Emilio Marín
Sin ser lo único que ocurre en este país, el escenario porteño se llevó las luces de la semana. El escándalo de espionaje ha sido como un misil que pegó bajo la línea de flotación del jefe de gobierno de la ciudad.
Se sabía que la red de espías organizada por Mauricio Macri en la Capital se había constituido en un gravísimo affaire político. El juez Norberto Oyarbide, calificando aquella red como "Gestapo", le dieron mayor relevancia aún.
Por eso Macri, en el apresurado regreso desde Madrid, le dedicó al magistrado furibundas críticas, como que hacía acusaciones "temerarias".
Pero el ingeniero, en vez de enojarse tanto con el juez, el jefe de Gabinete y la presidenta de la Nación, debiera hacerlo consigo mismo y su círculo áulico. Es que de allí surgió el nombramiento de Jorge "Fino" Palacios como jefe de la nonata Policía Metropolitana y, tras el traspié de este, de Osvaldo Chamorro como el natural reemplazante.
El primero, Palacios, está procesado y preso por espionaje, sin que se le concediera la excarcelación porque se supone, razonablemente, que en libertad podría obstruir la causa. El segundo, Chamorro, fue despedido luego que el escándalo aumentara al descubrirse computadoras suyas con información de inteligencia sobre legisladores de la oposición, empresarios y el millonario jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Estos espías de cuarta portan apellido anglo como James, o bien bautizan a sus compañías con reminiscencias de la CIA o el británico MI6. El allanamiento donde Oyarbide gritó "bingo" sobre la computadora de Chamorro se realizó en Strategic Security Consultancy, una de las varias empresas de seguridad de esos prósperos comisarios.
Leer todo el artículo La impunidad o imprevisión de los aprendices que se creían James Bond, hizo que el jefe policial que se llama Osvaldo tuviera una carpeta a nombre de Osvaldo en su computadora. Tanta estupidez puede tener que ver con que las fuerzas militares y policiales en Argentina nunca le tuvieron demasiado aprecio a la inteligencia. Los datos sobre sus enemigos, los movimientos sociales, políticos y armados en los ´70, los obtuvieron básicamente torturando y masacrando cuerpos. La picana les dio la info que su poca inteligencia no podía lograr.
Palacios y Chamorro descienden de ese mediocre árbol genealógico, aún cuando, para Macri, aquel haya sido "el policía más condecorado".
Dejando de lado las pasiones políticas, el dato objetivo es que el líder del PRO en el distrito tenía como principal promesa de campaña en 2007 crear la policía propia. Pero ya antes de parirla, sus dos primeros jefes han sido echados, uno de ellos está preso y el otro cortando clavos para que no le ocurra lo mismo. Si esta es la eficacia de la gestión del PRO, que el niño Mauricio vuelva a sus empresas o a Boca, porque la presidencia de la Nación le quedó casi inalcanzable.
Verbo equivocarse
El verbo más difícil para conjugar para un político es equivocarse, en primera persona del singular. A lo sumo, algunos, conjugan de vez en cuando la primera persona del plural, pero la mayoría de las veces lo hacen en tercera persona del plural. "Ellos se equivocan" es lo que les sale naturalmente, o sea acusan a otros.
Macri, que tampoco es un hombre de muchas luces pese a sus estudios en el Cardenal Newman, no es la excepción. En este asunto ha rehuido hacer la autocrítica que le corresponde por ser el jefe de la administración citadina y también porque fue quien llevó a Palacios a la naciente policía. Esa serpiente llevó a su vez sus crías y puso sus huevos, empollándolos hasta formar un grupo con aires gestapianos.
El PRO sostuvo contra viento y marea al cuestionado comisario que hoy es otro inquilino de un pabellón en Marcos Paz. Macri llegó a decir que el ministro Guillermo Montenegro había estudiado todas las causas que se le imputaban a "Fino", como la de la AMIA, y no había hallado nada serio. Los conocedores de la causa vaticinaban que en poco tiempo más aquel terminaría preso. Y así fue. ¿Qué habrá leído Montenegro?
Al sacrificar esa pieza, el ingeniero mintió con que el jefe policial se había ido por razones particulares, aunque estaban a la vista las llamas del incendio que lo consumía. Macri le agradeció el paso al costado como si el ausente hubiera sido una gran persona, una suerte de Teresa de Calcuta.
¿Por qué tanta obstinación en sostener al policía de la represión en diciembre de 2001? ¿Y por qué tanta continuidad con Chamorro?
Una respuesta posible sería que Macri se encariña con sus subordinados y no los elige bien. Si así fuera, no tendría las condiciones de liderazgo para ocupar la más alta función pública. Pero hay otra hipótesis peor: los sostuvo porque ambos comisarios, así como James y otros 30 agentes de inteligencia provenientes de la Federal, eran la estructura de espionaje armada por el propio jefe de gobierno.
Si esto fuera así – es lo que piensa mucha gente, incluido este cronista – Oyarbide no solo tendría que pensar los pasos a seguir respecto a Chamorro y otros que están abiertamente en la línea de investigación, con las manos en la masa. Tendrá también que tirar de la piolita hacia arriba, hacia los responsables políticos de la "Gestapo".
En vez de conjugar el verbo mencionado en primera persona, Macri volvió recargado de España y en conferencia de prensa acusó al gobierno nacional de querer "ir por la ciudad de Buenos Aires". Antes había asegurado que James era un "infiltrado" de los K, una mentira que se cayó cuando Palacios confesó a "La Nación" que lo había recomendado él.
A Macri no pueden defenderlo ni siquiera los pensadores de la derecha. Rosendo Fraga, buscando una hipótesis benigna, sentenció: "pareciera que el gobierno porteño confió la organización de su fuerza policial a un equipo que constituía una empresa de seguridad privada".
Tanto mezclar el patrimonio público con el grupo familiar Socma, bien pudo confundir la fuerza pública policial con las agencias privadas de espionaje de Palacios-Chamorro.
Muy rezagado
Un líder político de talla, si es cuestionado en democracia, concurre a la interpelación y dice lo suyo. Es lo que le reclamaban los bloques opositores de la Legislatura al jefe del PRO, y también la opinión pública, que quería explicaciones a tantos cuestionamientos. Pero ni los legisladores ni la porteñidad tuvieron éxito: el jefe mandó a Montenegro a que contestara por él. El ministro debió haberse ido a su casa, relevado del cargo, luego de proteger y ser el responsable del que dependían los dos comisarios de marras.
No dar la cara cuando hay dramas parece ser una marca registrada del macrismo. Viajar al exterior cuando las papas queman, otro tanto. Al final le resulta peor, porque de tomarse fotos con el rey Juan Carlos en Madrid tuvo que volver como los bomberos, con poca presión de agua en la manguera.
El cuestionado ha asegurado que en diciembre verá la luz la Policía Metropolitana. Habrá que aguardar, pues un sector de la derecha (Fraga) le sigue recomendando no duplicar la fuerza policial sino llegar a un acuerdo con el PEN y emplear en la ciudad una parte de la Federal.
Pero aún suponiendo que ese parto se produzca, no será con felicidad y buenos augurios. La Metropolitana no alumbrará con el prestigio del Regimiento de Patricios o de Granaderos a Caballo. Tendrá una mácula muy fuerte y parecida a la de la Federal y la Bonaerense, que no están muy prestigiadas que digamos luego del último caso de un joven en coma, golpeado en el recital de Viejas Locas.
El designado nuevo jefe policial, Eugenio Burzaco, fue presentado como un paso adelante porque se trata de un civil. Pero fue asesor del gobernador neuquino Jorge Sobisch, al momento del asesinato del maestro Carlos Fuentealba en abril de 2007. ¿Será otro caso de "100 por ciento preparado"?
Un dato importante que revela el rezago de Macri en la carrera que le importa hacia la presidencia en 2011, es que su socio nacido en Colombia ha resucitado aspiraciones presidenciales. Francisco de Narváez, como se informó aquí varios meses atrás, tenía en stand-by su postulación. Sus asesores pensaban la estratagema jurídica para sortear el inconveniente legal de que hubiera nacido en la tierra del café y bases militares gringas.
El diputado electo salió a blanquear que puede ser candidato a ocupar el sillón de Rivadavia porque tiene la nacionalidad argentina. No era el acuerdo anterior dentro de Unión-PRO, según el cual el "Colorado" iría por la gobernación en La Plata y Mauricio que es Macri por la presidencia. El millonario colombiano es un tiburón que ha olido sangre derramada por el macrismo y amaga atacar a ese cardumen, cuando se suponía que el objetivo de todos era despedazar a los Kirchner.
En la a veces cínica sociedad argentina, sin llegar a los extremos cuáqueros estadounidenses, los presidenciables tienen que dar una imagen familiera. También en este punto la candidatura de Macri se ha deshilachado, con su cuñado parapsicólogo baleado luego de denunciar espionajes y aprietes de Franco Macri; con su ex cuñada Marie France Peña declarando que el espionaje era el "modus operandi" habitual de los Macri, etc. Como expresó, lapidaria y divertida, Sandra Russo, en su programa de radio Nacional, "¡qué familia!".
La Arena, 22 – 11 – 09
La Quinta Pata
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