Adriano Prandi/Juan Mascaró
México. Desde el 26 de octubre, más de un centenar de campesinos indígenas tzotziles, provenientes de los altos de Chiapas, se instalaron en la puerta de la catedral de San Cristóbal de las Casas para denunciar ante la ciudad, el estado y el país el feroz hostigamiento militar que han venido sufriendo en los últimos meses.
Son miembros de la Organización Campesina Emiliano Zapata- Región Venustiano Carranza (OCEZ-RVC), mediante la cual se han mantenido en resistencia los últimos treinta años en torno a un reclamo primordial y absolutamente justo: la tierra que les pertenece.
En el último mes han sufrido varias incursiones de militares y policías, en las que fueron detenidos tres campesinos, mientras que otros dos murieron en un accidente automovilístico ocasionado por un vehículo policial. "Fuera militares y cuerpos policiales de las comunidades" se lee en una bandera de cara al palacio municipal. Por detrás, se levantan algunas tiendas de campaña, improvisadas para guarecerse de la gélida llovizna de noviembre. "De aquí no nos moverán hasta que nuestros compañeros queden en libertad", dice con voz firme un hombre de rostro curtido y mirada serena. Y agrega: "Nosotros no somos criminales, somos gente sencilla y de trabajo. Sólo pedimos que nos dejen tranquilos para así poder hacer producir nuestras tierras".
El plantón se mantiene a pesar de las presiones del gobierno estatal y municipal. Se insiste en que los campesinos desalojen la plaza por la que atraviesa el circuito turístico de la ciudad. "Aún así, la gente nos apoya. Del mismo pueblo nos traen comida y ayuda", aclara otro compañero. La imagen de paz que intenta difundir en Chiapas el gobierno de Juan Sabines (PRD), se desmorona con la presencia de refugiados políticos en el centro de San Cristóbal. Tal paz no existe. El hostigamiento militar y paramilitar que asedia a las comunidades crece en todo el estado.
La Organización Campesina Emiliano Zapata existe desde inicios de los años ochenta. Es una de las más antiguas y combativas en Chiapas. Los indígenas de la zona de Venustiano Carranza fueron despojados de sus tierras en tiempos del gobierno de Porfirio Díaz, a fines del siglo XIX, y desde entonces luchan por ellas. Luego, la Revolución repartió legalmente predios que nunca fueron cedidos en la práctica por los terratenientes. En los años setenta, los comuneros ejecutaron dicha ley tomando las tierras. Los finqueros respondieron asesinando a dirigentes campesinos, entre ellos a Bartolomé Martínez Villatoro, uno de los comisariados más populares de la comunidad tzotzil.
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