Calumnia, de manera que el lector podrá tener una lectura revisada, ampliada y mejorada de la Guerra de la Triple Alianza.

El inicio del documento histórico embelesa, por cierto, pues trae preciosidades como “Cuando en 1855 Elisa Lynch desembarcó por primera vez en el puerto de Asunción llegaba a un país donde la posición de las mujeres era única en comparación con cualquier estándar del mundo de esa época...”

El lenguaje
La calidad de cualquier libro se mide por el lenguaje, por las frases, por la comunicación libre de retóricas y redundancias que el escritor intenta dar, casi confiar a su destinatario: el lector. Estamos ante un lenguaje fluido, culto, que atrapa desde la primera página, haciendo que la historia contada sobre Madame Lynch tenga, por momentos, una mixtura, un sabor casi literarios.

Aporta la urgencia de leer, leer, leer...

¿Pero quién era esa mujer, nacida en Irlanda y de formación francesa, sino la prostituta, la que sembró en la parentela del Mariscal López un rechazo total, pues venía, según los rápidos de lengua, los chismosos del Palacio, de los burdeles de París? Enigma.

Su padre era un médico. Ella estaba separada de un tal Quatrefages cuando conoció al Mariscal. Esto es lo básico y, por lo tanto, lo inmediato.

Héctor Varela, que firmaba con el seudónimo de Orión, fue el periodista más famoso de Buenos Aires y no tenía sino palabras que condensaban fantasías sensuales acerca de Elisa. En realidad, la prensa extranjera la convirtió en la mujer más famosa de Argentina y Brasil por su (supuesto) apetito de riqueza y su afán sanguinario.
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Se la trató de prostituta, de ser la culpable de llevar al Paraguay a una guerra innecesaria, pues tenía influencia, ciertamente, en muchas decisiones de López.

Era hermosa, gustaba de las veladas musicales, alentó el uso, en las costumbres paraguayas, de los tocados de piedras, las vaporosas sombrillas, los sombreritos de paja con flores, tules y cintas y enseñó a las paraguayas que no existe un único medio de peinarse.

Elisa apoyó la realización de funciones teatrales privadas y parece haber tenido su propio teatro en su casa del centro de la ciudad.

Pero fue una figura sobre la que cayó el estigma del odio. Cierto es que acumuló una gran fortuna en propiedades convirtiéndose en una mujer acaudalada que despertaba envidias y enconos.

Nació en Irlanda; eso lo sabemos. Y de Irlanda viene este pormenorizado estudio sobre las circunstancias que le tocaron vivir a la concubina de López. El texto arroja una visión más a tono con la historia, o la realidad, sobre los hechos, sucesos y circunstancias que rodearon la existencia de la Lynch.

No era un monstruo de maldad como la pintaban sus enemigos. Era un ser humano que, por el hecho de venir del otro lado del mar (era una extranjera no española), provocó extrema antipatía y odio entre las señoras de cierta posición social. Acaso ellas, víctimas de un círculo muy opaco y deslucido, envidiaban su estilo y sofistificación así como su grande y glamoroso guardarropas surtido con prendas de París.

La Lynch es una figura digna de ser llevada al cine.

Con su ropa de gala hecha jirones, víctima de la burla y del escarnio, la glamorosa “prostituta” de López había sido construida a base de caricaturas licenciosas y a un periodismo lascivo en cada uno de los tres países enemigos, especialmente, en el Brasil y en la Argentina.

Pero fue ella la que se alzó contra los brasileños y los obligó a dejarle cavar otra tumba para sus seres amados, incluyendo López, el tirano, el innombrable, el hombre más odiado por los brasileños, salvándolo de la mutilación.

Valga la redundancia, pero debo decir que la guerra contra la Triple Alianza se perdió de entrada nomás. En el año 1865, los brasileños liquidaron al Ejército paraguayo en Riachuelo. A partir de entonces, la Marina brasileña inició un bloqueo a lo largo del Río de la Plata. En resumidas cuentas, los paraguayos que ya habían pagado o cerrado contratos de importación de suministros bélicos a Europa, se quedaron con las manos vacías y en poder de los enemigos. Y apenas comenzaban los ataques.

¡Qué guerra suicida!


Un poema de Zulma Nicolini Rollano
Indelebles

Y me interno en la lluvia
en ella voy dejando
las huellas que no quiero
las huellas que no guardo.

Pero persisten fieras
se aferran a mis pasos,
el agua que las lava
se transforma en escarcha.

Y me interno en la lluvia
Porque la lluvia es mansa
aplaca los recuerdos
purifica las lágrimas
transparenta los sueños,
los que nacen del alma.

La lluvia que me abraza
no pronuncia palabras,
es ángel que sumerge
mi temblor en sus brazos.



ABC Digital, 16 – 11 – 09

La Quinta Pata

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